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Inflación

Lunes 30 de julio de 2012 | Publicado en edición impresa

El BCRA no quiere hablar de inflación

El relevamiento sobre los precios se llamará "Informe macroeconómico y de política monetaria"

Por Florencia Donovan  | LA NACION

 
 
 

No sólo se la ha desterrado a un lugar irrelevante en las estadísticas, sino que l a palabra "inflación" también se ha vuelto algo casi prohibido en el léxico oficial. El Banco Central (BCRA), que hasta hace algunos meses tenía como misión fundamental preservar el valor de la moneda (en otras palabras, mantener la inflación a raya), decidió ahora rebautizar su tradicional "Informe de inflación" como "Informe macroeconómico y de política monetaria".

El informe, que tiene una periodicidad trimestral, se dará a conocer hoy bajo su nuevo nombre, confirmaron en el BCRA a LA NACION. "Era una rémora del régimen de metas de inflación", esgrimieron desde la entidad que preside Mercedes Marcó Del Pont. "Además, desde que se reformó la Carta Orgánica [en marzo pasado], el Banco Central tiene una mandato múltiple", agregaron.

Según el texto aprobado a comienzos de año por el Congreso, el BCRA tiene ahora por finalidad "promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social".

"Lamentablemente, trabajar con los datos oficiales es muy complicado y siempre hay que pasarles un filtro", opinó Rodrigo Alvarez, director de la consultora Analytica. En su apreciación, el cambio de nombre del informe "tiene que ver también con el cambio de mandato del BCRA. Es lógico que al no ser preservar el valor de la moneda su mandato principal, tampoco tiene sentido tener un informe exclusivamente de inflación".

El "Informe de inflación", a cargo del economista Jorge Carrera, había surgido durante el mandato de Alfonso Prat-Gay en el BCRA, y había sido desarrollado por el ex responsable del área de estudios macroeconómicos del banco Francisco Gismondi. Contenía no sólo detalles sobre la evolución de los precios de la economía, sino que describía la situación de varios indicadores del nivel de actividad económica y hasta los del mercado laboral.

Casi de forma estandarizada, la mayoría de los países que trabajan con metas de inflación tienen un informe con este nombre. "La Argentina lo empezó a hacer en tiempos de Prat-Gay, cuando había esa idea. Después eso fue degenerando, porque, a partir de 2007, cuando el Indec dio a conocer tasas falsas de inflación, el BCRA siguió publicando el informe, pero con cifras falsas. Aunque es cierto que también tiene otra información macro, ya había perdido su lógica", opinó Juan José Llach, director del Centro de Estudios de Gobierno, Empresa, Sociedad y Economía del IAE y ex viceministro de Economía. Lo central de un informe de inflación, explicó el economista, es que el Banco Central explique allí si se están cumpliendo o no las metas de inflación que se establecieron en el programa que se fijó el año anterior, y qué se va a hacer eventualmente para corregirlas. "Lo esencial es el compromiso a que la inflación se mantenga dentro de una banda determinada", aclara.

Además de Inglaterra o Nueva Zelanda, en la región también Brasil, Chile, México y Perú tienen regímenes de metas de inflación. "Para hacer metas de inflación, tenés que tener las variables ordenadas y las metas estables. Pero en la Argentina nunca se llegó a implementar", señaló el ex gerente general del Banco Central Hernán Lacunza, quien además destacó que hace tiempo por ejemplo que el Banco Central tampoco publica el "Informe de seguimiento del programa monetario" "porque siguen estando las metas monetarias, pero nadie las controla".

"Es correcto que los documentos deben tener el título más preciso posible y reflejar de manera adecuada el enfoque actual del Banco Central", opinó, por su parte, Juan Miguel Massot, economista de la Universidad del Salvador. "Pero, lógicamente, en macroeconomía, los títulos de un documento no son lo sustantivo, sino la política monetaria y crediticia que siga el Banco Central. Por lo tanto, el cambio de nombre refleja desde la «nominalidad» el cambio real del rol del Banco Central en estos últimos años", deslizó.

Información deteriorada

Más allá del Informe de Inflación, entre los economistas existe un consenso de que hay un deterioro en la calidad de la comunicación de los distintos organismos públicos. "Creo que la comunicación debería ser más amplia; hay poca información disponible y cualquier restricción no es buena", se lamentó Rodrigo Alvarez. "Las estadísticas argentinas están muy retrasadas y sería mucho más fácil trabajar sobre la base de mayor información. Hay que generar más información, no menos, y también más consistente; éste es un desafío para el Gobierno", deslizó.

La manipulación de los datos del Indec fue el comienzo de un largo deterioro en las estadísticas oficiales. En lo que respecta al BCRA, por caso, no sólo afectó al Informe de Inflación, sino también al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM, en la jerga), un sondeo que la autoridad monetaria realiza entre analistas privados sobre las principales variables macroeconómicas. Y es que, en lugar de dar sus pronósticos reales de inflación, los analistas terminaron incluyendo en el REM cuánto creían que informaría el Indec. Después de que por la acción del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, muchas consultoras fueran demandadas en la Justicia por dar sus proyecciones reales del índice de precios, la inflación se volvió para muchos más que una palabra prohibida..

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