Todo a Babor. Revista divulgativa de Historia Naval
» Vida en los barcos

Armamento que portaban los buques de la Real Armada. Armamento.

- Dibujos e información de elaboración propia, excepto las fotos y parte de sus textos, que son del Museo Naval de Madrid. Agradecimiento especial a Luis Villoslada. Y a Antonio Luis Martínez Guanter, por la información sobre las Reales Ordenanzas.
El Cañón

Cañón de 36 libras

La imágen corresponde a un cañón de a 36 libras. El cañón era el arma básica de cualquier barco de guerra de la época. Los había de diferentes calibres que íban desde los de 8 libras de los más pequeños, hasta las 36 libras de los más grandes. Se cargaban por la boca del cañón y en un principio se aplicaba fuego mediante una mecha para disparar, siendo sustituído a finales del XVIII por los tirafrictor o llaves de artillería, siendo más seguros y rápidos. Una bala de cañón de 36 libras (más de 15 kilos) podía abrir un boquete en los macizos costados de los navíos que podían tener 60 centímetros de grosor. En España se fabricaban excelentes piezas en la Real Fábrica de Cañones de La Cavada, en el término municipal de Riotuerto. Podían ser servidos desde sólo 6 hombres en los cañones de a 8 libras, hasta 12 o 14 artilleros en las piezas de calibres más altos.

Las Reales Ordenanzas de 1793 indicaban lo siguiente en el artículo 3, título quinto:

  • "Se considerará la fuerza del Equipage, y el calibre y tamaño de la Artillería, para determinar el número de hombres de cada cañón, computando de diez a doce para los de 36 y 24, nueve a once para los de 18, siete a nueve para los de 12, cinco a siete para los de 8 y 6, y tres a cinco para los demás calibres menores".

Hay que tener en cuenta que de todos los hombres que servían cada cañón había varios que estaban destinados a otras comisiones en combate. Había un trozo (grupo) de abordaje, contra incendios, para ayudar a las maniobras de los marineros (halar, bracear y demás), retirar a los heridos o a los muertos, que eran sacados en pleno combate de las dotaciones de los cañones según las necesidades. Por lo tanto de esos 14 hombres que manejan un sólo cañón de a 36 iban disminuyendo por diferentes causas a lo largo de un combate, con la repercusión que esto tenía en el disparo y manejo de la pieza. De ahí que los navíos fueran con muchísima más tripulación en tiempo de guerra que lo normal cuando se navegaba en tiempo de paz. Las ordenanzas en su artículo 23 del título primero dicen:

  • "Los ranchos podrán tener mas gente de la que se aplica al servicio de un cañón, y aun deberán tenerla siempre, porque ha de comprenderse en ellos para el uniforme servicio y disciplina a todos los que se han de emplear en combate, tanto en la maniobra, como en lampacería, pañoles, enfermería y otros destinos".

Los Artilleros de las brigadas de Artillería de Marina eran muy solicitados y normalmente no había suficientes para dotar un navío con ellos. Por eso los que había eran preferibles en las baterías:

  • "Si alcanzase para ello el número de Artilleros de Brigada, no contados los que han de emplearse en pañoles, se destinará uno a cada cañón, para que le gobierne como Cabo, y él de Mar se colocará a su izquierda, para remplazarle si falta o es llamado a otra atención". (Artículo 6).

Y también:

  • "El Condestable y Cabos de Artillería, ó bombardero que exerzan de Cabos, se destinarán con la preferencia del siguiente orden hasta donde alcance su número: primera, segunda, tercera batería, pañol, alcázar, castillo". (Artículo 8).

Cuando faltaban artilleros de marina se disponía que:

  • "No alcanzando el número de Artilleros de Brigada al de cañones, se destinará solo uno para los del alcázar, y otro para los del castillo: y bastando los restantes para los de las baterías, se señalará una a cada uno: y no alcanzando a esto, se confiará a cada uno el cuidado y dirección de dos cañones, no su servicio material de Cabo: y si resultase posible aplicar un Artillero por cañón a una de las baterías, se preferirá la segunda, como de menos interrumpible servicio en casos de mar y viento, y más a propósito para el acierto de las punterías importantes". (art. 7)

Puentes de artillería de un navío de línea

  • Imagen superior: Puentes de artillería de un navío de línea de dos cubiertas de cañones. De arriba a abajo tenemos la cubierta del alcázar o castillo que solía portar cañones de 8 libras u obuses de varios calibres (normalmente de 24 o 30 libras), después la segunda batería que solía armar cañones de 18 libras; por último la primera batería con cañones de 24 o 36 libras.
El Obús.

