Dirige y presenta Jorge Mora
En la historia universal de la humanidad hay algo que no ha cambiado hasta hoy... la incesante y constante búsqueda de la felicidad. Todos la prometen, todos la buscan y algunos la pregonan, desde las religiones a los partidos políticos, desde los gurúes del marketing a los líderes de opinión, también desde el permanente bombardeo en los anuncios de los medios de comunicación, que venden fórmulas de éxito y de felicidad superficial.
A fines del siglo pasado las grandes potencias anunciaban la necesidad de instaurar un nuevo orden mundial para que el mundo consiguiera la igualdad y la paz. Ahora podemos ver su resultado: caos, desigualdad, indiferencia y destrucción.
Donde se imaginaba conseguir un mundo de tolerancia en el que conviviesen religiones y culturas, ahora se asoma el fantasma de la xenofobia y el fanatismo.
Donde se imaginaba una esperanzadora aplicación de la tecnología, ahora somos testigos de la sobreexplotación de los recursos naturales que provoca un desastre irreparable en la contaminación del globo.
Donde se imaginaba una civilización de ancianos disfrutando del descanso en su retiro, ahora hay un frenesí de trabajadores bajo presión y millones de personas explotadas.
Las sociedades que han conseguido cierta estabilidad económica han perdido la simpleza de su vida, su tranquilidad y la riqueza de sus costumbres milenarias.
Hubo un tiempo en el que creímos que el hombre había llegado a la madurez, a la mayoría de “edad”, pero al parecer hemos retrocedido en lo que se refiere a la unidad mundial y a los valores.
Parecía que el futuro nos reservaba calles tranquilas, un empleo seguro y un mayor tiempo en comunión con nuestra fe y nuestra vida interior.
Hoy nos encontramos con la pérdida de la serenidad, del trato humano y personal, de la amabilidad, del respeto por nuestros mayores y por nuestras familias, la falta de reconocimiento por la sabiduría, la experiencia, los buenos ejemplos, el conocimiento, las buenas costumbres, las buenas conductas y las buenas obras.
Al observar esta realidad cotidiana, que se destaca principalmente por la ausencia de la armonía y de la serenidad, en Monitor creemos interpretar que multitudes de personas anhelan encontrar también en los medios de comunicación espacios para poder suspirar de pasión e inspiración, nutrirse de ideas, ideales, valores y cultura, condimentos esenciales capaces de encender su mente, su corazón y su espíritu.
En este sentido, en Monitor, desde el equipo de producción hasta los micrófonos nos asomamos a la ventana del tiempo que nos toca vivir, lo analizamos y nos aventuramos a afrontarlo. Todo nos indica que no es el momento para capitular. Éste es el mejor momento para dar batalla utilizando nuestras mejores armas, la música y la palabra, y hacerlo como sabemos hacerlo, con entrega y dedicación, creando cada domingo una emisión que acompañe, alimente la visión, el intelecto y el ánimo de los oyentes dándole un mejor significado a la vida cotidiana.
Desde RADIO CARACOL construimos nuestro mensaje deseando que llegue y se refleje en el mayor número de personas posibles. El sonido que nace en nuestra antena es el comienzo de un viaje en el que se unen el habla, el pensamiento, los hechos cotidianos, las relaciones humanas, el deseo de una paz verdadera y un mundo más humano y cuidado.
A través de este programa cada Domingo por la mañana exploramos el mundo, lo descubrimos, nos comprometemos, nos involucramos, lo adaptamos a nuestro idioma y estilo y se lo comunicamos a Uds, nuestros queridos amigos.
Gracias por escucharnos.