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Dos niños coptos arrestados por arrancar dos páginas del Corán

Un niño y una niña de 10 y nueve años respectivamente fueron detenidos en la provincia egipcia de Beni Suef

Dos niños cristianos coptos, Nagy Rizk, de 10 años, y Mina Nady Farag, de 9 años, fueron arrestados el martes en la provincia egipcia de Beni Suef acusados de haber arrancado varias páginas de un ejemplar del Corán, el libro sagrado del Islam. Su caso es el último de una retahíla de controvertidos procesos judiciales, la mayoría contra cristianos, en aplicación de la ley contra la blasfemia.

Según informa el periódico egipcio Al Ahram, los dos chavales se encuentran bajo custodia policial en un centro de detención de menores a la espera que se lleve a cabo una investigación sobre los hechos. Su arresto se produjo como consecuencia de una denuncia presentada por Ibrahim Mohamed Ali, el imam de la mezquita de la aldea de Ezbet Marco, situada al sur de El Cairo.

Tras ver a los niños con algunas hojas rasgadas del Corán en sus manos el imán acudió a la iglesia del pueblo para solicitar a su cura que los castigara. Contrariado por la negativa del párroco a satisfacer su petición, se dirigió junto con otros tres aldeanos a un juzgado para efectuar una denuncia.

El padre de uno de los chavales, Nagy Rizk, ha hecho público un comunicado en el que asegura que los dos niños son analfabetos, y que no sabían que el libro que encontraron dentro de una bolsa de plástico en un pila de basura era un ejemplar del Corán. Algunas informaciones en los medios locales aseguraron que los dos menores habían orinado sobre el libro sagrado, pero no se ha podido comprobar su veracidad.

Este incidente llega después del procesamiento de varias personas, la mayoría de religión cristiana, bajo la acusación de haber “insultado el Islam”. Hace un par de semanas, Bishoy Kamel, maestro de una escuela de la provincia sureña de Sohag, fue sentenciado a seis años de cárcel por haber colgado en su página de Facebook unas viñetas de Mahoma consideradas blasfemas, y por haber injuriado al presidente de Egipto, Mohamed Morsi.

En otro caso notorio, Albert Saber, un joven de 25 años de origen copto pero que se declara ateo, fue procesado el pasado 13 de septiembre por haber colgado en su blog un enlace del tráiler de La inocencia de los musulmanes, el controvertido vídeo sobre la vida de Mahoma que provocó una ola de manifestaciones en el mundo islámico el mes pasado.

Su detención se produjo después de que su familia llamara a la policía para que les protegiera de una turba que pretendía asaltar su vivienda, situada en un suburbio humilde de El Cairo. Los agentes se llevaron el chico a comisaría, pero no para protegerlo de una agresión, sino para interrogarlo, y abrir un proceso judicial en su contra. Tras una breve primera sesión, el juicio fue aplazado hasta el próximo 17 de octubre.

Su caso ha provocado las denuncias de organizaciones coptas y de derechos humanos, y ha puesto de manifiesto la existencia de dos varas de medir a la hora de aplicar la ley contra la blasfemia. A diferencia de Saber, no se ha abierto ninguna investigación contra los jeques salafistas que difundieron el vídeo La inocencia de los musulmanes. Además, muy raramente se aplica la normativa contra los predicadores musulmanes que difaman a Jesucristo o a la religión cristiana.

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