No vamos a sacar nada peleándonos. Asumí la decisión de que no podemos estar en el extremo del no diálogo y quedarnos en un rincón enojados, si no nos dan el gusto. Nuestra función es de diálogo, no de confrontación", dijo el flamante presidente de la Asociación de Maíz y Sorgo Argentinos (Maizar), Gastón Fernández Palma, respecto de la relación que esta entidad de productores mantendrá con el sector oficial en su gestión.

Pero no por ello, este médico otorrinolaringólogo tucumano, ya jubilado, de 72 años, y productor de la zona de Necochea, donde vive desde 1965, deja de ser firme a la hora de pedir soluciones para el sector, como la eliminación de las retenciones y de los Registros de Operaciones de Exportación (ROE), entre otras demandas, según respondió en una entrevista con LA NACION.

"Manteniendo nuestros consensos, objetivos e ideas, es imprescindible a lo largo de estos dos años tener un diálogo constructivo y positivo con las autoridades", dijo . Recientemente junto con las otras entidades por cadena productiva, Maizar fue recibida por el nuevo ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela.

"Cada vez que se nos llame al diálogo vamos a concurrir porque ésa es la función y el mandato que recibimos de la cadena, respetando y haciendo respetar en la medida de lo posible nuestros consensos, aceptando las condiciones políticas que tienen los gobernantes, que implican tal vez una opinión diferente a la nuestra", dijo Fernández Palma quien también fue presidente de Aapresid.

-¿Cuáles son los objetivos de Maizar?

- Los objetivos son muy claros: aumentar la producción de maíz, su industrialización y la del sorgo; tratar de agregar el mayor valor posible en origen, con lo cual coincidimos con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y con el Ministerio de Agricultura a través del Plan Estratégico Agroalimentario (PEA) 2020. Otro objetivo es generar confianza. Mirar al par que está en otra actividad de la cadena del maíz como un socio y no como un adversario.

-¿Cuál es el aporte de Maizar?

-Maizar ha sido generador de estrategias, estadísticas, participando de Maizall, una alianza con los Estados Unidos y con Brasil en la búsqueda de apertura y consolidación de nuevos y viejos mercados.

Pero uno de los principales aportes es la ocupación. Según un estudio de Maizar, si se consideran los empleos directos e indirecto de las cadenas propias y derivadas del maíz, se llega a un empleo de 2.599.202 personas en 2017, frente a los 859.531 que había en 2007. Esto equivaldría al 9,9% de la población ocupada total del país.

- ¿Qué expectativas tienen para la campaña en curso? ¿Sigue habiendo incertidumbre por la siembra?

-Basándonos en los datos de nuestros socios de las bolsas de Buenos Aires y de Rosario, ambos coinciden en que seguramente este año que posiblemente lleguemos las 3.300.000 o 3.350.000 hectáreas sembradas.

Esto se debe no sólo a condiciones climáticas, sino también a cuestiones comerciales, a cotizaciones internacionales y al precio en el país por el desaliento que ha tenido el productor y a que es un cultivo caro de implantar.

-¿Cómo califican el flujo de abastecimiento interno de maíz?

-No hay problema de abastecimiento. No hay que olvidarse que si uno toma los datos de las Bolsas de Cereales, que da una producción de casi 24,8 millones de toneladas, que es una cosecha récord. Y no podría ser razonable que con una cosecha récord nos quedemos sin maíz.

-¿Qué opinión le merecen los actuales precios?

-Los precios son buenos comparados con los FAS que vamos a tener desde abril hasta junio, donde seguramente llegaremos a precios FAS de 145 a 155 dólares la tonelada. Es lo que marcan los mercados, no nuestro deseo.

-En este contexto, ¿cómo es la rentabilidad del cultivo, sus márgenes y los costos?

-Sin ninguna duda, el maíz en campo alquilado dejó de ser rentable. Y en campo propio, apuntando bien con la tecnología, el margen es reducido.

Un informe elaborado por Agromercado señala por ejemplo para el norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe con siembra directa, con un rendimiento promedio de 85 quintales por hectárea y un precio esperado de 160 dólares por tonelada, un ingreso bruto de 1364 dólares por hectárea. A eso hay que deducir los gastos de comercialización, de 400,98 dólares, con lo cual queda un ingreso neto de 823 dólares. A esa cifra se le restan los gastos directos (costos del cultivo) de 461 dólares que arroja un margen bruto de 362 dólares. Por último se le restan 162 dólares de gastos de estructura, con lo cual queda un margen neto de 200 dólares. En este caso, el rinde de indiferencia es de 64 quintales por hectárea.

-¿Qué le piden al Gobierno para recuperar la rentabilidad?

-Nosotros pedimos que se eliminen las retenciones, todas las trabas a la comercialización, la eliminación de los ROE y cualquier dificultad que exista para el grano y todos los subproductos. También hemos pedido la desgravación de algunos insumos, como los fertilizantes en los que se paga IVA.

Son los consensos que comparten los integrantes de la cadena: polleros, feedloteros, tamberos, molienda seca y húmeda. Pero nuestra función es de diálogo, no de confrontación.

-¿Qué ocurriría con una baja o eliminación de las retenciones?

-Podemos hablar de un 20 por ciento más en el margen bruto del cultivo. Y si hay un ajuste cambiario y si se llega a un dólar un poco más competitivo, un productor que produce 9000 kilos por hectárea podría tener un margen interesante.

Un breve paso por la política

Autodefinido como "conservador con ideas liberales", Gastón Fernández Palma fue candidato a intendente de Necochea en 2003 por Recrear, el partido liderado por Ricardo López Murphy. "Perdí por mil votos, por no pintar ninguna pared ni ensuciar ningún lugar", dijo el nuevo presidente de Maizar.