Todo a Babor. Revista divulgativa de Historia Naval
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Biografía de don Francisco de Montes.

(Por Antonio Luis Martinez Guanter).

Teniente general de la Real Armada Española.

Nació en San Mamés, municipio de Polaciones, provincia de Cantabria

El día dos de enero del año de 1768, ingreso en la Armada, sentando plaza de guardiamarina en la compañía del departamento de Cádiz.

Terminados sus estudios básicos, se le embarcó en el navío Terrible, después de un tiempo trasbordó al navío Atlante.

Con éste navío, efectuó varios viajes, tanto por el Mediterráneo como por el Atlántico, visitando puertos de la península itálica y de las isla Canarias.

El día veintidós de agosto del año de 1770, fue ascendido a alférez de fragata.

El día cinco de diciembre del año de 1772, embarcó en la fragata  Palas, con la que llevó a cabo un viaje a las islas Filipinas.

El día veintiocho de abril del año de 1774, fue ascendido a alférez de navío.

El día seis de diciembre del año de 1774, se le ordenó embarcar en la fragata  Astrea, realizando un segundo viaje a las islas Filipinas.

Regresó a la bahía de Cádiz, donde desembarcó.

El día dieciséis de marzo del año de 1776, al poco tiempo de su regreso de las isla Filipinas, fue ascendido a teniente de fragata.

En el año de 1777 se crearon las nuevas compañías de guardiamarinas del departamento de El Ferrol y la del departamento de Cartagena. Por éste motivo fue destinado, como primer ayudante a la del departamento de El Ferrol. Permaneciendo en éste destino, hasta ser ascendido a teniente de navío, el día veintitrés de mayo del año de 1778.

El día veintiuno de septiembre del año de 1778, se le ordenó embarcase en el navío  Arrogante, siéndole ordenado transbordar al navío  San Vicente, que era el insignia del general Arce, comandante de la escuadra de El Ferrol, siendo subordinado en la escuadra del general don Luis de Córdova, a la que se unió, que a su vez formaron escuadra con la francesa del conde de D’Orvilliers, con la que estuvieron en la expedición al canal de la Mancha.

El día siete de febrero del año de 1780, a su regreso de la expedición al canal de la Mancha, entraron en el arsenal de El Ferrol, donde desembarcó, por necesitar el navío  San Vicente una carena urgente. Regresó a su navío al ser armado de nuevo, realizando un viaje hasta el arsenal de Cádiz.

Al  llegar transbordó al jabeque  Mallorquín, que se encontraba en el apostadero de Algeciras, para prestar el servicio de ayudante de órdenes de la escuadra, que en esos momentos estaba bloqueando a Gibraltar.

De éste, paso al jabeque  Pilar, que era el insignia del general don Antonio Barceló, comandante del bloqueo, quedando con el cargo de ayudante del más bizarro general del momento.

En la noche del día veintiséis de junio del año de 1780, recibió la orden de batir a un navío el Panther, de 74 cañones, una fragata de 36 y varios mercantes, fondeados en Gibraltar, formó una división, compuesta por las goletas  Golondrina  y  Concepción, junto con varias lanchas cañoneras; la orden incluía que las goletas no entraran en fuego, sino era totalmente necesario, pues el ataque lo realizaban las cañoneras. Pero él se acercó con las goletas, hasta una distancia donde sus fuegos fueran efectivos, llevando a cabo en ataque contra los buques británicos, el cual duro sobre dos horas.

En al noche del día dieciséis de julio, volvió a realizar otro ataque, recibiendo la orden del propio general Barceló, llevándolo a efecto a total satisfacción de éste, con una duración aproximada de tres horas y contando sólo con cuatro lanchas cañoneras.

El día treinta de octubre del año de 1780, fue cesado, como ayudante del general Barceló, por cambio de destino.

El día cinco de diciembre del año de 1780, por orden, embarcó en el navío San Pascual, que pertenecía a la escuadra del general don Luis de Córdova, realizando cruceros con esta escuadra, por las aguas de los cabos de San Vicente y de Santa María.

En el año de 1781 con el navío  San Pascual, participó en la expedición a la isla de Menorca, con el cargo de ayudante del general Ventura Moreno.

Posteriormente transbordó al navío  Atlante, participando  activamente en los ataques al castillo de San Felipe de Mahón.

