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La crisis angloargentina

Gigantesca manifestación en Buenos Aires de apoyo a la Junta Militar

Una gigantesca manifestación popular de apoyo a la reconquista de las islas Malvinas se celebró ayer en el centro de Buenos Aires, coincidiendo con la intensa actividad negociadora desarrollada en la capital federal argentina por el secretario de Estado norteamericano. Las gestiones de Alexander Haig no habían producido resultados aparentes cuando quedaban poco más de veinticuatro horas para el comienzo del anunciado bloqueo británico del archipiélago.Viene de la primera página

La manifestación fue convocada para que coincidiera con la entrevista que celebraron durante la mañana de ayer en la Casa Rosada el presidente argentino, general Leopoldo Galtieri, y el jefe de la diplomacia norteamericana.La totalidad de los partidos políticos y centrales sindicales se sumaron a esta convocatoria. Muchas personas pernoctaron en la histórica plaza de Mayo para ocupar los mejores lugares, y decenas de miles de argentinos se concentraron en ella portando banderas azules y blancas y gritando incansablemente "¡Viva la patria!".

Mientras tanto, los diez países de la CEE decidió ayer interrumpir las importaciones de productos argentinos y en Londres existe gran tensión a medida que se aproxima el momento en que los submarinos británicos se acercan a las costas de las Malvinas.

El Gobierno argentino condenó ayer las medidas adoptadas por la CEE alegando que "violan los principios económicos internacionales", y anunció que "apelará a la solidaridad de los países en vías de desarrollo para que se asocien a las reclamaciones que presentará ante las instancias internacionales". El Gobierno cubano anunció ayer su apoyo a Buenos Aires.

La Marcha de las Malvinas, que los niños argentinos aprenden en la escuela, y el himno nacional fueron cantadas una y otra vez por la multitud. Las pancartas dejaban pocas dudas sobre los sentimientos de los manifestantes: "Soberanía o guerra", "No ceder" y "Muerte a los cerdos de la Thatcher" eran algunas de ellas.

Enronquecidas de tanto gritar "Ar-gen-ti-na", muchas personas no podían contener las lágrimas al cantar el himno nacional. Tampoco faltaron momentos de humor entre los manifestantes, que con frecuencia se ponían a brincar al ritmo del estribillo "Uno, dos y tres, el que no salte es un inglés", o que coreaban eslóganes como "Haig, Haig, Haig, esto es lo que hay", o "Si los ingleses vienen con la flota, nosotros no estamos en pelotas".

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El general Galtieri advierte a los británicos: "Si quieren venir, que vengan: les presentaremos batalla"

Las minorías étnicas argentinas, desde los armenios hasta los españoles o chilenos, estaban presentes en la plaza de Mayo. El influyente centro gallego de Buenos Aires se adhirió a la manifestación y varias banderas españolas eran visibles en la misma. El presidente de la República tuvo que salir al balcón de la Casa Rosada, una vez finalizada su entrevista con el secretario de Estado norteamericano, ante las llamadas de la multitud.Desde el balcón, el general Galtieri, que no expresó ningún comentario sobre el resultado de las negociaciones con Alexander Haig, advirtió al Reino Unido y a su flota: "Si quieren venir, que vengan. Les presentaremos batalla".

A lo largo de todo el día, los automóviles hicieron sonar sus bocinas por las calles de un Buenos Aires engalanado con banderas. La televisión retransmitió en directo la manifestación y continuó su constante difusión de eslóganes sobre la soberanía argentina en las Malvinas. La información de la crisis fue de nuevo ayer tema prácticamente monográfico en todos los diarios. El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Aramburu, dijo en su homilía del Viernes Santo que "ha surgido en el país entero y en esta singular hora histórica una unanimidad de sentimientos y de objetivos y de adhesión a nuestras fuerzas armadas".

Haig, aséptico

El secretario de Estado norteamericano llegó a Buenos Aires, procedente de Londres, el viernes por la noche, acompañado de un amplio equipo de colaboradores, en el que figuran el subsecretario para Asuntos Interamericanos, Thomas Enders, y el embajador especial, Vernon Walters, un experto en inteligencia que conoce muy bien Argentina. Haig hizo una breve y aséptica declaración a su llegada al aeropuerto de Ezeiza, en la que se limitó a decir que trata de ser útil en la búsqueda de una solución a la crisis del Atlántico Sur sobre la base de la reciente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

Haig se entrevistó a primera hora de la mañana con el ministro de Relaciones Exteriores argentino, Nicanor Costa Méndez, y posteriormente estuvo reunido casi dos horas con el presidente de la República y líder de la Junta Militar, general Galtieri. A mediodía, el secretario de Estado almorzó en la Embajada norteamericana y por la tarde mantuvo una nueva ronda de conversaciones en el Ministerio de Asuntos Exteriores. La visita concluyó con una cena ofrecida por el presidente argentino, y la salida del secretario de Estado hacia Washington estaba prevista para primera hora del domingo. En el momento de transmitir esta crónica, no se había facilitado aún ningún comunicado oficial y no se detectaba precisamente optimismo entre los mediadores norteamericanos.

Preparativos bélicos

Mientras tanto, continúan las acciones diplomáticas y, simultáneamente, los preparativos bélicos de Buenos Aires. Argentina denunció ante el Consejo de Seguridad de la ONU el bloqueo británico de las islas Malvinas como un "acto de agresión" y reivindicó el "derecho a la legítima defensa" reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Delegaciones compuestas por representantes de los partidos políticos viajarán la semana que viene a varias capitales de Europa y de América para informar de la postura argentina.

Los reservistas de la quinta de 1962 han comenzado ya a incorporarse a sus respectivas unidades, y la fuerza aérea informó oficialmente ayer que ha potenciado su despliegue estratégico y destacado a las islas Malvinas "medios que son aptos para la detección, identificación, intercepción y destrucción de incursores aéreos hostiles a la nación", lo que se interpreta como una alusión a los aviones de combate del tipo Skyhawk o similares que podrían haber sido transportados al aeropuerto de Puerto Stanley. En los preparativos "para lo peor" que siguen desarrollándose, el gobernador militar de las islas ordenó ayer la confiscación de todas las emisoras de los radioaficionados malvinenses por motivos de seguridad.

Por otra parte, no parece nada probable que Argentina y el Reino Unido acuerden para las Malvinas una situación similar a la aplicada en casos como Hong Kong y Andorra, informa desde Buenos Aires José Luis Fermosel, a pesar de que algunas informaciones procedentes del extranjero mencionaron en las últimas horas esa posibilidad como alternativa de solución negociada.

La mención concreta del caso Hong Kong fue planteada por periodistas norteamericanos al ministro argentino de Exteriores, Nicanor Costa, quien negó categóricamente haber considerado el tema de sus conversaciones con Haig.

El caso de Andorra fue puesto sobre el tapete en una reunión informal que mantuvieron funcionarios de la Embajada de EE UU con los diplomáticos argentinos.

Sin embargo, las acciones y expresiones de altos funcionarios del Gobierno argentino y de jefes castrenses en los últimos días parecen no dejar lugar a dudas sobre la determinación argentina de mantener la plena soberanía de las islas Malvinas.

Algunos diplomáticos consultados por este periódico señalaron que la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas deja un resquicio para iniciar negociaciones, pues si bien habla del retiro de tropas argentinas, no menciona para nada el regreso de los británicos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de abril de 1982

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