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Champions League 2012-2013

El Málaga se pone guapo

El conjunto de Pellegrini se luce ante un Anderlecht (0-3) incapaz de hacerle frente

A los pies de Isco, la vida de la pelota se hace lenta. Y, de repente, zas, un zarpazo: un caño, un pase entre líneas, un amago, una pared como las de antes, una aceleración inesperada, cualquier cosa que quiera salir de su inagotable bolsa de trucos. El Málaga se graduó anoche ante el Anderlecht, un histórico venido a menos con esa solidez defensiva característica de los equipos voluntariosos, que gozan de mucho músculo, de gran actitud, repleto de jugadores atentos y entregados y, en fin, de poca o muy poca calidad. Eliseu y Joaquín pusieron los goles, alguno de ellos espectacular, y sellaron la candidatura de los malaguistas de cara a la siguiente fase de la Liga de Campeones. Pero Isco, que viene avisando desde hace un tiempo, dejó algo más. Dio muestras de ser uno de esos tipos con algo diferente en los pies, en la cabeza o donde diantres se esconda el secreto de ese juego que se llama fútbol.

ANDERLECHT, 0 - MÁLAGA, 3

Anderlecht: Proto; Gillet, Wasilewski, Nuytinck, Deschacht; Biglia, Kouyate; Bruno (Kljestan, m. 46), Kanu, Jovanovic (Iakovenko, m. 59) y Mbokami. No utilizados: Kaminskyi; Juhasz, Praet, Fernando y Sutter.

Málaga: Caballero; Sergio Sánchez, Demichelis, Weligton, Monreal; Camacho, Iturra; Joaquín (Duda, m. 73), Isco (Seba, m. 81), Eliseu; y Saviola (Santa Cruz, m. 65). No utilizados: Kameni; Gámez, Recio y Portillo.

Goles: 0-1. M. 45. Eliseu. 0-2. M. 57. Joaquín, de penalti. 0-3. M. 64. Eliseu.

Árbitro: Viktor Kassai (Hungría). Amonestó a Gillet, Iturra, Kouyaté, Wasilewski, Demichelis y Sergio Sánchez.

Unos 25.000 espectadores en el estadio Constant Vanden Stock.

En uno de sus cuentos, el escritor argentino Osvaldo Soriano imaginó un equipo de fútbol de algún pueblito perdido en la Patagonia, al que nadie era capaz de meter un solo gol. Semejante agravio estaba prohibido bajo pena de tremenda paliza. Hace un par de semanas, en Italia, el Anderlecht presentó su candidatura a parecerse a aquel equipo imaginado por Soriano. Ayer repitió táctica: un amontonamiento de jugadores atrás y salidas a la contra a toda velocidad, pero siempre algo cicatero, pensando en guardar la posición, sabedor de que su fortaleza está en la defensa. El Milan fue incapaz de abrir la lata en San Siro. El Málaga tampoco pudo durante toda la primera parte a pesar de que ya cedió algún destello del inevitable Isco. Pero Bruselas, definitivamente, no es la Pampa. Después de algunos contragolpes bien armados, pero mal finalizados por Joaquín, y de una ocasión clamorosa de Saviola, que el portero sacó a duras penas, el mediapunta malaguista se inventó uno de esos chispazos al filo del descanso. Pudo acabar en algo más: fue córner. A la salida del saque de esquina, Eliseu acabó con la resistencia del Anderlecht: impresionante zurdazo a la escuadra y punto final.

Pellegrini ha armado un equipo al que le encanta tener el balón, como en su día lo fueron su Villarreal o su Madrid

Pellegrini ha armado un equipo al que le encanta tener el balón, como en su día lo fueron su Villarreal o su Madrid. Le van las largas posesiones, la pelota al pie, la paciencia al hilvanar las jugadas, la música del toque, toque y más toque, hasta que un solista, generalmente Joaquín o Isco, pone la sexta velocidad y decide romper con un pase o una penetración. Solidario atrás y muy seguro con el balón, el equipo español se dedicó a esa tarea toda la segunda parte, ya con el viento a favor. Llegó al área contraria como quiso (cada contragolpe era un vendaval) y apenas concedió oportunidades a un Anderlecht plano, en el que apenas sobresalió el exjugador del Liverpool Jovanovich. Siempre, incluso con el marcador en contra, ofreció demasiado poco. Probablemente no había más. Con esa diferencia de calidad en el campo, la sentencia era cuestión de tiempo: siempre por la banda de Isco, en una de esas rupturas el lateral internacional Monreal penetró en el área y logró sacar petróleo. Penalti. Joaquín no perdonó el segundo gol de la noche. Y poco después, con el Anderlech grogui, Eliseu cerró la cuenta con una preciosa vaselina que selló un 0-3, en el primer partido a domicilio de un Málaga que apunta maneras de equipo revelación, en la Liga de Campeones. Y tal vez algo más si al entusiasmo de los comienzos, con este Isco titilante, no le acaba siguiendo la habitual melancolía que conduce a las despedidas.

El Anderlech tiene en su zurrón 30 Ligas belgas, dos Recopas, una Copa de la UEFA, un historial enorme. Mucho pasado. Frente a todo eso, de seguir así, el futuro es de un Málaga, que dejó patente que la clase media española está pero que muy por encima de la aristocracia centroeuropea (al menos, en lo futbolístico). Ayer, en la capital europea, la ruidosa afición malaguista disfrutó de lo lindo con un equipo bien guapo que ha interiorizado el sello característico de Pellegrino. Y con un Isco con hechuras de gran jugador al que su gente le gritó aquello de “¡selección, selección!”.

“Espero que no sea un milagro”

Nadie como Manuel Pellegrini para hacer alarde de prudencia en mitad de la euforia. “El primer error sería creer que ya estamos clasificados por tener seis puntos. Tenemos que aprovechar esta ventaja con los dos rivales por la clasificación y creo que el partido en casa ante el Milan será definitivo. Hemos hecho dos partidos importantes hasta ahora, pero la clasificación no está asegurada. Espero que esto no sea un milagro”, resumió el técnico tras la segunda exhibición europea de su equipo. “Lo importante es alcanzar el funcionamiento colectivo que estamos mostrando, por encima de los nombres”, señaló el chileno.

Las estadísticas refrendan la impresión de que el Málaga se mueve como un acordeón en ataque y en defensa. El conjunto malagueño es, junto al Oporto, el único equipo que no ha recibido ningún gol en las dos jornadas disputadas. Circunstancia que ya se repitió en la fase previa cuando solventaron su duelo con el Panathinaikos manteniendo a cero la portería de Willy Caballero. Con esos datos, el Málaga es el primer equipo español que no recibe goles en sus cuatro primeros partidos de la Copa de Europa.

“Con trabajo y humildad se consiguen las cosas”, contó Eliseu, protagonista del gol que abrió el camino de la goleada. Más allá fue Joaquín, citándose con el que parece será el principal rival del Málaga para pelear la clasificación. “Podemos hacer sufrir al Milan o a cualquier equipo y más en casa”, cerró.

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