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Papa Francisco

Leonardo Boff: "Francisco dará una lección a la Iglesia"

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Venimos de un invierno tenebroso y muy fuerte. Ahora llega la primavera." El brasileño Leonardo Boff, uno de los principales referentes de la Teología de la Liberación, está más que entusiasmado con el papa Francisco, a quien define "un pastor cercano al pueblo, que no viene como profesor para dictar doctrinas, sino para animar la fe".

No espera grandes cambios doctrinales. Pero está convencido de que Francisco pondrá en marcha "un nuevo estilo" en el ejercicio del poder, basado en la caridad, que no gobernará con el derecho canónico en la mano y asumirá el desafío de rescatar "la credibilidad perdida".

"Va a subrayar mucho más la dimensión de una Iglesia pobre, sencilla, despojada de poder, que una renovación en la doctrina", consideró Boff, de 74 años, que llegó a Buenos Aires para presentar el libro Las cartas de Clelia y Jerónimo Podestá , que rescata el pensamiento de la pareja que se formó cuando el ex obispo de Avellaneda abandonó la jerarquía episcopal, a través del correo epistolar que ambos mantuvieron con distintas figuras de la Iglesia, la política y las organizaciones sociales. Incluye la correspondencia que Clelia Luro mantuvo con Jorge Bergoglio. "El libro refleja lo que será el futuro de la Iglesia, que va hacia una apertura, quitando la ley del celibato como imposición y dejándola como opción", precisó el teólogo brasileño, en diálogo con LA NACION.

-¿Esa apertura se dará en breve?

-No sabemos los tiempos y los momentos. Depende de la cabeza de la Iglesia, que debe tener la valentía de romper toda una tradición. Posiblemente se esperen conflictos, pero él no abrirá frentes nuevos. El primer gran desafío es la reforma de la curia, rescatar la credibilidad de la Iglesia y conferirle un rostro aceptable para el hombre moderno, que vuelva a ser un hogar espiritual. Por ahora no lo es. Es un campo de tensiones, de rupturas, de persecución de teólogos. Eso lo cambiará absolutamente.

-¿A qué atribuye esas tensiones?

-A los últimos dos papas, que han interpretado el Concilio Vaticano II desde el Vaticano I, en el cual la figura del Papa es la única central, infalible. Vaciaron todo lo nuevo que surgió en el Vaticano II: la Iglesia en diálogo con el mundo moderno, la colegialidad, el diálogo con otras religiones. Todo eso fue puesto bajo sospecha.

-¿Francisco podrá revertir esa concepción?

-No sólo asumirá el Vaticano II: va a avanzar. Ya dio señales. Primero, en la curia. Será una lección para los obispos y cardenales que siempre han rendido obediencia al Papa. Que ahora lo imiten, que sean sencillos, que depongan todos los símbolos de poder. Avanzará en la colegialidad en el gobierno de la Iglesia, donde el Papa será el articulador, pero no estará solo. La primera señal fue la creación de un equipo de ocho cardenales para que lo ayuden a gobernar.

-¿El sector conservador pondrá piedras en el camino?

-Tengo la esperanza de que el Papa abra la discusión para avanzar en una pastoral de la Iglesia que vaya al encuentro de las personas. A Francisco le interesan no tanto la doctrina, sino las personas. No va a cambiar mucho en temas doctrinales. Pero sí en términos pastorales, va a tratar bien a la gente. Que no se sientan alejadas de la Iglesia, sino parte de ella.

-¿El peso de la doctrina no será tan determinante?

-Será claramente un pastor. Y dejará a los teólogos hacer teología. La competencia del Papa es testimoniar la fe y la esperanza. Ratzinger gobernó compitiendo con los teólogos escribiendo libros. Eso crea confusión. Francisco quiere ser pastor, estar en el medio del pueblo y aplicará lo que les pidió a los sacerdotes: que tengan olor a oveja. Para mí, Francisco no es un nombre: es un proyecto de Iglesia.

-¿Cómo explica que un papa de estas características haya surgido de un cónclave en el que predominaban sectores conservadores?

-Los cardenales europeos estaban tan avergonzados y humillados por los delitos del Banco del Vaticano y la pedofilia, que nadie sentía ganas de ser papa. Y eligieron uno del fin del mundo. En ese contexto, emerge la figura de Bergoglio, además de sus dotes personales. Hay en él señales de santidad. Necesitamos un papa así.

-¿Es optimista frente a los desafíos que le esperan a la Iglesia?

-Venimos de un invierno tenebroso y muy fuerte. Una Iglesia que dejó de ser una referencia de espiritualidad y se hizo una Iglesia de conservación, una isla del siglo XIII perdida dentro del siglo XX. Ahora llega la primavera..

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