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Crisis en el mundo árabe

Sábado 20 de octubre de 2012 | Publicado en edición impresa

Las revueltas árabes / Las ramificaciones de la violencia

La guerra siria irrumpe en el Líbano con un ataque en el corazón de Beirut

En un atentado con un coche bomba, murió el número uno de la inteligencia de la policía, que, en agosto, había desarticulado una conspiración para asesinar a dirigentes contrarios al régimen de Damasco

 
 

BEIRUT.- La sangre de la guerra civil en Siria se derramó ayer sobre el Líbano, donde estalló un coche bomba en un atentado en el que murió el jefe de inteligencia de la policía, contrario a los intereses de Damasco en este país sobre la costa del Mediterráneo; otras siete personas murieron y 80 fueron heridas .

La reacción de los libaneses al ataque fue inmediata: mientras la oposición política (en su mayoría antisiria) exigió la renuncia del gobierno en pleno, en Trípoli, la segunda ciudad del país, se enfrentaron sunnitas y alauitas (secta a la que pertenece Bashar al-Assad).

Wissam Al-Hassan, número uno de la inteligencia policial libanesa, había encabezado recientemente una investigación contra el ex ministro Michel Samaha, vinculado al régimen de Al-Assad. En agosto, la pesquisa derivó en la desarticulación de un plan de asesinatos selectivos de dirigentes contrarios a Damasco.

Varios autos fueron destruidos y las fachadas de los edificios cercanos se vieron seriamente dañadas por la explosión de ayer, en un tradicional barrio de la ciudad, con balcones derrumbados.

Muchos vecinos corrieron en pánico para buscar a sus parientes entre el humo y el fuego, mientras otros ayudaban a trasladar a los heridos a las ambulancias en medio de un caos de escombros y metales retorcidos.

 
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El atentado ocurrió a la tarde en la calle Ibrahim Mounzer, en el barrio de mayoría cristiana de Sasin.

Poco después se desataron choques en Trípoli, en el norte del país, entre residentes de dos barrios de mayoría sunnita y alauita-chiita, en una réplica del conflicto sirio que enfrenta mayoritariamente a seguidores de esas dos facciones político-religiosas del islam y que, desde marzo de 2011, dejó más de 20.000 muertos.

Otras ciudades fueron escenario de protestas por la explosión y sus principales accesos fueron bloqueados con neumáticos incendiados. Todas las víctimas del atentado eran civiles. Según relatos de testigos, un grupo de obreros cayeron de un andamio en un edificio por la fuerza expansiva de la bomba.

Ajedrez político

En el ajedrez político del Líbano, el servicio de inteligencia que dirigía Al-Hassan está dominado por el movimiento sunnita Al-Mustaqbal, cercano a Arabia Saudita y rival del frente encabezado por Hezbollah, aliado de Irán y el régimen sirio alauita. Hezbollah domina, en cambio, la dirección de seguridad general y la inteligencia del ejército, las otras dos agencias de control libanesas.

La investigación dirigida por Al-Hassan había conducido al arresto del ministro Michel Samaha, quien fue hallado culpable de haber planificado -por cuenta de los servicios de seguridad de Damasco- atentados contra personalidades contrarias a los intereses de Siria en el Líbano, entre ellas, el patriarca cristiano maronita Bishar al-Rai.

La clase política, dividida entre partidarios y adversarios del régimen sirio, condenó unánimemente el atentado, pero evitó formular acusaciones.

El ministro de Información y vocero oficial, Umran Al- Zobi, declaró: "Se trata de un ataque terrorista injustificable".

En tanto, Samir Geagea, uno de los líderes de la oposición, afirmó a la prensa que el general Hassan se "desplazaba entre medidas de seguridad excepcionales" y que "había instalado a su mujer y sus hijos en París porque se sentía amenazado".

La explosión ocurrió a unos 200 metros de una sede del partido opositor Falange Cristiana, cerca de donde fue asesinado el 14 de septiembre de 1982 el entonces presidente libanés y fundador de la Falange, Bashir Gemayel.

El diputado Sami Gemayel, sobrino de Bashir, declaró a la radio Voz del Líbano que "este acto terrorista apunta a arrastrar al Líbano hacia los eventos que sacuden la región", en referencia a la guerra civil en Siria. Sami es también hermano de Pierre Gemayel, diputado y ministro de Industria asesinado en un atentado en 2006, atribuido al régimen sirio.

Siria intervino frecuentemente en los asuntos libaneses en las últimas décadas, lo que contribuyó a una inestabilidad que tuvo su apogeo durante la guerra civil que desangró al país de 1975 a 1990.

Agencias Reuters, ANSA y AFP .

Del editor: cómo sigue.
En Siria, los muertos son miles; los desplazados, millones, y el futuro, negro. Su guerra creció y cruzó fronteras. Y, sin embargo, el mundo sigue paralizado...

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