Perfil.com

PERFIL.COM Google
sociedad

habla una de las victimas de la banda del martillero

“Sospeché que en la inmobiliaria me iban a tender una trampa”

Uno de los hijos del dueño de DIC Propiedades, hoy prófugo, sería quien brindaba datos de sus clientes para que delincuentes les fueran a robar.

Por Leonardo Nieva

Juan Antonio tiene 71 años. Es una de las víctimas de la denominada banda del “martillero”, una organización delictiva acusada de asaltar a clientes que operaban a través de una tradicional inmobiliaria de San Isidro. A él lo asaltaron en la puerta de su casa de Olivos, poco después de cobrar 50 mil dólares por la venta de un inmueble. Y desde un primer momento, sospechó que el golpe había comenzado en el interior del local.

En diálogo con PERFIL, una de las cuatro víctimas que figura en el expediente asegura estar convencida de que le tendieron una trampa cuando lo citaron para firmar el boleto de compra-venta de su propiedad por el que iba a cobrar 50 mil dólares en efectivo.

Juan Antonio, jubilado y ex jefe de oficina técnica en una empresa, cuenta que la operación fue pautada para el miércoles 23 de marzo a las 14.30, en vísperas del fin de semana largo por el Día de la Memoria. El hombre recuerda que se quejó cuando se dio cuenta que no podría depositar el dinero en ningún banco y que se vería obligado a guardar el dinero en su casa durante cuatro días. “La explicación que me dieron en la inmobiliaria me generó muchas dudas. Parecía que me iban a tender una trampa y por eso decidí hacer una posta en el camino para dejarle la plata a mi hijo. Recién después fui hasta casa”, dice a PERFIL.

“Yo salí de la inmobiliaria sabiendo que podrían asaltarme”, confiesa y recuerda que advirtió que lo estaban siguiendo: “Dejé que me pasaran para despistar pero cuando llego a casa descubro que uno de los autos que me seguía me estaba esperando. Se bajaron cuatro hombres y me sacaron el portafolio. ‘Dame la plata’, me dijeron. Sabían que llevaba dinero y hasta dónde vivía. Me robaron el portafolio, el celular y hasta la cartera de mi mujer”.

Según fuentes policiales, el poco tiempo que pasó desde que se hizo el pago hasta que el hombre fue abordado obligó a los investigadores a pensar que los autores tenían información de primera mano.

Para ese entonces, la Policía estaba detrás de la pista de una banda “boquetera” que había desvalijado una joyería de una galería comercial de Martínez, el 13 de diciembre último. Las líneas telefónicas de los supuestos miembros habían sido intervenidas y los investigadores detectaron que Juan Pablo Carrera –uno de los principales sospechosos por el golpe “boquetero”– estaba en contacto con dos personas que él identificaba como “Seba” y “Rodrigo” (ver infografía).

“Seba” era el encargado de venta de DIC Propiedades y Rodrigo nada menos que uno de los hijos del dueño y al que presentaban como gerente de Emprendimientos y Marketing de la sucursal de Olivos. Cuando empezaron a indagar en la zona, descubrieron que Juan Antonio no era el único cliente que había sido asaltado después de realizar una operación.

El 1º de marzo pasado, Mabel Quiroga denunció que una banda entró en su casa de Carapachay luego de que había cobrado 50 mil dólares por la venta de un inmueble. En las escuchas, también se advirtió que la banda planeaba secuestrar a un hombre identificado como Germán Rodríguez, quien estaba a punto de realizar una operación en la misma sucursal investigada.

Juan Antonio destaca que le resultó extraña la actitud de Rodrigo del Coro Igarzabal, quien hace más de una semana se encuentra prófugo. “Cuando me robaron, llamé a la inmobiliaria pero Rodrigo me aconsejó que no hiciera la denuncia, y que no le avisara a la compradora porque podría caerse la operación. Su actitud me pareció muy extraña porque él era uno de los encargados. Esperaba otra cosa. Al principio me sorprendió su juventud y pensé ‘que suerte tiene este chico’. Evidentemente me equivoqué”.

Edición Impresa

Domingo 24 de abril de 2011
Año VI Nº 0567
Buenos Aires, Argentina