Publicado en edición impresa de creditos

Y los sueños, sueños son

Me preguntan si sigo atendiendo consultas de soñantes. Lo hago, pero ahora a través de Internet, porque las restricciones al intercambio de divisas me impediría, de otro modo, operar con sueños extranjeros (exijo el pago por adelantado y mediante depósito en paypal). ¿Tienen patria los sueños? Aparentemente sí, porque mi método (infalible) correlaciona imágenes oníricas con titulares de periódicos, que son la cosa más patriótica del mundo. Cada presidente tiene su Clarín o su Fox News, cada ministro su “¡mentís!” a flor de boca. A nosotros nos parece que nuestros gobernantes exageran con sus acusaciones sumarísimas de “nazis”, pero los ecuatorianos que me han consultado últimamente sueñan con cárceles y campos. En fin, no quiero extenderme en estas vicisitudes laborales.

Mi mamá soñó que Cristina (así llama ella a la Sra. Fernández, de la que es más devota aún que de San Expedito, que la ayuda a encontrar todo lo que pierde) le ordenaba cortar ciertos gajos de Eucalyptus Citriodora Hook que amenazaban caer sobre su cama.

Ella no me consultó al respecto y quiso resolver su sueño por las suyas. Como dinero para semejante operación de poda ella no tiene, pidió un crédito de esos que les ofrecen a los jubilados cuando van a cobrar sus haberes (a mi juicio, magros). Ella firmó y al instante tenía acreditada una suma que, cuando examiné el contrato, involucraba más de un ochenta por ciento de costo financiero total.

Así que si ajusto mis honorarios macrobióticos (por Macrobio, el fundador de mi disciplina laboral) no crean que es por codicia o sueño personal, sino por necesidad familiar (sostengo una manada): sepan que es porque tendré que hacerme cargo de las cuotas de ese crédito usurario hecho a la medida de jubiladas oficialistas.

G Plus

Facebook

Twitter

¿Te gustó este artículo?
Temas
 

Comentarios

Comentá en Perfil.com

Para comentar debes estar logueado,
ingresá a través de:


 

Galerías de fotos