Cataluña - Elecciones al parlamento

Convergència i Unió Artur Mas

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Tercera y última oportunidad

Àngels Piñol

Convergència i Unió (CiU) afronta los comicios con una fijación: lograr una holgada victoria para gobernar con comodidad y sobretodo para que el tripartito no sume otra vez mayoría absoluta (68 diputados). “Soy gato escaldado”, dice sin desmayo el candidato Artur Mas, delfín de Jordi Pujol y ansioso de despojarse de la etiqueta de eterno aspirante. El candidato convergente ganó las elecciones en 2003 y tampoco le sirvió de nada en 2006 sacar 11 escaños a los socialistas.

Tras la larga CiU divisa su renacimiento, que puede ser un preludio del éxito que, también según los sondeos, otea para las municipales en Barcelona, la única ciudad española gobernada ininterrumpidamente por los socialistas desde 1979. Para ello, CiU se ha mentalizado de no repetir los errores del pasado y ha evitado videos agresivos contra sus rivales o compromisos ante notario de no pactar  con el PP. Con temple de acero, Mas ha hecho una campaña en positivo y eludido el choque con sus adversarios. El Caso Palau de la Música ha provocado su único resbalón. La Fiscalía persigue la imputación de dos altos cargos convergentes por la supuesta financiación irregular del partido y Mas la acusó de “entrar en campaña” además de activar el ventilador esparciendo dudas sobre el resto de partidos. Pese a que la sombra del Caso Palau es alargada, CiU no cree que le reste votos.

El suyo es un discurso austero, centrado en combatir la crisis y la reivindicación del concierto económico para paliar la frustración de la sentencia del Estatuto, las escuálidas arcas de la Generalitat  y el deseo soberanista.