Estamos cansados de oír siempre que el fútbol es una fiesta para vivir en paz, disfrutar en familia y compartir entre amigos; Siempre condenamos la mala conducta y los hechos reprochables de las diferentes barras en los estadios de Colombia, pues hoy tenemos que reprochar la irresponsabilidad de Gerardo Bedoya el sábado en el clásico capitalino cuando agredió primero con un codazo y luego con una patada en el piso a Johnny Ramírez.