martes 25 de abril de 2006

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Tenis al más alto nivel

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-Oye nano weón, ¿viste el partido de González?
-No
-Le sacó la chucha al austriaco de Lucich, Yucich. O Guzich no sé cómo chucha se llama.
-Ivan Ljubicic, croata.
-Bueno esos weones, antes eran austriacos, después yugoslavos y ahora son… ¿cómo dijiste?
-Croatas.
-Bueno la cosa es que le ganó
-¿Y cómo fue el partido?
-Wueno puh weón, el austriaco sacaba como patá e mula y Fernando tranquilo nomás el weón, calma y tiza compadre, pero lo volvió loco compadre, le cambió too el … ¿cómo se llama
-El ritmo.
-Le cambió too el ritmo, tanto que el yugoslavo pamí que se hizo que estaba lesionado, puta que es bueno González, pamí que es mejor que el Nico.
-¿Y ganó por abandono?
-No si siguió jugando nomás el croata, aunque pamí que se hizo el lesionado nomás el weón, se vio que ya no podía contra González.
-¿y ahora con quién le toca?
- Creo que contra un weón Ereder, Freder, Rederer, no sé como chucha se llama. Seguro que también se va a hacer el lesionado el weón.
-Chao Tuco
-Chao Nano.

martes 11 de abril de 2006

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currículum vitae

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Una vez intenté ingresar a la Administración Pública. Se trataba de servir café. Servir café a unos peces gordos de la Administración Pública. No a cualquier organismo de la Administración Pública. O sea… cómo te lo digo, a ver… te pagaban $500.000 por servir café. Obviamente que los postulantes eran numerosos. La mayoría egresados de universidades públicas o privadas. Como yo en mi casa me caracterizo por servir un buen café, creí estar preparado para realizar esta loable labor. Lo había hecho en casa gratis durante años, bien podría hacerlo en la Administración Pública por $500.000. Pero la postulación era un tanto complicada y aunque yo corría con el caballo del comisario, debería acatar las normas de la probidad impoluta del dictámen de la sacrosanta legislación chilena.
Para empezar debería leerme un mamotreto de la Nueva Legislación de Justicia, o algo así. Lo leí. Lo estudié. Me lo aprendí de memoria. Me sacaría nota con distinción. Foto de frente y de perfil. Me costó, pero también lo hice. Y lo más difícil fue mi currículum vitae. Ya que después de haber trabajado de: lavacopas, ayudante de cocina, periodista, relacionador público, de guarda ropas, en la construcción, de almacenero, en una fábrica de plástico, de tener 3 años de psicología, de dirigir un par de revistas literarias, de trabajar en una fábrica de helados, de ser encargado de hotel, de ser corrector de pruebas en una imprenta, y etc y etc. No tenía la fineza y prestancia para el cargo en cuestión. Servir café. Servir café para algunos peces gordos de la Administración Pública. Al final no quedé… por falta de currículum.

Ahora yo me pregunto, si te piden tantas cosas para postular para servir café, entonces… ¿es qué nadie pide nada para establecer una relación de pareja, incluso para llegar a casarse? Eso no puede ser. Antes que nada el currículum. Pedírselo a las tres o cuatro parejas anteriores de la dama (¿todavía se dice dama?), o del varón (todavía se dice varón?). Personalmente podría contar una película de terror de aquella bella y sentimental jovencita que un día toco a mi puerta pidiéndome un libro de Hermann Hess, que comenzó siendo una suave muchacha desamparada y devino finalmente en una bruja de Salem. De aquella otra que la encontré descalza en medio de la avenida y luego me robó el corazón y la billetera. De la que me juró amor eterno y luego se acostó con un colega. De la que le encantaba la poesía y me engañó con un poeta. De la que lloraba de emoción frente al mar y se fue con un marinero.
Otras que llegaron con fama de Femme Fatale y fueron unas diosas. Una que llegó con heridas de guerra y fue bendecida y curada. Ella misma me bendijo y me curó. La que vino arrogante y orgullosa y que luego comprobé que era una princesa suave y tierna.

Yo también tengo mis bemoles, soy lo que se dice en la jerga especializada, un caso patológico. Suelo ser brillante a veces, poeta a veces, bestia a veces, tarado a veces, hipocondríaco a veces, tonto a veces, mal tipo a veces, un ser anodino a veces, un tránsfuga a veces, insoportable a veces, un genio a veces, carismático a veces, atolondrado a veces, y casi siempre -como dijo mi profesora de escuela- un palurdo bueno para nada- todo eso puede entrar en mi currículum. Eso y mucho más. Definitivamente debemos pedir el currículum, yo estoy dispuesto a darlo a quien quiera necesitarlo. A partir de hoy. Toda aquella persona que quiera recabar datos sobre la mujer que en determinado momento compartió su vida con la mía, puede escribirme a mi correo que figura en el blog. O llamarme a mi teléfono que figura en la guía.

