Combate Naval de Valparaíso (27 de abril de 1818)
Advertencia   Las acciones navales que se describen deben ser ubicadas cronológicamente entre los hechos militares y políticos en la Historia de Chile, que no serán mencionados en esta página Web y que pueden ser encontrados en cualquier texto de historia de nuestro país.

El 5 de abril de 1818, los cañones de Maipú sellaban la Independencia nacional.

 

Quedaron bloqueando a Valparaíso las naves españolas "Esmeralda" y "Pezuela".

 

En la bahía estaba fondeada la fragata inglesa "Amphion", que acostumbraba a salir periódicamente a la mar y ponerse al habla con las naves bloqueadoras para atender reclamos relacionados con el comercio.

 

Por tal razón, el Comandante Luis Coig, de la fragata "Esmeralda", se había familiarizado con las frecuentes apariciones del buque inglés.

 

La fragata "Lautaro" ideó camuflarse para parecer lo más semejante posible al "Amphion" y aprovechar la circunstancia anterior para atacar a la "Esmeralda", explotando a un máximo el factor sorpresa.

 

Cuando los detalles se completaron, zarpó la "Lautaro" de Valparaíso, el domingo 26 de abril a las 2 de la tarde al mando de Jorge O'Brien.

 

Al pasar Punta Angeles, izó la bandera y el gallardete ingleses. Cuando aquella mañana los vigías divisaron al enemigo en el horizonte, sin trepidar se sobrepasó la Punta Curaumilla, que se encuentra al sur de Valparaíso.

 

Al cabo de dos horas se avistaron ambos buques enemigos.

 

Al rayar el alba del día siguiente, el Teniente Jorge O'Brien divisó los faroles de la fragata "Esmeralda", a través de una densa neblina. Preparado para el combate, a las 7 de la mañana ordenó gobernar sobre el navío adversario y lo embistió disparando tres descargas sucesivas, mientras cambiaba la bandera inglesa por el pabellón nacional.

 

El buque enemigo había creído desde un comienzo que la nave que se aproximaba era el "Amphion", que, como en otras ocasiones, venía a ponerse el habla.

 

Es tanto, que lo esperaron en facha, y cuando ambos llegaron a acortar demasiado la distancia, el Comandante Luis Coig alcanzó a gritar con voz potente; "Ea, ese barco se nos viene encima!".

 

Era ya tarde. Cual sería su asombro y el de su tripulación al ver que efectivamente el buque los abordó!.

 

Jorge O'Brien, arrastrado por su valor, ejecutó personalmente el abordaje del buque enemigo acompañado por 25 hombres. En la cubierta adversaria procedieron de inmediato a arriar el pabellón de España, mientras su tripulación, en absoluto desconcierto, abandonaba la cubierta principal.

 

La guarnición militar de la "Lautaro", rompió fuego de fusilería sobre la cubierta española. Y así Jorge O'Brien quedó en plena posesión del buque con su velamen aún al viento.

 

Lamentablemente, un marinero español agazapado en una escotilla disparó un certero tiro a Jorge O'Brien, que le atravesó el pecho y lo derribó exánime a cubierta para no volver a levantarse. Antes de morir, alcanzó a murmurar: "No la abandonéis muchachos, la fragata es nuestra".

 

Un golpe de mar separó ambos buques, y el Segundo Comandante de la "Lautaro", Teniente José Argent Turner, al ver que la fragata española había arriado su pabellón, la consideró rendida y se limitó a despachar una embarcación con 18 hombres a cargo de un oficial para reforzar el grupo de abordaje y asegurar la presa.

 

Caído el jefe, los compañeros de asalto se batieron valientemente, pero fueron gradualmente aniquilados por la tripulación enemiga, que en los 45 minutos siguientes se repusieron de la sorpresa y lograron aniquilar a los abordadores.

 

Así terminó sus días aquel heroico extranjero, hijo adoptivo de la Marina de Chile. A su muerte, Luis Coig recuperó el mando de la "Esmeralda" e izó de nuevo el pabellón de su patria.

 

El combate tuvo alternativas de triunfo y derrota. El error de apreciación del Teniente José Argent Turner, segundo en el mando de la "Lautaro", originó que la presa se escapara.

 

Sin embargo, fue reatacada con artillería ocasionándole daños de consideración que obligaron al buque a retirarse a Talcahuano con el "Pezuela".

 

Sólo se había logrado romper el bloqueo de Valparaíso, que era una de las finalidades de la operación.

 

Cuando regresó la "Lautaro" al puerto, con la triste noticia de la muerte de su Comandante, remolcaba una presa. Se trataba del bergantín español "San Miguel", que viajaba de Talcahuano a el Callao con importantes y acaudalados pasajeros, que por su rescate cancelaron una elevada suma, aprovechada posteriormente para abonar lo adecuado por la compra de la fragata "Lautaro".

 

Tal fue el primer esfuerzo en el mar de nuestra Marina de Guerra como tal, en el que lo sublime del arrojo corrió a parejas con una ofuscación en los detalles.