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Inglaterra clama contra el racismo en Serbia

David Cameron, primer ministro británico, exige una sanción “dura” de la UEFA al país balcánico si se demuestra que hubo insultos xenófobos contra algunos jugadores sub-21

El serbio Ninkovic y el inglés Rose, en los incidentes después del partido / M.T (AP)

Fue anotar Wickham el gol del triunfo de la selección inglesa sub 21 ante Serbia (0-1) y desatarse un penoso espectáculo que ha provocado la intervención del mismísimo primer ministro británico, David Cameron, que se ha mostrado “consternado” por los incidentes y ha pedido una sanción “dura” si se confirma que el episodio sucedió tal y como Danny Rose, el principal implicado, y sus compañeros relataron.

Rose es el elemento central de la escena: fue expulsado en el minuto 94, justo después del único gol del partido y se marchó enfurecido del campo, sujetado y empujado por compañeros y rivales y dirigiendo aspavientos al público imitando a un mono. Después del partido, Rose aseguró que fue el destinatario de insultos racistas proferidos por los seguidores serbios y contó a Sky Sports que recibió dos pedradas durante un saque de banda. Contó Rose, lateral izquierdo del Sunderland , que los insultos ya se dieron en el calentamiento. La bronca final la relata de la siguiente forma: “Marcamos, y después de 90 minutos de insultos, expresé mis emociones. Lo siguiente que recuerdo es que todos los jugadores serbios me rodeaban. Recuerdo recibir un par de tortazos. Fui empujado y entonces le di al balón y el árbitro me expulsó”. Rose pidió la exclusión de Serbia de competiciones internacionales. John Henderson, centrocampista del Liverpool, explicó que hubo “muchos insultos racistas antes y durante el encuentro”. También cayeron “piedras, monedas y asientos”, matizó Henderson. La Federación serbia, por su parte, niega que ocurriese ningún incidente racista.

El presidente de la Asociación de Futbolistas (AF), Clarke Carlisle, reclamó una suspensión “significativa” de Serbia. La federación inglesa emitió un comunicado en el que asegura que ha informado de los incidentes racistas: “Al parecer, su objetivo eran varios jugadores ingleses negros. El asunto está ahora en manos de la UEFA”. Después, se sumaron los políticos siguiendo la estela de Cameron: el ministro de deportes, Hugh Robertson, ha escrito al presidente del máximo organismo del fútbol europeo, Michel Platini, para pedirle que actúe. Y el miércoles por la mañana, la FA ha insistido en sus acusaciones con un nuevo texto en el que califica los incidentes de "inaceptables e inexcusables" y pide la acción "más dura posible" contra Serbia.

La Federación del país balcánico niega las acusaciones en un comunicado, en el que califica los gestos de Rose hacia los aficionados de "inapropiados, antideportivos y vulgares". Sí pide disculpas por los incidentes ocurridos tras el gol y anuncia que iniciarán un procedimiento urgente para determinar quiénes, de entre sus jugadores y técnicos, son los responsables. La Federación serbia cree que vincular "ese incidente (una pelea entre miembros de los dos equipos) y el racismo no tiene base alguna", de modo que considera que solo obedecer a la "mala voluntad".

Llueve sobre mojado. Las selecciones sub 21 de Serbia e Inglaterra ya se enfrentaron en 2007

El problema se agrava porque llueve sobre mojado. Algunos aficionados serbios ya protagonizaron un lamentable episodio en Génova, en un encuentro de clasificación para la Eurocopa disputado ante Italia en octubre de 2010. Entonces, el partido tuvo que suspenderse por el lanzamiento de bengalas, y antes y después del encuentro los ultras serbios se enfrentaron a pedradas con los carabinieri. Pero antes, las selecciones sub 21 de Serbia e Inglaterra ya se las tuvieron tiesas a cuento de un incidente parecido al de ayer, durante el campeonato de Europa de la categoría en 2007. La víctima fue entonces Nedum Onuoha y a Serbia se le castigó con una multa de algo menos de 20.000 euros (16.000 libras esterlinas). Por eso, Jason Roberts, delantero del Reading, se mostró escéptico con respecto a la posibilidad de que la UEFA actúe y por eso insistió en que la solución pasa por que los jugadores abandonen el campo, tal y como amagó Eto’o en 2006 en La Romareda. La propia FA, en su comunicado del miércoles, ha apoyado implícitamente esa solución, opinando que "ningún equipo debe ser obligado a jugar en un ambiente en el que prevalecen el racismo, la violencia y las amenazas" y que el asunto "pone en cuestión" que los equipos ingleses jueguen en Serbia en el futuro.

El tema es recurrente en Inglaterra porque también la Premier League ha tenido que lidiar con sus propios demonios. Aún está fresco el asunto Terry, tan espinoso que el central del Chelsea, excapitán de la selección, ha renunciado al equipo nacional por entender que su propia Federación le persigue. Todo a cuento de un insulto a Anton Ferdinand ("jodido negro de mierda") que la justicia ordinaria no consideró un delito racista, pero que para la FA mereció una sanción de 220.000 euros y cuatro partidos de suspensión. También sigue escociendo a Luis Suárez y a Patrick Evra aquella historia de un insulto racista del uruguayo al francés y un saludo retirado, saldada solo a medias con un gélido apretón de manos en el último partido entre Manchester United y Liverpool.

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