lunes, 19 de julio de 2004

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El canal de Ofqui: Un antiguo anhelo

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SOBRE EL PALPITANTE PROBLEMA del Istmo de Ofqui, el capitán de navío en Retiro, Intendente de la Provincia, don Guillermo Arroyo Acuña, nos ha entregado el presente trabajo. Con la responsabilidad de su alto cargo y de sus conocimientos claros y precisos sobre una materia tan interesante como la presente, el señor Arroyo se ha colocado decididamente de parte, - y sale como esta vez al frente - de los que considera inoportuna e inconveniente la prosecución de esos trabajos, que tantos millones de pesos le reportarían al Erario Nacional.

La obra que auspicia cierto grupo desde Santiago y que ha encontrado partidarios en Magallanes, consiste, en síntesis, en tres trabajos: cortar el Istmo de Ofqui, dragar los ríos Negro y San Tadeo, como también la desembocadura de éstos, y mantener dspues el canal.
El Istmo tiene alrededor de 2.200 metros, y la labor efectuada es en 800, pero aún estos no están terminados porque deben ahondarse unos ocho metros más. Falta, pues, para concluír esta parte de la obra, 1.400 metros completos, más la terminación de los citados 800 metros, y se han gastado ya sobre seis millones de pesos.
Desde Santiago, con un admirable espíritu de ayuda para el progreso de Magallanes, pero sin tener idea de las necesidades, ni siquiera de las características peculiares de la región, unos cuantos caballeros bien intencionados pero no bien informados, insisten en que el Canal de Ofqui conviene hacerlo de inmediato por las siguientes razones:
a) Su costo no subirá de diez millones de pesos;
b) Conectará eficientemente con embarcaciones menores a Punta Arenas con el resto del país; y
c) Permitirá la colonización a lo largo de los canales;

La primera razón es discutible. Aún comprando las palas mecánicas para abrir el Istmo con costo cercano a dos millones, habrá además que tener dragas para profundizar los ríos de 25 kilómetros de largo, que en muchos puntos tienen menos de un metro de agua. Y como en la actualidad no contamos con dragas de capachos utilizables habrá también que comprarlas y cada una costará alrededor de $ 20.000.000.
La mantención de estos elementos en la zona y jornales consiguientes elevarán el costo de remoción, y no es aventurado predecir que la obra completa se acercará , si es que no sobrepasa, a los 60.000.000.
Luego. ¿Qué condiciones de navegación ofrecerá la nueva ruta, en que las mareas producirán corrientes impredecibles, porque son distintas en ambos extremos?.
Para los que opinan desde escritorios esto de navegar canales angostos, tortuosos y con corriente, es cosa de poca importancia.

La segunda razón dada es que el canal conectará eficientemente con embarcaciones menores a Punta Arenas con el resto del país. Las comunicaciones eficientes se hacen con naves modernas. Comparan los abogados del Canal de Ofqui a los que se oponen a su realización al igual que aquellos antepasados nuestros que combatían al ferrocarril Santiago - Valparaíso con el argumento de que se arruinarían las carretas. En realidad el patrocinar goletas equivale exactamente a abogar por las carretas cuando debe lucharse por vapores económicos y buenos, a parte de un servicio regular de aviones.
Sin embargo, pese al optimismo de algunos hacia el futuro, el hecho cierto es que movimiento marítimo entre Magallanes y Puerto Montt lo completan principalmente los pasajeros, siendo nula la carga hacia Puerto Montt. Desde allá se trae papas, y, en poca cantidad, maderas. Aún suponiendo que Magallanes no se abastezca de papas en un tiempo más, aprovechando sus enormes extensiones que se prestan para cultivo de ellas, las goletas o barcos chicos, no podrán jamás transportarlas con fletes menores que los cobrados por los vapores.
Esto no lo entienden los santiaguinos y no quieren entenderlo los empecinados.

Hoy, el flete por una tonelada de papas, en los vapores de Ferronave es de $ 100. Una goleta, de 50 toneladas, como acá no hay carga de retorno, haría $ 5.000 por viaje. El recorrido total es de 1.900 millas y el tiempo necesario para hacerlo, en buenas condiciones, de un mes como término medio, tomando en cuenta lo que demorará en cargar en Puerto Montt, llegar a Punta Arenas, descargar y regresar a su puerto de partida.
De estas 1.900 millas no será exagerado calcular que para hacer el viaje en el tiempo mencionado deberá, por lo menos, navegar 900 millas a motor, con lo que, gastará un mínimo aproximado de 2.000 litros de combustible. Reducidos a peso resultan más de 4.000.
Quedarían $ 1.000 disponibles. Con ellos se deberán alimentar cuatro hombres en el espacio de un mes y haciéndolo mal, gastarán $ 500. Si ellos mismos son propietarios de la goleta recibirán $ 125 mensuales, o si no lo son, esa suma será su sueldo. ¿Habrá alguien que acepte esta situación?.
Cónstese que no queda nada, absolutamente nada, para conservación, reparaciones e imprevistos. Cualquier recorrida del motor, cualquiera avería en el aparejo, no habría como hacerla.
Sin embargo, hay optimistas que insisten en que las goletas "mejorarán las comunicaciones entre Puerto Montt y Magallanes".

