Actriz, madre e ícono de belleza. Por qué vive su mejor momento
Por William Spark | IFA
Para una actriz, la vida real ayuda a la composición de los personajes. Y en ocasiones, la ficción colabora para vislumbrar lo que la realidad le deparará. Algo de eso le ocurre a Penélope Cruz, la bella española que se convirtió en una superestrella. Aquella chica Almodóvar que cruzó el Atlántico y se consagró en Hollywood, es hoy, a los 38 años, una mujer que se siente completa: casada con el actor español Javier Bardem, madre de Leonardo, y con proyectos tan variados como nutritivos para su crecimiento profesional. Sin duda, el papel que desarrolló en Venuto al mondo, dirigida por el italiano Sergio Castellito, marca a fuego el presente y futuro de Penélope. En el film, ya estrenado en algunos festivales, la madrileña encarna a una madre soltera que lleva a su hijo a la Sarajevo destruida por la guerra, años después de que el padre del niño fuera muerto allí. Esta actuación no sólo la situó como madre, sino que además la obligó a transformarse en una versión mayor de sí misma. "Esto fue una de las cosas que también me interesaron mucho sobre este personaje, poder representar a alguien desde los 20 hasta los 50 y tantos y atravesar todo el viaje con ella. Siempre quise hacer eso, pero no había encontrado el personaje adecuado, hasta ahora. No sólo por la curiosidad de verla físicamente, sino en realidad por el hecho de estar con ella a través de todos esos años. El maquillador, Alessandro Bertolazzi, realizó un trabajo asombroso porque hizo muy poco, pero realmente estudia tu cara e incluso el rostro de tu madre y ve, de acuerdo con tu estructura ósea, cómo vas a envejecer. Lo hizo de modo muy ingenioso."
¿Pero cómo se sintió al verlo? ¿Dijo: bueno, no va a ser tan malo?
Mandé fotos a toda mi familia diciendo: "¡Mira lo mucho que me parezco a tí, mamá! ¡Mira cuánto me parezco a mi abuela en ese otro momento! Veo en mi rostro tantas cosas de mi familia, incluso de mi padre -de todos-, porque en definitiva nuestros rostros son mapas de historias. Y fue realmente interesante verlos.
¿Piensa en el envejecimiento? Porque Hollywood puede ser muy duro para las actrices en ese aspecto.
En una cosa tengo suerte: siempre fui muy consciente de lo importante que es la salud. Nunca lo di por sentado por cosas que he visto en mi vida. Por lo que la única manera en que puedo contestar su pregunta -y no contesto así para evitar una respuesta estúpida, porque normalmente daría una respuesta estúpida [risas]-, porque a las actrices le preguntan sobre su edad desde que tienen 22, 23, 24 años, es cuando comienzan a hacer preguntas. Y nunca me preocupé por esa cuestión porque también es distinto en Europa. Como una se ve es una celebración y lo único que me importa es la salud. Trato de cuidarme por ese motivo y por mi familia, y simplemente evito situaciones que he visto a veces cuando se pierde eso, de gente que vive en dolor. Cuando se pierde eso no importa lo que tienes o cuánto amas lo que tienes en la vida o lo maravillosas que sean las cosas, la salud es realmente lo único que interesa. En términos de envejecer, lo único que me importa es que, con suerte, seguiré siendo saludable.
¿Cambiaron las prioridades cuando fue madre?
Desde ese momento todo cambia. Miras al mundo con una visión completamente distinta desde el primer segundo. También es cierto que una vuelve a su niñez de un modo que no pasa por ningún filtro mental, está en tu corazón y realmente vives y vuelves a cosas que creías olvidadas. De modo que realmente te hace abrir los ojos.
¿Ser madre la ayuda a entender mejor sus personajes?
Con el personaje de Venuto al mondo realmente sentí que lo entendía cuando lo leí dos años antes de ser madre. Pero lo que pasó es que esta fue la primera película larga que hice después de ser madre, y es cierto que entendí de un modo mucho más profundo lo que le faltaba a Gemma, lo que realmente quería y no lograba.
¿Le resulta muy difícil hablar y actuar en distintos idiomas?
Siempre pienso en español, sueño en español, pero cuando hago una película en un idioma distinto a veces, incluso, se me mete en los sueños, porque me entreno muchas horas por día con un asesor de dialecto. Por ejemplo, para Venuto al mondo tuve un maestro de italiano y también un asesor de dialecto en inglés para hablar inglés con acento italiano y no español. Es un proceso enloquecido, pero me encanta. Cada vez que tengo la oportunidad de asumir un desafío de estos realmente me entusiasma.
¿Siente las mismas emociones? Porque cuando hablamos una lengua extranjera tenemos la libertad de decir algo que no diríamos en nuestro propio idioma por el motivo que fuera.
Pero si ya tiene un buen dominio del idioma, aunque tenga acento, si realmente entiende las palabras hasta el punto de que en el estudio puede dejar todo de lado y sólo conectarse con su significado, sí. Tengo eso en italiano. El italiano que hablo está lejos de ser perfecto, pero lo domino lo suficiente como para conectarme con el idioma. Con el inglés es lo mismo, pero al comienzo fue más complicado, porque el inglés es más difícil de aprender para nosotros. Estudié francés de adolescente, pero no comencé con el inglés hasta los 18 años. Obviamente me gustan los idiomas. Sino, no haría esas películas [risas].
