El maratón masculino fue la última prueba de atletismo de los Juegos Olímpicos. Se presentó un día más caluroso de lo esperado, con una temperatura entre 23º y 25º, que afectó de forma negativa a todos los participantes.

El equipo keniano tenía todas las responsabilidades de la carrera, dado que han marcado los mejores registros durante los últimos años en esta prueba. Estaba liderado por Abel Kirui, bicampeón mundial en las dos últimas ediciones de Berlín y Daegu. También era muy destacable la presencia de Wilson Kipsang, autor de la segunda mejor marca de maratón de todos los tiempos, 2h03m42s, y ganador este año del maratón de Londres, en la que participaban los mejores corredores de la distancia y que representaba la antesala de estos Juegos. Otro de los grandes equipos más susceptible de considerar era el etíope. Sus tres jóvenes componentes habían bajado este año de 2h05m en el maratón de Dubái. Estaban liderados por Ayele Abshero.

La carrera comenzó a ritmo lento, pero Kipsang, acostumbrado a otras velocidades alentadas por los corredores liebre de las grandes maratones europeas, decidió poner fin al baile. Cubrió el tercer parcial de cinco kilómetros en unos estratosféricos 14m11s y lógicamente dejó atrás al grupo delantero. La escapada duró hasta el kilómetro 27, en el que fue cazado por Kirui y el ugandés de origen keniano Stephen Kiprotich. Kiprotich, un desconocido para todos nosotros cuya única referencia es su noveno puesto en los Mundiales del año pasado de Daegu, venía muy fuerte y en el kilómetro 36 se deshacía de sus perseguidores para ganar en unos buenos 2h08m01s. Completaron el podio Kirui y Kipsang.

Sorprendentemente, ninguno de los tres etíopes pudo terminar la carrera, protagonizando una debacle. Los tres españoles tuvieron una actuación meritoria dadas las circunstancias climatológicas. Castillejo fue 24º, Cáceres fue 31º y Hernández fue 34º. Sus marcas estuvieron entre 2h16m y 2h17m.