En los primeros meses del año de 1782, se rindió el castillo de San Felipe, fue tan distinguida su actuación, que sus superiores lo recomendaron para un ascenso. El día dos de marzo del año de 1782, por las dichas recomendaciones, fue ascendido a capitán de fragata.

Regresó de esta campaña, dando protección a los mercantes que devolvían a las tropas victoriosas, a bordo de la fragata Juno, viajando el general con él.

El día siete de septiembre, se embarcó con el general Ventura Moreno, en la batería flotante Pastora, participando en el desafortunado combate contra Gibraltar de estos ingenios, el día trece se septiembre, en el que al igual que muchos otros resulto herido.

Resultando pronta su recuperación, se le ordeno embarcar en el navío  Rayo, que pertenecía a la escuadra del general don Luis de Córdova, con ésta escuadra participó en el combate del cabo Espartel, contra la británica del almirante Howe, al regresar ésta de aprovisionar, aprovechando un fuerte temporal al peñón de Gibraltar, que por el bloque español estaba muy necesitado.

El día veintiuno de diciembre del año de 1782, fue ascendido a capitán de navío, como recompensa por su comportamiento, en los anteriores combates.

El día once de abril del año de 1783, se le otorgó el mando del navío  San Justo, que junto al navío Galicia, salieron en comisión de cruzar, entre los cabos de San Vicente y de Santa María, con la misión de prestar protección a los buques que regresaban de Tierra Firme.

En el año de 1783, se firmó la paz con el Reino Unido, por el reconocimiento de ésta nación a la Independencia de los Estados Unidos de América, a sus trece primogénitos estados, a la que tanto había contribuido España, pues sin el apoyo de nuestra flota, que consiguió fijar a la mitad de los buques británicos en nuestras aguas, la flota francesa sola en las de América, hubiera sido borrada de las aguas de la colonia de Gran Bretaña, por sus fuerzas navales, que eran muy superiores.

Pasó destinado al arsenal de El Ferrol, donde se le dio el destino de encargado de la mayoría general del departamento.

El día diecisiete de febrero del año de 1789, se le otorgó el mando de la fragata  Santa Elena, del porte de 34 cañones, estando incorporada a la escuadra del general Félix de Tejada.

El día veintiséis de marzo del año de 1793, se le otorgó el mando del navío San Ramón del porte de 68 cañones, que pertenecía a la escuadra del general Aristizábal. Con ésta escuadra se hizo a la mar desde la bahía  de Cádiz, con la misión de escoltar a un convoy de buques mercantes, con destino a nuestras colonias de América del sur; estando en aquellas aguas, realizó varios viajes entre las Antillas y Tierra Firme.

Esta escuadra, en las aguas de las Antillas, llegó a poseer once navíos, siete fragatas y nueve bergantines, con un total de mil ciento noventa y nueve cañones, realizando cruceros entre los puertos de Santo Domingo, Puerto Cabello, Manzanillo, Bahiaja, La Habana, Puerto Rico y Trinidad.

En el mes de enero del año de 1794, a bordo del navío San Ramón, junto a la fragata  Águeda, se le mandó que bloquearan los puertos de Bahiaja y Guarico, en la isla de Santo Domingo, produciéndose el hecho de apresar a un balandra de los nacientes Estados Unidos, que intentaba forzarlo.

El general Aristizábal, dispuso al fin, que se realizara un ataque a los fuertes de Bahiaja, con su navío el San Ramón y de la fragata  Águeda, junto a otros buques menores, estando todos a sus órdenes, se presentaron ante el fuerte, a lo que los franceses por la actitud tan hostil presentada por los españoles se rindieron; firmando la rendición el comisionado francés, en la noche del día veintiocho de enero. En su buque, transportó al apostadero de La Habana a parte de las tropas francesas prisioneras.

Durante un tiempo estuvo dedicado a transportar tropas, efectos y caudales, por aquellas aguas.

Se le destinó a Bahiaja, al mando de los buques destinados a la isla de Santo Domingo, para la defensa de nuestros puertos y para impedir el que fueran tomados por los franceses.

El día siete de julio de 1794, se produjo un asesinato en masa de los franceses, que habían hecho el juramento de fidelidad a España, en el cual perecieron setecientos cuarenta y dos, a manos de una rebelión de negros y que por su fidelidad, sus vidas eran responsabilidad de los españoles.

