Noticia

Eurocopa 2008 Fase final

El capitán de las mangas cortadas

El capitán de las mangas cortadas Casillas se estira para detener un balón en una sesión preparatoria con la selección.

El capitán de las mangas cortadas

LUIS MARTÍN 29/06/2008

"Entiendo que Franz Beckenbauer apueste por Alemania y por una Alemania que gane en la tanda de penaltis. Yo, en cambio, apuesto por que gane España y espero que sea durante los 90 minutos reglamentarios, sin prórroga. Lo de los penaltis es una lotería”, advirtió ayer Iker Casillas, capitán de la selección española. Ese capitán que según Luis Aragonés es un futbolista tan perfecto que se merece un 10. Un diez en todo: en profesionalidad, compañerismo, empeño, fútbol y capitanía. “Es un diez en todo sí, pero cuando sea un cinco puede estar seguro de que se lo diré sin problema”, bromeó ayer el seleccionador.

Pero, ni diez ni cinco. El número de Iker es el 1 y no debe ser casual, por eso ha ejercido de capitán en la selección con la mano tendida a quien necesitara ayuda en el grupo, empezando por Luis Aragonés.

De la mano del capitán, España se acercó a las semifinales, eliminando a Italia en la tanda de penaltis [paró dos] después de 120 larguísimos minutos en los que salvó el empate a cero en un disparo de Camoranesi que los italianos ya estaban celebrando. Ahora, como dijo Iker ayer “soñar es gratis pero lo conseguido hasta ahora es muy importante. A menudo, parece que llegar a la final y no ganarla sabe a poco. Yo mantendré vivo el recuerdo de por vida. El pueblito donde estábamos nos ha permitido preparar una competición de una manera diferente, muy nuestra, y nos ha salido bien”.

Iker Casillas (Móstoles, 27 años) volverá a sentarse solo frente a sus compañeros esta tarde en el vestuario del Ernst Happel vienés. En el banco corrido solo caben 22 jugadores, así que el portero se volverá al ritual de siempre: sentarse con sus compañeros de frente. Allí, solo, procederá a otro ritual: cortar las mangas de su camiseta, dejándola más corta de cintura de lo que llega de la fábrica. Debajo de la zamarra, hoy ha decidido jugar de negro, llevará una camiseta de algodón, de las de mercadillo. Apenas se le reconocen un par de manías: su guante izquierdo, fabricado especialmente para él, sólo tiene cuatro dedos —“parece de los Simpson”, bromea el portero— y cada vez que su equipo mete un gol, toca el larguero con la manopla derecha.

Iker, que en el campo ha recibido la pelota 11 veces de Marchena y se la ha dado 25 veces a Sergio Ramos, ha jugado 115 veces con el pie, y en sus pases en corto ha tenido un cien por cien de acierto mientras que en los pases en largo ha alcanzado el 78 por ciento de efectividad. Todos estos datos demuestran que con José Manuel Ochotorena, preparador de los porteros, ha mejorado mucho esa faceta del juego.

Casillas ha realizado 8 intervenciones y ha encajado dos goles: contra Rusia y Suecia en la primera fase. Por el contrario, Lehmann, el meta de la selección alemana ha intervenido 24 veces y ha encajado 6 tantos, dos de ellos después de haber cometido errores garrafales. El hombre que se desmarcó del glamour del Madrid galáctico de Florentino Pérez por la tangente —“yo no soy galáctico, soy de Móstoles”, llegó a decir en su día— hizo ayer un análisis para intentar explicar en qué se basa el éxito de la selección. “Bajo mi humilde opinión nuestro éxito es una cuestión generacional. Todos los que estamos aquí en esta Eurocopa hemos conseguido grandes resultados en las categorías inferiores. Quizás otros equipos acusen el cambio generacional como Portugal o Italia. España desde el pasado mundial y desde el pasado europeo ha cambiado las piezas veteranas por otras más jóvenes”, dijo.

Precisamente, lo que más le preocupa del rival esta noche es eso. “En este tipo de partidos, los alemanes siempre llegan a semifinales o finales; son expertos también en las remontadas; nosotros, en cambio, somos una selección que acaba de romper la maldición de la barrera de cuartos de final y tenemos la ilusión del momento. Sentimos a todo un país que disfruta viéndonos jugar”.

Casillas reconoció que siente “más responsabilidad y compromiso y nerviosismo en la selección”. “Es que claro, detrás de nosotros tenemos a detrás 46 millones personas. Todos pendientes de lo que hacemos o dejamos de hacer”.

El portero madrileño reconoció que por arriba Alemania tiene un equipo prácticamente perfecto y asumió que lo que se verá esta noche en el Ernst Happel de Viena es “un choque de estilos”, del que, como no, espera salir ganador.

Dado que puede ser el segundo futbolista español en levantar un trofeo para la selección —después de Olivella que lo hizo en 1964 en el Santiago Bernabéu en presencia de Franco— ayer le preguntaron a quién pensaba dedicarle el instante. Iker sonrió, ladeó la cabeza y soltó: “Mejor ganamos el partido y luego, pienso a quien se lo dedico”. Muy de Casillas, capitán de una España que obliga a soñar.

PRISACOM S.A. (Ribera del Sena s/n, Edificio APOT 4º planta) Madrid