Obús de 48 libras

La imágen corresponde a un obús de a 48 libras con cureña puesta sobre corredera.

Obús de 24 libras
corredera de obus

La imágen superior corresponde a un obús de a 24 libras y la inferior una corredera para la cureña del obús. A diferencia de los franceses los españoles sí buscaron y plantearon una buena alternativa a las carronadas. Los obuses marinos proyectados por el comisario General de Artillería Francisco Javier Rovira, eran piezas ligeras pensadas para lanzar principalmente granadas con tiro directo y aumentar los fuegos altos de los buques. La munición que podía emplearse en estos obuses eran bombas y metralla, aunque por la dificultad técnica y manejo para el lanzamiento de las primeras no se utilizaron, quedando prácticamente los obuses para el disparo de metralla a corta distancia. Si se hubiera conseguido un buen método para poder disparar bombas, con efectividad y sin peligro, los obuses de Rovira hubieran llegado a ser unas armas temibles, que hubieran dado una gran ventaja artillera a los buques españoles.

Aparejos de un obus de a 24 libras

  • > Obús de a 24 libras con sus aparejos y con cureña puesta sobre corredera. Gracias a la corredera la pieza podía moverse de forma lateral de manera muy parecida a las carronadas, dotando al obús de más margen de maniobra que una cureña convencional. Las correderas también fueron probadas con cañones recamarados.

En un principio fueron fundidos obúses de a 24 libras en 1791, tras las pruebas hechas con carronadas. Se instalaban en el castillo o toldilla de los navíos en cureña puesta sobre corredera principalmente, aunque en sus inicios fueron montados también en cureñas de cañón. Se podían llevar en grandes cantidades en estas partes altas de los navíos porque eran de poco peso. Un obús de a 24 libras pesaba como un cañón de a 6 libras sólamente. En 1798 se publicó un Reglamento específico de Obuses, donde se indicaban el número de estas piezas a montar, desde los grandes navíos de línea hasta balandras y embarcaciones menores, con diferentes calibres y número según el tipo de buque. Esta reglamentación fue actualizada de nuevo en 1803. En la Real Armada existían de los calibres de a 48, 36, 30, 24, 12, 8 y 4 libras, siendo estos últimos utilizados a bordo de las lanchas en los desembarcos o cuando ejercían de fuerza sutil en los apostaderos. Solían ser servidas por sólo 4 o 6 artilleros.

Retroceso en una corredera

Arriba tenemos un obús montado sobre corredera antes de ser disparado (a) y tras el disparo vemos como el obús ha retrocedido hacia atrás (b). Lo malo de este sistema era que el retroceso era más violento debido a la menor distancia que en una cureña normal. Lo bueno es que era más cómodo su servicio.

Movimiento lateral de un obús

Tal y como hemos dicho anteriormente la corredera tenía la ventaja de poder maniobrar lateralmente con facilidad gracias a dos pequeñas ruedas que incorporaba detrás, y sin necesidad de utilizar los pies de cabra tal y como limitadamente se hacía con las cureñas convencionales. Tirando de uno de los palanquines y dejando el otro sin tocar, se movía la pieza lateralmente basculando gracias a un fuerte perno que iba unido al costado del buque.

Correderas de carronadas

Tal y como se muestra en la imagen superior en la actualidad se pueden ver a bordo de la fragata estadounidense USS Constitution carronadas con cureñas montadas sobre correderas, tal y como debían estar los obuses españoles montados. También lo podemos ver en la imagen siguiente en una excelente maqueta del Santísima Trinidad, con su cuarta batería armada de obuses de a 24 libras con este tipo de cureñas.

