Una ola de cambio

La pobreza, el hartazgo por el inmovilismo político y la falta de democracia han encendido la mecha de protestas sociales en el Magreb y Oriente Próximo. Primero cayó el presidente de Túnez, Ben Ali, y después el de Egipto, Hosni Mubarak, como consecuencia de una presión popular que, tras dos semanas de protestas, se volvió insoportable para el régimen.

compártelo

  • Compartir en Eskup
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
Mapa de la zona

Selecciona los distintos países para ampliar la información

La historia se pone a galopar en el mundo árabe

Revueltas en el mundo árabe

JAVIER VALENZUELA

En su discurso televisado de la noche del 1 de febrero de 2011, Barack Obama demostró haber comprendido perfectamente que la historia, si la entendemos como el progreso de la humanidad hacia mayores cotas de libertad y justicia, se ha puesto súbitamente a galopar en el mundo árabe. Dijo Obama: “En los últimos días, la pasión y la dignidad que han demostrado los ciudadanos de Egipto han sido una inspiración para todos los pueblos del mundo, incluido el de Estados Unidos, y para todos los que creen en que la libertad humana es inevitable”. Aludía a las repetidas concentraciones de cientos de miles de egipcios en la céntrica plaza cairota de Tahrir para reclamar la salida del dictador Mubarak y la llegada de la democracia al valle del Nilo.

El inmenso Tahrir se había convertido ese 1 de febrero en el corazón palpitante de una lucha por el pan, la libertad y la dignidad en el mundo árabe comenzada semanas atrás con la inmolación del joven tunecino Mohamed Bouazizi, al que la policía había incautado el carrito de verduras con el que se buscaba la vida. La revolución del jazmín tunecina ya había conseguido derrocar al dictador Ben Ali y abrir en ese país una transición a la democracia. Y pronto, muy pronto, el fuego encendido por Bouazizi había prendido en un norte de África reseco de despotismo, corrupción, escaso desarrollo económico y tremendas desigualdades sociales. Las llamas cercaban al egipcio Mubarak, que, para intentar apagarlas, anunciaba ese día que no volvería a presentarse a las elecciones tras más de treinta años de monopolizar el poder.

Para sorpresa de todos aquellos que apostaban por la inmovilidad fatal de la “umma” árabe, Argelia, Yemen, Jordania eran asimismo escenarios de protestas, y sus gobernantes se apresuraban, atemorizados, a cambiar gabinetes y prometer reformas.

El fuego encendido por Bouazizi prendió en un norte de África reseco de despotismo, corrupción, escaso desarrollo económico y tremendas desigualdades

Desde el Atlántico al Golfo Pérsico, el mundo árabe es, sin duda, muy complejo y plural. Y no obstante, como señala Eugene Rogan, ese universo sorprende por la existencia de profundos elementos de identidad común. No solo relacionados con la historia, la lengua, la cultura o la religión, sino de palpitante actualidad.

Al fracaso generalizado de sus elites políticas y económicas para incorporar sus países a la modernidad, se añade la existencia en todos ellos de poblaciones masivamente juveniles. Niños, adolescentes y chavales constituyen la mitad o hasta las dos terceras partes de sus habitantes. Ya habitan en ciudades, ya tienen algún tipo de estudios y, sobre todo, saben lo que pasa en el mundo gracias a la televisión, los teléfonos móviles e Internet. Su vitalismo, sus ganas de tener lo mínimo de lo que disponen las gentes de la ribera septentrional del Mediterráneo, contrasta explosivamente con la frustración de sus tristes existencias.

El polvorín tenía que estallar tarde o temprano. Lo está haciendo en 2011 y en un sentido más próximo a lo que ocurrió en los años ochenta en la Europa del Este que a cualquier otra cosa. Hastiadas del falso dilema entre autocracia y teocracia en el que quieren encerrarlas tantos sus gobernantes como el cinismo de la realpolitik occidental, esas juventudes quieren democracia.

Una cosa es que los intereses geopolíticos estadounidenses tal vez no le permitan a Obama apostar tan a fondo como él quisiera por esta revolución democrática árabe que se entronca en la tradición de la norteamericana y la francesa. Y otra, muy distinta, es que no sepa que estamos ante un nuevo reparto de cartas en el norte de África y Oriente Próximo. Lo dejó claro el 1 de febrero al afirmar: “Defendemos los valores universales, incluidos los derechos del pueblo egipcio a la libertad de reunión, la libertad de expresión y la libertad de acceso a la información”. Donde Obama dijo “egipcio” podía haber dicho “árabe”.

En directo

En imágenes

Retratos de rebeldes libios

Retratos de rebeldes libios

La revuelta y guerra en Libia a través de los rostros de que se oponen al régimen de Muamar el Gadafi

Protesta universitaria en Argel

Protesta universitaria en Argel

Miles de estudiantes tratan de llegar hasta el palacio de Bouteflika

'El amanecer de la Odisea'

'El amanecer de la Odisea'

La primera oleada de ataques de las fuerzas aliadas ha conseguido sus objetivos en Libia

Júbilo en la revuelta libia

Júbilo en la revuelta libia

La alegría de ciudadanos libios por la intervención en el conflicto que vive el país

Jon Lee Anderson

Fuego amigo, señales de tablas

Fuego amigo, señales de tablas

JOHN LEE ANDERSON

Viajando por las carreteras de Libia el fuego amigo puede llegar a ser letal

Avances rebeldes

Avances rebeldes

JON LEE ANDERSON

El periodista estadounidense analiza las posibilidades que los rebeldes tienen de avanzar hasta Trípoli

¿Quiénes son los rebeldes?

¿Quiénes son los rebeldes?

JON LEE ANDERSON

El núcleo duro de los que luchan contra Gadafi son los 'shabab', los jóvenes, muchos de ellos universitarios, que iniciaron la revuelta libia en febrero

Análisis

¿Puede Dios ser democrático?

¿Puede Dios ser democrático?

JUAN ARIAS

Cristianos, judíos y musulmanes deben compartir que la peor democracia es mejor que cualquier dictadura

De la necesidad, virtud

De la necesidad, virtud

FRANCISCO BASTERRA

Sin EE UU, Europa no hubiera dado el paso en Libia. París y Londres son liliputienses en el mundo

Diez cosas a evitar en el norte de África

Diez cosas a evitar en el norte de África

RICHARD YOUNGS

Es desafortunado que líderes europeos elogien reformas cosméticas en Marruecos o Jordania

ELPAÍS.com
© EDICIONES EL PAÍS, S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid (España)