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Choque de tren en Once

Sábado 20 de octubre de 2012 | Publicado en edición impresa

Postales del andén donde la precariedad impide olvidar la tragedia

Los pasajeros de la línea Sarmiento continúan viajando en las mismas condiciones del día del accidente de febrero

Por Marcelo Veneranda  | LA NACION

 
 

Como todos los días, antes de subirse al tren que la llevará hasta Paso del Rey, en Moreno, Mirta se detiene frente al Memorial de los Corazones, la pared frente al andén del ferrocarril Sarmiento donde los nombres, las fotos y los mensajes de dolor recuerdan a las 51 víctimas de la tragedia de Once. Como todos los días, Mirta vuelve a su casa cansada, apurada, envuelta en los problemas que quedaron en el trabajo y los que la esperan en su hogar. Pero se detiene, una vez más, a ver los corazones. "Yo podría estar ahí", susurra.

No hace mucho esfuerzo para encontrar el lugar donde la formación 3772 se estrelló el pasado 22 de febrero, a las 8.32. En ocho meses nada cambió, salvo el barro, los escombros y la basura que se acumulan en el pozo que quedó en los últimos 30 metros del andén 2 de la estación de Once. Allí donde los primeros vagones del 3772 se incrustaron al impactar contra los paragolpes que no funcionaron.

Frente al pozo, acostados sobre una pila de durmientes podridos, cuatro gatos negros absorben los últimos rayos del sol del viernes.

De todos los pasajeros que hablaron con LA NACION, Mirta, empleada de comercio de 58 años, es la única que se había enterado de la decisión de la Justicia de procesar a directivos de TBA y a funcionarios nacionales.

"Alivia un poco, pero no le devuelve la vida a nadie", dice, para recordar que aquella mañana de febrero dejó pasar al tren de la tragedia, porque estaba abarrotado de gente. " Acá nada cambió . Los vagones siguen teniendo agujeros en el piso, se salen de las vías, se prenden fuego por cortocircuitos. Sigue siendo un desastre todos los días", completa. Antes de despedirse, vuelve a mirar el Memorial. Luego baja la vista y busca un lugar en el tren de las 18.

En el muro del Memorial, hay 51 corazones rojos con los nombres de aquellos que nunca llegaron a sus trabajos la mañana de 22 de febrero. Cada corazón se sostiene en una maceta. Algunas tienen flores frescas o de plástico. Otras, sólo polvillo. En todas hay fotos de niños, jóvenes y adultos: vestidos de fiesta, posando, de vacaciones, abrazados con otros. Todos sonrientes. Vivos.

Miguel Ángel. Pablo. Tatiana y Huma. Dionisia. Pitu. Leonel. Ranulfo. Tati. Lucas. Teres. Matías. Gloria. Darío. Yolanda. Lucas. Carlos. Verónica. Flor. Braulio. Cristian. Jonatan. Esther. Lei Jin Yan. Y los otros 28.

Al lado del Memorial, un cartel, con el lema "Ju5t1cia" pide juntar 500.000 fotos de rostros para solidarizarse con el reclamo de los familiares. Los organizadores ya juntaron 200.000 imágenes a través de la página www.carasporjusticia.com.ar . Este lunes, a las 8.32, cuando se cumplan ocho meses de la tragedia, se reunirán nuevamente en Once para pelear contra el olvido.

A partir de las 18.30, el andén 1, junto a las vías del accidente, se convierte en un infierno de gente que intenta bajar o subir al tren . Al enjambre habitual se suman los pasajeros de los fines de semana, con sus bolsos y bultos de mercadería para vender en el conurbano. Carteras apretadas contra el pecho. Billeteras que pasan a los bolsillos de adelante, más seguros. Empujones, corridas, insultos. Gestos de malhumor y resignación.

Tras subirse al vagón, un hombre atraviesa su cuerpo para impedir que se cierre la puerta mecánica. "Para que entre aire", explica, señalando las ventanas cerradas del tren, que arranca igual. Cuando por los parlantes de la estación suena "no cierres la ventana", de la canción "Todo mi amor", de JAF, la ironía se completa.

La música se corta para que un locutor repita que el Gobierno está mejorando el sistema de transporte. Domingo, de 65 años, se sonríe incrédulo. Regresa a San Antonio de Padua, en Moreno, luego de trabajar todo el día en Lanús. "Son seis horas de viaje, ida y vuelta, cuando el tren anda bien", explica. "O sea, casi nunca", se resigna.

Por "tristeza y algo de miedo", Domingo mira de lejos el mural de los corazones. La mayoría de los pasajeros del tren rápido de las 18.45, en cambio, ni siquiera lo miran, mientras empujan para conseguir ese último lugar en el vagón. Cinco, diez, quince personas empujan en cada abertura y, al final, todos entran.

Por la cantidad de pasajeros, las puertas del vagón ya no se cierran. En cada abertura hay varias personas colgando, pero el tren arranca igual. Los que se quedan afuera salen disparados hacia los otros andenes. De nuevo, los empujones, las corridas, los insultos. Todo vale con tal de abandonar ese lugar maldito, al que volverán al día siguiente.

Los números, a ocho meses del accidente

La tragedia se produjo el miércoles 22 de febrero

  • 51
    Muertos
    A las 8.32, el tren 3772 del Sarmiento embistió el paragolpes del andén en la estación Once y se produjo el fatal accidente
  • 700
    Heridos
    Las tareas de rescate se extendieron durante varias horas
  • $ 600
    Millones
    Es el embargo trabado por el juez a los hermanos Cirigliano, dueños de TBA. Fijó una fianza de $ 5 millones
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