Absolutamente confidencial.

Amén.

sábado 8 de abril de 2006

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Hablando se entiende la gente

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- ¿Cuánto me sale 6 huevos?
- $420.
- ¿Y un vinagre chico?
- $240.
- ¿Y un Omo chico?
- $490.
- ¿Y cuánto sería todo?
- $ 1150.
-Ya… entonces déme 3 yupis, ¿Cuánto son los tres yupis?
- $150.
- Déme dos nomás.

viernes 7 de abril de 2006

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"Estoy para servirle"

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Viernes, poco antes de la ocho de la mañana. Frente al Palacio de La Moneda está un vagabundo, de los muchos que suelen dormir en las calles santiaguinas, al amparo de los árboles de la Alameda o del portal de alguna institución financiera. El hombre mira hacia el edificio de gobierno y da la espalda a la avenida por la que a esa hora pasan los buses que trasladan a la gente a sus trabajos. El vagabundo está a culo pelado y lleva una polera azul que en su espalda tiene grabada la leyenda "Estoy para servirle". Grita al cielo y muestra su desnudez a los peatones que pasan a su lado. A nadie parece llamarle la atención la presencia del vago, su cabellera desgreñada, su rostro sucio, la desnudez de su trasero. Luego de un rato, el hombre se cubre con una especie de sábana corta, mugrosa. Grita algo que no se entiende y sigue caminando por la Alameda, rumbo al poniente. Al llegar a la calle Teatinos se cruza con una anciana de aspecto miserable que camina penosamente, apoyada en uno de esos "burritos" que los viejos usan cuando no tienen fuerzas para sostenerse por sus propios medios. La anciana mira al hombre con cierta expresión de reproche, y éste sigue de largo. En los alrededores la gente sigue avanzando deprisa hacia sus ocupaciones. Atrás quedan dos personajes de una ciudad que nadie ve, que nadie quiere ver.

miércoles 5 de abril de 2006

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A mí; el árbol no me lo cortan

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- Mira nanito, yo no voy a dejar que me corten el árbol. Ese tipo es un sinvergüenza. Es un árbol que plantó mi papá hace como 50 años y ahora viene el tipo, mejor dicho ese huevón y quiere que lo corte, que vaya a la CONAF, que vaya, y su hija que está metida con el Partido Socialista que reclame, tú sabes que nosotros venimos de una familia socialista, yo le voy a decir a la Mili eso, que nosotros venimos de una familia socialista, y mira tú como murió la pobre Marta, avarienta la pobre y mira lo que se llevó, porque yo la ayudé a vestir en la morgue, con cuantos sacrificios construyo esos departamentos. Día y noche trabajando en su peluquería. Te decía que yo la ayudé a vestir, con el cáncer se hinchó la pobre, le pusimos una blusita y solo sus calzones porque no entraba nada más en el ataúd. Nada más nanito, te lo juro, y ahora viene este huevón, que siempre vivió a expensas de la Marta y me dice que tengo que cortar el árbol. Que lo tengo que cortar porque sino va a caer sobre su casa, ¿mira si será el jetón? Dime tú nanito ¿este leso cree que una es lesa? Sobre su cabeza va a caer su difunta mujer que siempre trabajó para este vago, ahora lo único que me queda es ir a la justicia nomás. Pero a mí el árbol no me lo cortan. ¿Dime cuánto es?
- $1350.
- Chao nanito.
- Chao.

lunes 3 de abril de 2006

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5 pepitas de ají

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- ¿Tiene ají verde?
- Sí.
- ¿Y a cuánto está?
- Depende lo que pese.
- A ver, péseme uno, mire que necesito solo 5 pepitas.
- Por qué 5 pepitas solamente.
- Porque es un remedio que me dio una gitana. Es para la buena suerte.
- ¿Y qué más lleva el remedio?
- Un flor que se abre así, mire… la flor me la dio la gitana, hay que llevarla siempre en el lado derecho de uno.
- ¿Y resultará?
- Ella me dijo que sí, que resultará.
- Bueno, entonces que le vaya bien.
- Gracias, a usted también.

Dejó olvidada el monedero de su cartera con veinte mil pesos, nunca la había visto, aparentemente no era de acá. Nunca volvió. Definitivamente, las pepitas de ají traen buena suerte.

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