Recordaron a la tripulación que naufragó en el Rastreador ARA “Fournier”

 En el 61º aniversario del hecho que conmocionó a Ushuaia

El pasado miércoles, autoridades del Área Naval Austral conmemoraron el 61º aniversario del hundimiento del rastreador de la Armada Argentina “Fournier”, recordando a la tripulación que dejara sus vidas en las aguas del Estrecho de Magallanes.

La ceremonia, que se realizó frente al monumento ubicado en la Avenida Prefectura Naval Argentina y Yaganes, fue presidida por el contralmirante Daniel Martin, comandante del Área Naval Austral; quienes estuvo acompañado por el intendente de Ushuaia, Federico Sciurano y se contó con la presencia de invitados especiales como Rodolfo Moutín, hijo del Guardiamarina Osvaldo Moutín, ex tripulante del “Fournier”.

“Todo marino sabe que los buques son como los seres humanos, sin su personal destinado a bordo, no es mas que un cadáver, un cuerpo sin vida y sin alma. Las dotaciones conforman el alma del mismo y a través de sus memorias, la historia de los buques no muere jamás”, enfatizó el capitán de fragata Jorge Riveros, en su alocución.

La historia del ARA “Fournier”
El rastreador ARA Fournier, botado el 5 de agosto de 1939, fue construido en el Astillero Sánchez y Cía. De la provincia de Buenos Aires, e incorporado a la Armada Argentina el 13 de octubre del año siguiente. Destinado a la Escuadrilla de Rastreo y Minado, tenía su apostadero en la Base Naval de Puerto Belgrano y su primer comandante fue el Teniente de Navío Ernesto de Mármol.

El Fournier apoyo la Campaña Antártica 1942 – 1943, operó con la Flota del Mar, fue buque de estación de Ushuaia, rescató en medio de grandes temporales al remolcador “Olco” y al velero chileno “Cóndor”, y en junio de 1947 llegó a la Base Antártica Decepción. En 1949, bajo el mando del Capitán de Corbeta Carlos Negri, sus tareas de rutina incluían el patrullado de los canales fueguinos, el apoyo a la Base Naval Ushuaia y eventuales labores de salvataje. El 17 de septiembre de ese año arribó al puerto de Río Gallegos, luego de haber recorrido los canales con dos distinguidos pasajeros: el Doctor Raúl Wernicke, prestigioso físico y químico, por entonces Decano de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UBA, su hijo Julio, estudiante de medicina, quienes iban en busca de especímenes exóticos de fauna marina austral.

El Fournier zarpó de Ushuaia a las 7.40 de 21 de septiembre, dispuesto a internarse por el intrincado estrecho de Magallanes, para regresar a Ushuaia. Ese mismo día, a las 16.30, el buque comunicó por radiotelégrafo que estaban pasando frente al Faro de Punta Delgada, en la Primera Angostura del estrecho. En horas de la noche, cuando el buque cruzó frente al faro San Isidro, el pronóstico meteorológico no era favorable para la navegación: soplaban vientos del noroeste a una velocidad de 20 nudos, se anunciaban nevadas y chaparrones, la visibilidad era de 2 a 4 kilómetros y la temperatura estaba por debajo de los 0 grados.

Llegadas las primeras horas de la mañana del 22 de septiembre de 1949 era imposible comunicarse con el Fournier desde la Base Naval Ushuaia, por lo que al día siguiente se inicio su búsqueda por agua y por aire, dificultada por las tempestades y la niebla constantes. Participaron en las operaciones de búsqueda, entre otros, el Transporte San Julián, el Rastreador Spiro, los Remolcadores Chiriguano y Sanavirón, el Buque Hidrográfico Bahía Blanca y la Fragata Trinidad.

Finalmente, el 4 de octubre de ese mismo año los diarios del país anunciaron en primera plana el naufragio del “Fournier” en Punta Cono, accidente geográfico de la isla Dawson, rodeada por canales de entre 450 y 530 metros de profundidad promedio, a la entrada de San Gabriel, 60 millas al sur de la ciudad chilena de Punta Arenas. Las circunstancias de su desaparición hacen suponer que el “Fournier” se hundió al chocar contra una piedra, no marcada en la carta de navegación, que abrió un surco en el casco de la nave e hizo que se anegaran los compartimientos, o que, en medio de temporal, una ola lo escoró sin darle tiempo a enderezarse.

La tripulación del “Fournier” estaba integrada por 77 marinos. No hubo sobrevivientes y el casco quedó para siempre en el fondo del mar. Solo fue posible rescatar los cuerpos de algunos tripulantes, que fueron trasladados a Buenos Aires por la fragata A.R.A. “Heroína”, con su bandera a media asta. La ceremonia fúnebre que la Armada y el gobierno argentino brindaron a las victimas encontradas, sirvió de homenaje a todos los fallecidos en el trágico y misterioso accidente.

26/09/10
EL DIARIO DEL FIN DEL MUNDO

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