Obuses de a 24 libros en el Santísima Trinidad

Tipos de cañones bomberos

  • Diseño a dos vistas , horizontal y vertical, de cañones bomberos del calibre 68 inglés, de los cañones del calibre 32 inglés en la primera batería y de los cañones del calibre 32 inglés en el alcázar y castillo, de la corbeta Villa de Bilbao; de los cañones del calibre 32 inglés del bergantín Volador, de los diferentes Tipos de munición y jarra de pólvora empleados en el servicio de cañón. Ferrol 30 de mayo de 1846 José Novoa y Vázquez. Imagen: Museo Naval de Madrid.
Pesos y medidas de los diferentes calibres de los obuses.
Calibre Longitud Peso Carga
Pies
Pulgadas
Metros
Quintales
Kg.
Libras
Kg.
48
6
3
1,92
28
1.288
4
1,81
36
5
8
1,76
24 1/4
1.104
3
1,36
30
5
4
1,64
20 1/4
920
2,8
1,27
24
4
11
1,25
16 1/4
736
2
0,90
Disposición de obúses en un navío de 74 cañones, según la reglamentación de 1798.

A continuación dos imágenes con la disposición de los obuses a bordo de un 74 cañones y de un navío de tres puentes. Aunque esta disposición por reglamento solía variar normalmente, en cuanto al número de piezas y calibres, según la disponibilidad en arsenales de tales piezas. Las carronadas, cuando eran ocasionalmente utilizadas alguna vez, eran montadas en lugares similares a estos.

Disposición de obúses en un navío de 74 cañones

Disposición de obúses en un navío de tres puentes, según la reglamentación de 1798.

Disposición de obúses en un navío de tres puentes

Carronada.

Carronada de 32 libras

La imágen corresponde a una carronada de a 32 libras instalada en la toldilla de un navío. La carronada era un tipo de cañón ideado por el inglés Boyne y fundido en Carron (Escocia); no tenía muñón, siendo sustituido por un robusto perno de hierro que atravesaba por el ojo de un resalte de metal que tenía esta pieza en la parte inferior; en comparación con los cañones normales era de fácil manejo, mayor calibre de los proyectiles, menor riesgo a los sirvientes en combate, se podía hacer con el un fuego más vivo y mejor dirigido; sin embargo, tenía menor alcance y sufría mucho las cubiertas de los navíos con los disparos.

En España la Real Armada los probó por primera vez en 1785, a bordo del navío Santa Ana, aunque su uso en los navíos de línea fue normalmente de forma esporádica no era raro disponer de algunas si se terciaba, seguramente provenientes de buques ingleses capturados, y que al encontrarse depositados en los arsenales fueran del agrado de algún comandante que ordenara montarlas a bordo de su buque. Por ejemplo, en Trafalgar 4 de los 15 navíos españoles llevaban carronadas de los calibres de a 32, 28 y 10 libras. Aunque era más frecuente su uso en unidades más pequeñas, sobre todo en buques mercantes, corsarios o pequeños buques de la Armada. Solían ser servidas por sólo 3 ó 4 artilleros.

De todos modos el uso de las carronadas en los navíos estaba contemplado en las ordenanzas, en el artículo 34 del título V de las de 1793 se dice:

  • "Cuando hubiese carronadas en la segunda batería, ó en la segunda y quarta, sus cartuchos se depositarán con separación de caxa pero en un propio pañol, pues no cabe equivocarse al solicitarlos y recibirlos".

Carronada

Pedrero.

pedrero

La imágen representa un pedrero de a 3 libras y su vista frontal.
El pedrero era un arma de bronce o hierro de pie y medio de longitud que se cargaba por la culata con una pequeña bala de 3 libras, en este caso. Iba montada en una horquilla giratoria e instalada en las bordas de los buques o, principalmente, en los faluchos y botes. Se cargaba también con metralla para batir el combés enemigo y obenques en los abordajes. Era manejada por un sólo hombre.

El Mortero.

Mortero

Está dividido en tres partes, el primer cuerpo o vientre, el segundo cuerpo, y el tercer cuerpo o caña, finalizado en el brocal del mortero; lleva dos asas y placa fundida con el vientre del mortero; en la parte exterior tiene un receptáculo para la pólvora, llamado cazoleta, que en el caso de este modelo representa un rostro; va fijo a una madera que simula la cubierta de una bombarda o lancha bombardera donde iba montado. Su utilización cayó en desuso a finales del siglo XVIII, tras la aparición de los cañones bomberos (obuses). Foto y texto del Museo Naval de Madrid.

 

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