Navío San Ramón

En 1781 y al mando del capitan de navío Calvo de Iriazabal participa en la toma de Pensacola (Florida), siendo el primer navío que entra en la bahía y hacer frente al fuego inglés de las baterías de costa, donde queda varado, pero logra salir a alta mar.

El 10 de septiembre de 1790 el marqués de Casa Tilly ordena desarmar el navío «San Ramón», pasando su comandante Pedro Autrán con los oficiales y equipaje al «San Vicente» el cual se dirije a Cádiz a unirse con la escuadra del marqués del Socorro.

En 1794 forma parte de una escuadra mandada por Gabriel Aristizábal formada además por los navíos San Eugenio, San Lorenzo, San Isidro, San Juan, la fragata Santa Águeda y el bergantín Nuestra Señora del Rosario y otros buques menores para la conquista del fuerte francés Delfín, en la parte francesa de la isla La Española, objetivo que se consigue el día 29 de enero a pesar de que la fortaleza tenía una guarnición muy superior. En el mismo año, el navío San Ramón, junto a la fragata Águeda, se les mandó que bloquearan los puertos de Bahiaja y Guarico, en la isla de Santo Domingo, apresando una balandra de los nacientes Estados Unidos, que intentaba forzarlo.

En mayo de 1801 y bajo el mando de Francisco de Alcedo y Bustamante y en conserva de la fragata Anfitrite, escoltan un convoy para Jaruco. Tras dejar el convoy en dicho puerto y de regreso a la Habana se separó de la fragata en la noche del 12 de mayo, encontrándose al día siguiente con un navío, dos fragatas y una corbeta inglesas que le dieron caza. Una fragata de 40 cañones le alcanzó por su superior andar, con la que se batió en retirada al ser alcanzado por el resto de buques, pero habiendo causado daños a la fragata que tuvo que retirarse. Los demás buques se mantuvieron a la vista sin atreverse a atacar durante toda la noche. Esto dio tiempo al "San Ramón" a fondear en el placer de la Cruz del Padre y entrar al día siguiente en el puerto de Matanzas sin daño ni pérdida alguna. A pesar del bloqueo que impusieron los ingleses a los dos meses escolta un convoy fletado por la Real Hacienda y entra felizmente en la Habana.

En 1805 forma parte de la escuadra del Teniente general Justo Salcedo surta en Cartagena. El navío es mandado por el capitán de navío don Pedro Ruíz Mateos.

En 1809 navega desde La Habana a Cádiz.

Naufraga en 1810

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