La almohada, el cepillo, los hombros y el sumidero de la ducha te ofrecen una imagen un tanto desoladora: al acabar el verano se llenan de pelos. ¿Debemos alarmarnos? En principio no ya que, para empezar, es normal que cada día se caigan unos 100 pelos entre cepillados, lavados, recogidos y simplemente por la fuerza de la gravedad. El cabello nace, crece y también se muere por lo que la caída es parte de su ciclo natural.
En primavera y en otoño también es normal que la caída se acentúe un poco más; en esta época el cabello se renueva con más rapidez de ahí que se pierda una mayor cantidad. Es la llamada caída estacional. Este proceso natural se convierte en preocupante cuando la pérdida es muy abundante y se prolonga demasiado en el tiempo. Puedes saber si es el momento de alarmarse con una prueba muy sencilla: cepíllate unas 10 veces con un cepillo limpio sobre una superficie blanca (una sábana o una almohada). Después, cuenta la cantidad de cabellos que se han caído.
Si buscas poner freno a esa caída, alarmante o no, te recomendamos una serie de productos que te pueden ayudar en tu tarea. En cualquier caso, nuestra recomendación es que acudas al dermatólogo en caso de que tu pérdida de cabello vaya más allá de lo estacional y se una a otros síntomas como la irritación en el cuero, la aparición de calvas o cualquier otro problema más grave.
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