Encontre este texto en www.laguerradelpacifico.cl . Que me pareció notable, por eso lo coloco /size][size=10pt]
Mi nombre es Rodolfo Ignacio Ríos Abrigo, tenia 11 cuando hice este trabajo en mi colegio y lo enviaron a un concurso, donde gané el segundo lugar nacional
Para poder escribir como lo hice y ganar, busqué información en los libros de historia, mi mamá y mi abuela me ayudaron mucho con sus conocimientos y con su apoyo, gracias a ellas y a mi familia me siento muy orgulloso de ser chileno.
TITULO.
¿Qué habrá pensado Prat en la mañana del 21 de Mayo?
Yo creo qué . . .
. . . Como un reloj al que se le acaba de dar cuerda, el tiempo sigue marcando su paso y no se detiene ni respeta a los hombres. . .
. . . Ahora que me avisan de dos humos al norte, no puedo dejar de pensar en mi vida, mi familia, mis hombres.
Mientras ordeno por señales a la Covadonga seguir mis aguas, recuerdo cuando era niño y mi casa en Ninhue, recuerdo a mis padres y hermanos, mis años de estudio en la Escuela Naval, mi esposa Carmela y mis queridos hijos ¿cómo estarán en estos momentos? ¿quién los cuidará si algo me pasa?
Dos humos al norte . . . el gran día ha llegado.
Corneta Gaspar Cabrales toque zafarrancho de combate, los oficiales vigilen que todos los hombres coman sus desayunos . . . ¿Cuántos años tendrá este corneta, 10 ó 12? Es apenas un niño pero su corazón tiene la valentía de un hombre. Tantos jóvenes y niños a bordo de este viejo barco, mi querida capitana ¿cuantas aventuras y peligros hemos compartido?
Corneta llame atención y reúna a la tripulación es el momento de hablarles, de decirles que su comandante está con ellos y que no podemos bajar la guardia ¿cuantos soldados en tierra esperan nuestra protección? ¿cuántas personas en Chile vigilan nuestros actos? Ya es hora de subir a la toldilla pero ¿qué les puedo decir que ellos como chilenos ya no sepan? Agustín Arturo, tú eres un hombre de experiencia, un chileno y patriota, un marino padre de familia, profesor, abogado y ahora soy tu comandante vieja y querida capitana.
Tengo miedo, no de enfrentar un combate, sino por los resultados que éste tenga. El tiempo sigue y ya es hora de hablar, mi corazón de chileno se hincha en mi pecho y mis 31 años de toda una vida traen a mi garganta estas palabras que me queman y endulzan. La tripulación está reunida, respiro profundo, sereno mi cara . . . es el momento: ¡Muchachos! ¡La contienda es desigual! Nunca nuestra bandera se ha arriado ante el enemigo, espero pues que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Mientras yo esté vivo, esa bandera flameará en su lugar, y os aseguro que si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber. ¡VIVA CHILE!
Segundo comandante Uribe, ordene la tripulación, todos a sus puestos de combate.
Comandante Condell, buena suerte y cada uno a cumplir con su deber. Ingenieros Hyatt y Mutilla, pongan el barco cerca de la playa, así los cañones del Huáscar no podrán disparar sin causar daños a la población del puerto.
Teniente Serrano, sargento Aldea ordenen a la tripulación defenderse y protegerse, los cañones del Huáscar están matando a mis hombres y el bombardeo desde tierra nos hace pedazos . . . resiste querida y cansada capitana, pronto tendrás el descanso que mereces.
Teniente Uribe, usted y el teniente Serrano tendrán la obligación de seguir el combate, nuestra única posibilidad ahora es saltar al abordaje del Huáscar y capturar el barco enemigo.
Ingenieros de máquina ¿qué fué esa explosión? Dios mío, las calderas han reventado y el piso de mi querida Esmeralda está refaloso con la sangre de sus marinos.
. . . El momento ha llegado. Serrano mi amigo de escuela, guardiamarina Riquelme el músico enamorado . . .
Mi espada y mi revolver están firmes en mis manos, acércate temido y bravo monitor, un poco más, un poco más, adiós mi querida capitana o hasta pronto . . . resiste.
¡Al abordaje muchachos!
Me han herido pero aún tengo fuerzas, camina Agustín Arturo un poco más, mis ojos se nublan. Carmelita mi querida esposa, Blanca Estela y Arturo mis pequeños hijos. Lejano y recordado Chile.
Sargento Juan de Dios Aldea, marinero Arsenio Canave, a la torre de comando para tomar prisionero al comandante Grau.
Mi tiempo se acaba y entre nubes y humo te veo mi vieja y sufrida capitana. No tengas miedo, mis oficiales sabrán cumplir con su deber y este océano pacífico acariciará tus cansadas maderas cuando viajes por él hacia el mar eterno.
¡VIVA CHILE! . . .