¿Qué tienen las historias de amor con trasfondo de guerra que las hace tan cinematográficas, como por ejemplo Casablanca? ¿Por qué son tan atractivas en la pantalla?
No lo sé... Tienen ese tinte épico, pero también las cosas cotidianas pequeñas que son al mismo tiempo lo más importante. Para mí estas son muchas historias de amor, no sólo la de Gemma y Diego, sino también la historia de amor con el hijo que finalmente llega a su vida -ese es el verdadero amor de su vida-. También está la historia de amor con su hermano, el amor platónico de Gojco. Y también la historia de amor muy compleja con la otra mujer, con Aska, porque al final, de un modo muy oscuro y doloroso y horrible, pero al final es como esa mujer da a Gemma ese regalo.
Hubo una historia muy curiosa entre las muchas que se sucedieron durante el rodaje de la película. Una da cuenta de que el director, Sergio Castellito, quería un suvenir de Penélope, algo muy particular. Ella misma sonríe y devela el misterio.
"Tenía mis libros con todas mis anotaciones y tenía la versión italiana, la versión española y la versión en inglés de los libros, y mi guión y mis anotaciones para el personaje. Y llegué así: como si fuera una estudiante de secundaria, con todos esos libros. Normalmente los directores se me ríen por todas las notas que hago, pero Sergio es actor y dijo en una entrevista que le encantaría tener uno de los libros con mis anotaciones. Pero si me hubiera dicho se los habría dado.
¿Es lo que usted hace habitualmente, se aparece con todas las anotaciones?
Me gusta prepararme antes de ir a filmar y me gusta tener unos meses para poder estudiar y entender realmente, todo lo posible, al personaje. Lo mejor es cuando haces eso con Woody Allen, porque te mira como si fueras marciana. Por ejemplo, en Vicky Cristina Barcelona yo decía: "Woody, creo que es así como ella escribiría y pintaría", y tenía estos monstruos con los que ella soñaría que yo había dibujado y no dibujo bien, pero eso estaba bien para María Elena. Y yo tenía muchas preguntas sobre su psicología y sus antecedentes y por qué hacía esto y aquello, y él me dijo: "Pero no necesitas atormentarte así. Ya sabes todo lo que necesitas". Lo sé, pero no sé trabajar de otro modo. "Bueno, pero no te preocupes y pregúntame todo lo que quieras". Pero un par de veces vi que trataba de escaparse de mí; todos los días lo acorralaba [risa].
¿Cómo fue filmar en Croacia?
Un lugar increíble, hermoso. Todo el equipo estaba feliz de encontrarse allí porque era septiembre y por una semana todos se tiraban al agua, pero era muy interesante escuchar el punto de vista de los croatas, los bosnios, los serbios, lo que ayuda a entender un poco más. Incluso cuando hablaban sobre eso -no sé si está de acuerdo- decían que es imposible explicarnos cómo comenzó esta guerra. Y el hecho de estar allí y pasar tiempo con todas esas familias que perdieron gente de todas las maneras más horribles, cuando una está inmersa en todo esto por cuatro meses, es una aventura y es mucho más que una película, es un momento de tu vida en el que una está aprendiendo algo realmente importante. La geografía causa gran impresión en Sarajevo, no se puede entender eso mirando el mapa. Cuando una está allí y ve que es un valle y estaban completamente atrapados sin ninguna salida y el modo en que fueron atacados... La pelea con Emile cuando está entregando comida, esa pelea fue filmada delante de un hospital de niños y creo que ese fue el momento que más me impresionó de todo el rodaje, porque vi los agujeros en el techo de estos cuartos de hospital con niños. No olvidas algo así por el resto de tu vida, especialmente cuando la que te cuenta es una madre.
Me contaron cosas que no puedo siquiera repetir y que sé que todos saben, pero hay cosas que una no se olvidará por toda su vida. Sé que las películas no se hacen para dar lecciones, pero esta película habla de una guerra que sucedió hace no mucho y no tan lejos de donde vivimos, especialmente los que vivimos en Europa. Fue un viaje de hora y media en avión. Incluso la cobertura en las noticias fue muy escasa considerando lo grande y horrible de la situación y la cantidad de sufrimiento. Si una película como esa al menos puede recordarnos lo que está sucediendo ahora mismo, como la situación en Siria. Cada vez que abro un diario me sorprende que no esté en la tapa todos los días. Como sucede día tras día, ocupa cada vez menos espacio en el diario, ¿cómo puede pasar eso? Porque ahora tenemos acceso a información y vemos y tenemos fotos y videos, y vemos lo que sucede allí. No sé si hay algo que podamos hacer fuera de descubrir las organizaciones que tienen acceso y realmente trabajan de un modo que si una hace algo va a acercarle a la gente lo que necesita realmente. Me preguntaba por las películas y la guerra; si al menos tienen ese valor, entonces está muy bien.
EMBAJADORA Para festejar los 20 años de la mítica fragancia Trésor, Lancôme dio la bienvenida a la actriz Penélope Cruz como nueva embajadora de la firma. Por eso, el último año la musa de Pedro Almodóvar le dio vida a un film de la fragancia, dirigido por el fotógrafo Mario Testino.
EMOCIONES "Penélope es una actriz sublime, llena de emociones.Estas mismas emociones intensas, desconcertantes e inolvidables han nutrido, desde hace 20 años, la historia de Trésor", dijo Youcef Nabi, presidenta de Lancôme Internacional..