Al ser conocido el desmán por Montes, puso en libertad a más de quinientos franceses, siendo conducidos en las embarcaciones menores a nuestros buques, donde se les prestó todos los auxilios necesarios.

Por este acto, en defensa del buen nombre de España, su conducta fue reconocida por los franceses y españoles, sino que también por el gobierno de Francia y por el de España, siendo el propio Rey quien se lo agradeció.

El día dieciséis de diciembre del año de 1794, fue ascendido a brigadier, en reconocimiento de todos los servicios prestados, pero en especial por la labor llevada a efecto, con la revolución de los negros.

El día veintidós de julio del año de 1795, al ser firmada la Paz de Basilea, recibió del gobierno francés una comunicación honorífica que decía:  <<por su conducta humanitaria y digna>>, entre otros halagos.

El día veinte de julio del año de 1795, viajó hasta Acapulco, con la misión de reorganizar la Armada en aquellos mares.

El Virrey de Nueva España lo presentó, como comandante de marina de los puertos de Acapulco y de San Blas, estando al frente de una flota compuesta de tres fragatas, un paquebote, un bergantín, tres goletas y una balandra; con tan escasas fuerzas, mantuvo el prestigio de la Armada española en aquellas aguas, a pesar de los intentos, de los numerosos corsarios británicos, que intentaban dejar en ridículo a nuestro pabellón.

En uno de estos cruceros, en el año de 1797, llegó a la isla de la Tortuga, en la después de un breve combate apresó a dos fragatas británicas, las Enrique y Rosela, evaluándose las presas en 100.000 pesos fuertes.

En el año de 1798, volvió a apresar a una goleta británica la  Lavin-Milé.

En el año de 1799, a bordo del navío  Asía, transportó desde Veracruz a La Habana 4.000.000. de pesos fuertes y 1.000.000 en frutos preciosos, burlando a los buques enemigos, que estaban apostados para impedirlo, continuando como general de estos servicios difíciles, en una de estos cruceros, no sólo salía libre de enemigos, sino que además apresó a una fragata y una goleta británicas.

Todas estas presas se evaluaron en 400.000 pesos fuertes.

Al concluir esta labor, con sus innumerables servicios, fue destinado a la escuadra con base en el apostadero de La Habana.

El día veintiséis de septiembre del año de 1800, se le dio el mando del navío  San Pedro, que pertenecía a la división del jefe de escuadra don Francisco Javier Muñoz, con esta fuerza, se hicieron a la mar desde La Habana, en persecución de unos buques británicos que estaban amenazando nuestro tráfico comercial, consiguiéndose el ahuyentarlos.

El día trece de octubre del mismo año, tuvo que desembarcar, por estar enfermo.

En el año de 1801, se le dio el mando de la fragata  Anfitrite, y por un golpe de viento y mar quedó separado de un navío al que acompañaba, de pronto se vió perseguido por cuatro fragatas británicas, de las que logró escapar demostrando una vez más su habilidad.

Al declararse la guerra de nuevo contra el Reino Unido, se le otorgó el mando del navío  San Rafael, del porte de 80 cañones, que estaba incorporado a la escuadra del general don Federico Gravina.

Se hizo a la vela desde la bahía de Cádiz un día después que el resto de la escuadra, se incorporó a ella en Fort Royal, en la Martinica, siendo el día dieciocho de mayo. En unión de la escuadra francesa del almirante Villeneuve, la española de don Federico Gravina, realizó todas las operaciones, que se realizaron en las Antillas.

Estando cerca de la Antigua, divisaron un convoy británico, que iba cargado con frutos coloniales, al cual atacaron cayendo todos sus buques cautivos, escoltado por cuatro fragatas, se le envió a Puerto Rico.

En el viaje de regreso a España, se realizaron tres presas más, entre ellas la represa de una fragata mercante española, que regresaba cargada con un rico cargamento de frutos y dinero, que venía procedente de la ciudad de Lima.

El día veintidós de julio del año de 1805, al llegar a la altura del cabo de Finisterre, en derrota al arsenal del Ferrol, compuesta la combinada por seis navíos y una fragata españoles, y catorce navíos, seis fragatas y dos bergantines de la escuadra francesa, se tuvieron que enfrentar a la británica del almirante Calder, que contaba con quince navíos, de ellos cuatro de tres puentes, dos fragatas, una balandra y un lugre.