¿Cómo se calificaría al que sostuviera que las carretas podrían mejorar las actuales comunicaciones entre Santiago y Valparaíso?
Para conseguir una unión mejor de esta región con el resto del país hay un medio, uno sólo: emplear elementos más modernos, vapores rápidos y adecuados y aviación.
El tercer argumento es que la supuesta corriente de goletas va a permitir la colonización a lo largo de los canales, esgrimir lo que opinan desde el Norte, sin conocer la región entre Taitao y Punta Arenas. La ribera de los canales, formada en casi toda su longitud por empinados cerros, no contiene tierras colonizables. Los pioners de Magallanes exploraron todo hasta el Golfo de Penas y Península de Tres Montes, encontrando sólo terrenos en el Baker y Lago San Martín. Desde Santiago, parece que sin ni siquiera mirar un mapa, hablan hasta de Aysen, en circunstancias que esta provincia está comunicada por canales con el norte y que Ofqui queda más al Sur. Pero el Baker y San Martín necesitan caminos, siendo éste el problema y no el de comunicaciones marítimas que se produciría inmediatamente después. El solo camino para San Martín es calculado en alrededor de treinta millones, y espero enviar allí una expedición de estudios para este verano.
Agregaré que la gente conocedora, no sólo ha expedicionado por tierra, sino que también ha explorado desde el aire los inmensos cordones de cordillera que constituyen esta zona, tratando de encontrar alguna tierra aprovechable, sin resultado. Es, entonces, difícil justificar el canal en Ofqui, argumentando que servirá para colonizar. Es posible que desde Santiago, conociendo esto sólo por el mapa, algunos hayan descubierto algo…

Tal vez en el futuro, en cincuenta, cien o más años, podría el canal Ofqui ser una conveniencia visible. Por hoy no lo es. Ni siquiera porque evite unas diez horas de navegación en mar abierto que no es mucho más malo que el tramo Corral - Chiloé, porque conviene insistir en que el Golfo de Penas siempre tendrá que cruzarse. Lo curioso es que desde Santiago hablan del peligro del Golfo de Penas, en circunstancias que, como todo marino sabe, lo más peligroso de la navegación está en los canales. Prueba de ello son los naufragios que se ven en la ruta, algunos de ellos con dolorosas pérdidas de vidas, mientras no se registra nada parecido en el tramo de navegación en mar abierta, que se evitaría usando el canal.

Continúo sosteniendo que es mucho más urgente que la construcción del canal, el mejorar las condiciones deplorables de vida de los obreros y gente modesta de Punta Arenas, donde el índice de mortalidad por tuberculosis es aplastante. Faltan habitaciones para un 20 por ciento de la población, y más de otro veinte vive en casas - si es que se las puede llamar tales - antihigiénicas e inadecuadas para el clima. No hay un hospital que corresponda a las necesidades de la ciudad, ni sanatorios para tuberculosos. Las escuelas funcionan en locales que son un desafío al clima y a la pedagogía.
Una vez que tengamos solucionados medianamente siquiera, estos vitales problemas, entonces podremos pensar en cosas que no son necesarias ni tan urgentes. Mientras tanto empleemos en lo más preciso y precioso cuanto dinero podamos conseguir.

Guillermo Arroyo Acuña, Capitán de Navío en retiro e
INTENDENTE DE MAGALLANES

Revista Cruz del Sur, Octubre de 1944.

Comments

1 comments to "El canal de Ofqui: Un antiguo anhelo "

Jorval dijo...
16:45

Se nota que este señor no navegó mucho por la región del Golfo de Penas pues de haberlo hecho habría insistido en la apertura del istmo de Ofqui. Dentro de poco escribiré un cuento relacionado con lo cerca que estuvimos de hacerlo. Yo he estado parado en la senda que se inició para los trabajos, los que fueron suspendidos por la guerra y porque se hundió la draga que traían para ello. Saludos.

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