Las dos furgonetas bomba de ETA, cargadas con 1.700 kilos de explosivos, que la Guardia Civil interceptó la semana pasada camino de Madrid estaban dotadas de hasta cuatro mecanismos de activación, lo que habría hecho casi imposible neutralizarlos en el caso de que un aviso previo hubiera permitido intentarlo, según fuentes de la lucha antiterrorista. El objetivo del doble atentado sigue siendo una incógnita. José María Novoa, el único detenido, ha declarado que sólo la jefa del comando, Alicia Sáez de la Cuesta, lo conocía.
Un comando itinerante de ETA planeaba hacer estallar en Madrid, a la misma hora, las dos furgonetas bomba localizadas por la Guardia Civil el lunes y el martes pasados. En total, ambos vehículos contenían 1.700 kilos de explosivos, cloratita y dinamita, por lo que el atentado o el doble atentado, un extremo no aclarado aún por las fuerzas de seguridad, habría tenido unos efectos devastadores. Los dos temporizadores hallados en los artefactos tenían la misma hora: las 19.56.
La ciudad, Madrid; la hora, las ocho de la tarde menos cuatro minutos; la forma, dos furgonetas blancas cargadas en total con 1.700 kilos de explosivos; el día, cualquiera de esta semana. ETA tenía decididos todos los detalles de su reaparición. Así lo confirmó ayer el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, quien felicitó a la Guardia Civil por haber evitado que se desvelara la última incógnita: ¿cuántos muertos, cuántos heridos? Además de esas dos camionetas y del coche lanzadera, calificados por Mayor como "la caravana de la muerte", la Guardia Civil logró desarticular el comando itinerante -un detenido y dos identificados- y localizar su centro de operaciones, un zulo repleto de armas en Ametzaga, Álava.
A los vecinos de Ametzaga, un apacible pueblo a 30 kilómetros de Vitoria en el que sólo seis familias residen todo el año, les va a costar recuperar la tranquilidad. Poco se podían imaginar que en una de sus casas, rehabilitada hace cinco años, un comando itinerante de ETA había instalado su centro de operaciones. La Guardia Civil llegó hasta allí tras identificar al conductor de la segunda furgoneta bomba abandonada en Aragón, Igor Martínez de Osaba. El presunto etarra vivía habitualmente en ella y ahí fue donde en la madrugada de ayer la Guardia Civil se incautó de 25 kilos de dinamita.
Un control de la Guardia Civil de Tráfico cerca de Calatayud (Zaragoza) ha impedido a ETA consumar su amenaza de ruptura de la tregua con el atentado más espectacular, y quién sabe si el más sangriento, de su larga carrera terrorista. La banda preparaba para estos mismos días un gran atentado en Madrid con la explosión de una furgoneta bomba cargada con 900 kilos de cloratita y 50 de dinamita. Se trata del artefacto más potente que jamás haya utilizado ETA. En la operación, realizada el lunes, fue detenido el conductor del vehículo, José María Novoa, de 32 años, que figuró en las listas de EH por Álava en las pasadas elecciones municipales.
Interceptada una furgoneta bomba con 950 kilos lista para explotar estas Navidades en Madrid
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