El combate se llevó a cabo desde las 1700, hasta después de anochecer, pasadas las 2100 y en medio de una espesa niebla, el  San Rafael fue uno de los españoles, que fue constantemente batido por dos navíos, siendo uno de ellos de tres puentes.

Al ser tan duramente castigado se sotavento, yendo a caer en dirección hacía la línea enemiga. Montes, que ya había sufrido al principio del combate dos fuertes contusiones, recibió un metrallazo, que le obligó a entregar el mando del navío a su segundo.

Al ir acercándose a la línea enemiga, el San Rafael, fue atacado por tres navíos, siendo uno de ellos de tres puentes, a los que se unió una fragata, barriéndola con sus descargas de artillería y fusil.

No pudo continuar la lucha, por tener veinte pulgadas de agua en la bodega y estar fuera de combate más de la mitad de su tripulación, entre muertos y heridos, terminando el panorama, la total imposibilidad de realizar cualquier maniobra con el navío.

Fue apresado, al rendir su bandera, siendo marinado por el navío británico Malta, que lo llevaba a remolque, haciéndolo hasta el puerto de Plymouth, llegando en tan mal estado, que se hundió en él mismo, por lo que los británicos no pudieron aprovecharlo.

En esta batalla, el propio Napoleón dijo <<que los españoles se habían batido como leones>>, unos pocos años después lo sufriría en sus propias carnes.

Fue canjeado, regresando a España, donde se le sometió al consabido juicio de honor, del que salió absuelto, por lo que aprobada su conducta, se le ascendió a jefe de escuadra, con efectividad del día nueve de noviembre del año de 1805.

Hallándose en el departamento de Cádiz en el año de 1808, participó en los combates que dieron por resultado la rendición de la escuadra francesa del almirante Rosily, realizándose el apresamiento de cinco navíos y una fragata, con un total de 3.674 prisioneros. En esta ocasión su contribución al combate la llevó a cabo desde las baterías del arsenal de La Carraca.

El día seis de abril del año de 1809, fue nombrado por la junta gobernador militar y político de Cartagena de Indias, y para desempeñar la Comandancia general e Intendencia de su provincia y la Subinspección general de las tropas del virreinato del Nueva Granada.

Para poder realizar todas estas comisiones y representaciones, se hizo a la vela desde la bahía de Cádiz, a bordo de la goleta  Paloma.

Su labor como siempre fue realizada con acierto, hasta finales del año de 1810, en que recibió la orden de regresar a España, cumpliéndola pasando primero por el apostadero de La Habana.

El día dos de junio del año de 1811, llegó a la península, haciéndolo en la corbeta  Sebastiana.

El día once de mayo del año de 1813, se le nombró vocal de la junta de asistencia de la dirección general de la Real Armada y poco tiempo después como comandante general del departamento de Cartagena.

El catorce de julio del año de 1814, fue ascendido a teniente general, al regreso del rey Fernando VII “El Deseado” , por lo que se le confirmó en su actual destino.

El catorce de agosto del año de 1815, recibió una orden, en la que se le otorgaba el mando de una escuadra fondeada en el puerto de Mahón, compuesta de unos buques medio desarmados y faltos de casi cualquier elemento, para un navegación provechosa.

Debía de enviarlos a los arsenales de Cádiz y de Cartagena, sin más medios que los propios con los que habían a bordo, pues el erario público estaba exhausto.

Cumplió como siempre con su deber y realizó la  tan difícil misión, haciéndola llegar a buen fin y los buques en los destinos que le fueron ordenados, regresando a su destino del arsenal de Cartagena.

Fue llamado a la Corte, donde no había estado nunca a lo largo de su ya larga carrera; es una curiosidad que dice mucho de él y de su carácter.

En el año de 1815, le fue entregada la Gran Cruz de San Hermenegildo, fue nombrado caballero de la Real y Militar Orden de Santiago y gentilhombre de cámara del Rey.

Falleció el día doce de noviembre del año de 1817, en la ciudad de Madrid.



Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. 1918, tomo 36, páginas.594 y 595.

Fernández Duro, Cesáreo. La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid. 1973.

Guardia, Ricardo de la. Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.

 

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