Uno de cada cuatro comercios de Barcelona sobrevive a la actual situación económica pese a estar en pérdidas. La contracción del consumo y el aumento de gastos las hace deficitarias, según revela el último Indicador Comercio Barcelona (IcoB) elaborado por la escuela de negocios ESADE y la Fundación Barcelona Comerç. Solo la esperanza de sus propietarios de que la situación mejorará en breve las mantiene en vida, gracias a la inyección de capital proveniente del patrimonia familiar.

La incógnita es cuánto tiempo podrán resistir esos establecimientos la actual situación. “Estamos convencidos de que lo más duro ya ha pasado y los comercios creen que las ventas aumentarán”, señaló ayer el presidente de Barcelona Comerç, Vicenç Gasca. Joan Francesc Valls, de ESADE, aseguró que “la crisis ya ha hecho limpieza en los comercios”, por lo que no se tendría que producir otra gran oleada de cierres comerciales. La fundación que aglutina a los ejes comerciales evitó cifrar cuántos establecimientos han cerrado en los últimos años.

Las pérdidas afectan sobre todo al comercio especializado en productos para el hogar, ocio y cultura y equipamiento de las personas, según las encuestas realizadas a medio millar de comercios.

Los sondeos muestran como se desacelera la sensación de pesimismo entre los comerciantes. “Lo más duro ya ha pasado”, sostiene Gasca. Los sondeos reflejan la percepción comercial de que durante el último trimestre del año el importe medio de los tíquets de caja crecerá, así como las ventas en general, en parte por la campaña de navidad.

Esa versión positiva aparece pese a que se mantiene un porcentaje alto de empresarios que ven a un gran número de ciudadanos que entran en sus tiendas pero no compran, que los clientes van a la caza de ofertas o que han detectado que otras tiendas presionan sobre los precios para ser más competitivos.

La situación es tan delicada que el 24,7% de los comercios ha renunciado a repercutir sobre el precio final de sus productos la aplicación del alza del IVA que entró en vigor del mes de septiembre, lo que azuza todavía más sus márgenes de negocio. “Lo absorbemos nosotros para favorecer el mercado y el clima comercial”, afirmó Gasca, que señaló que el sector sí detectó en agosto como los clientes avanzaban comprar para librarse de la subida del impuesto. Un 11% de los proveedores también se han resignado a no aplicar los nuevos tipos de IVA. En todo caso, y acorde vayan pasando los meses, los comerciantes prevén que irán generalizando la aplicación de la medida impositiva.

De momento, el IVA se ha convertido en un elemento más que lastra los márgenes de los establecimientos comerciales, que se añade al encarecimiento del agua y gas y a la supresión de bonificaciones estatales a la contratación de personas mayores de 45 años, lo que supone un sobrecoste mensual de alrededor de 250 euros por trabajador.