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Elecciones en Venezuela

Lunes 01 de octubre de 2012 | Publicado en edición impresa

Reclamos por el asesinato de tres opositores

El gobierno calificó como un hecho aislado la muerte de los militantes

 
 

CARACAS (Para LA NACION).- La emboscada que terminó anteayer con la vida de tres simpatizantes del candidato opositor Henrique Capriles en Barinas no asustó a los caraqueños. La concentración de ayer fue una fiesta en la que también se exigieron responsabilidades ante el atentado contra la caravana opositora.

"Nosotros lo que queremos es que haya justicia. Lo que pedimos es que no haya impunidad", declaró el diputado opositor Julio Borge.

En medio de la campaña más peleada de la historia de Venezuela, el ministro de Justicia e Interior, Tareck el Aissami, utilizó la táctica habitual del gobierno: desviar el tema. Según escribió en su cuenta de Twitter, se trató de un "enfrentamiento" y de un hecho aislado.

"No fue un enfrentamiento, sí una emboscada por parte de los seguidores del gobierno", denunció a LA NACION Julio César Reyes, candidato opositor a la gobernación de Barinas y uno de los ex alcaldes más populares dentro del chavismo. Los oficialistas pretendían impedir la entrada de la caravana en una urbanización de Barinitas.

A uno de los detenidos se le secuestró un carnet de la Dirección Regional de Medio Ambiente. "Lo sacamos de allí antes de que fuera linchado por la población", narró Reyes.

Son las primeras muertes violentas registradas en la campaña, pero en varias ocasiones se presintió la tragedia. En marzo, el propio Capriles fue atacado a tiros en el barrio caraqueño de Cotiza y tuvo que resguardarse de las balas. Junto a él marchaba el hijo del dirigente Ismael García, que resultó herido en un brazo.

En julio, otra caravana opositora se topó con radicales chavistas que le impidieron recorrer La Vega. A las fuerzas de choque bolivarianas se sumó la policía. Frente a los escudos y los cascos de los antidisturbios, Capriles improvisó un acto en el que prometió una policía más eficaz contra el crimen.

En Puerto Cabello se repitió la misma escena, cuando oficialistas se presentaron en el aeropuerto para evitar con piedras y palos que los opositores recibieran al candidato presidencial, que no pudo aterrizar y se vio obligado a llegar a la ciudad en una barca de pescadores. Una imagen que ya quedó para siempre en la pequeña historia política de esta campaña.

Las tres muertes no parecen haber aplacado la ferocidad gubernamental. El propio presidente Hugo Chávez profundizó ayer su discurso belicista: "Los planes desesperados de la extrema derecha los vamos a derrotar, no sólo en las urnas. Si se les ocurre tratar de desestabilizar el país, les haríamos que se arrepientan"..

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