temor a una guerra

Sobre líderes y conflictos

¿Cómo reaccionarían Romney o Santorum frente a un conflicto entre Israel e Irán? Y, lo que es más importante, qué decisión tomaría Obama. Elecciones en medio de tensión.

Por Dante Caputo

17/03/12 - 10:35

 

En estos meses se incuban cambios que pueden tener efectos importantes en los próximos años. Uno de los mayores es la elección presidencial en Estados Unidos y la lucha dentro del Partido Republicano para elegir candidato. En estas semanas se desenvuelven las primarias en ese partido que finalmente han dejado en la práctica sólo a dos precandidatos: los señores Mitt Romney, el favorito, y Richard Santorum.

El discurso público de Santorum es extremadamente elemental. Se basa en una sucesión de consignas muy pobres de contenido. Es un católico militante, muy conservador en temas culturales. Se opone, por ejemplo, al uso de métodos anticonceptivos. Sus hijos estudian en casa, por desconfianza de los programas escolares, juzgados demasiado progresistas. Sin embargo, a la vista de los resultados, ha captado crecientemente la atención de amplios sectores republicanos, en especial en la clase media baja y en zonas rurales.

En el discurso de Santorum brillan por su ausencia las propuestas de políticas públicas que aplicaría para resolver los principales problemas del país en estos años de crisis. Cuestiones como la situación mundial y el rol de Estados Unidos frente a su crisis de hegemonía parecen temas de otro universo. Sus dichos son eternos, ni el tiempo ni el espacio tienen vínculos con ellos.

Su rival, Romney, ex gobernador de Massachusetts, tiene algún vínculo mayor con el mundo que lo rodea. Su discurso es más articulado. Trata, en ocasiones, de presentar un razonamiento sobre lo que cree que debe ser hecho en su país.

De todos modos, uno y otro carecen de liderazgo y de ideas. En ese contexto, las posibilidades de reelección de Barack Obama, sobre las que muchos dudaban a mediados del año pasado, se fortalecen. Probablemente, no será el presidente quien gane las elecciones: serán los republicanos quienes la perderán. ¿Cómo será el segundo mandato de Obama? Liberado de la prudencia que exige la reelección, ¿se acercará a las expectativas que movilizaron el voto que hace cuatro años le dieron el triunfo?
Usted quizás recuerde, lector, la frase de Lula, a propósito del estilo desdibujado del presidente estadounidense: “Obama carece de la audacia que tuvo el pueblo norteamericano cuando lo votó”. En todo caso, ésta es una pregunta que llega en un momento particular del mundo.

La pérdida de peso de Estados Unidos, la crisis europea, la emergencia de China, la situación en el norte de Africa y Medio Oriente, con los cambios de régimen político y la posibilidad de una guerra entre Irán e Israel, son algunas de las cuestiones que mantendrán nuestro mundo en tensión e incertidumbre en los próximos meses y, probablemente, años.

¿La segunda administración de Obama se parecerá a la primera en estos asuntos? Si fuera así, temo que no sea una buena noticia en general. La gravedad de los asuntos que acabo de enumerar requieren una clara idea del mundo en que vivimos y la manera de evitar catástrofes y sufrimientos. ¿Dónde están los líderes para enfrentar esta crisis?

Lector, éstas no son preocupaciones menores. En el mundo puede haber guerra. Si bien hoy es lejana la probabilidad, no se debería descartar la hipótesis de que se utilicen armas nucleares. No me refiero a la posibilidad de una guerra nuclear global, sino una de carácter regional, pero cuyas consecuencias serían de todos modos devastadoras. ¿Los protagonistas? Irán e Israel.

El discurso y las acciones duras y agresivas del Estado de Israel están a la vista de todos. No es necesario más que el recorrido de las noticias.

Lo que no resulta tan evidente es la voluntad extrema de sus vecinos de aniquilar al Estado israelí. Creo que nunca escuché de una forma tan cruda hablar de la destrucción del enemigo como me sucedió con dirigentes de países árabes. No es una cuestión de propaganda de Israel. Es lo que viví, vi y escuché. Cierto pudor, quizás equivocado, me detiene para compartir con usted frases que le darían una dimensión de esa voluntad de destrucción.

Hay una parte importante de la dirigencia árabe que no piensa así y que quiere construir la paz. También, lo dicho no ignora los graves hechos que produjo Israel, en particular con el pueblo palestino. Pero para que no haya equívocos acerca de mi razonamiento, lo que pienso es sencillo y molesto para algunos: si Israel no se defiende, su supervivencia no será prolongada.
Entre esos hombres que desearían arrasar con Israel, el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, debe estar en el primer lugar. La violencia es una práctica que parece habitual en el régimen iraní. Los argentinos podemos decir algo del tema.
Como todos sabemos, Ahmadinejad ha hecho de la cuestión del enriquecimiento de uranio un tema central de su gestión. A estas alturas, el nivel al que se está enriqueciendo supera los porcientos necesarios para utilizarlo a fines energéticos. No es improbable que el objetivo sea contar con el nivel de enriquecimiento necesario para producir una detonación nuclear. Obviamente, esto no es más que un supuesto. Pero dado el personaje y los datos que son conocidos, no es un peligro descartable.

Construir la bomba, aun teniendo el material fisionable, no es una tarea simple. Pero dudo de que Israel espere pacientemente a que el peligro se materialice para actuar. Israel posee la bomba atómica y no tiene duda de lo que está en juego.
¿Qué haría el señor Santorum si esta tensión degenera en conflicto? ¿Cómo respondería Romney? Sobre todo, ¿cómo lo haría Obama?

Esta sería una prueba mayor. Es el tipo de desafíos que marcan la historia de la humanidad.

El presidente Obama precisa que no haya estremecimientos en los próximos meses. Las elecciones mandan. Pero cuando desaparezca esta necesidad, cuando Israel se libere de esa presión, ¿cómo saldremos de este conflicto evitando la guerra?