Las mentiras de Yauhar sobre la merluza

A fines de 2009 dijo que la especie se había recuperado notablemente. A dos meses de esa afirmación, propone vedar el Golfo San Jorge por la crisis del recurso. Parece tratarse de una nueva “mentira biológica”, que respondería más a una interna política que a un manejo pesquero responsable.

“Tenemos los datos nuevos y todos nos permiten asegurar que habrá merluza suficiente para cubrir las 290.000 toneladas que se han asignado. Hay una notable recuperación de la especie", declaraba el subsecretario de Pesca, Norberto Yauhar, en diciembre de 2009.

Preguntarnos cuándo nos mintió Yauhar, a esta altura resulta ingenuo; lo más probable es que siempre nos haya mentido. Dijo tener “datos nuevos” que avalaban una captura máxima permisible de 290.000 toneladas y daban cuenta de una excelente recuperación de la merluza. Sin embargo los datos más recientes del recurso acusaban una caída del 12 por ciento en número de individuos con respecto al año anterior y la biomasa reproductiva más baja de la historia que, a su vez, es una constante desde hace más de diez años. Por supuesto no existían esos “datos nuevos”, sino una manipulación de los datos científicos, avalada por el propio INIDEP a través de su director interino y del Grupo de Evaluación de Merluza, que se ajustaron en función de las necesidades políticas del Subsecretario, para lograr un acuerdo de todos los sectores en pos de la cuotificación. No existió un solo dato biológico que pudiera utilizarse para argumentar una recuperación de la especie; sólo los datos de un excelente pulso de individuos de edad 2, que debían ser protegidos mediante artes de pesca selectivos. Pero en desmedro de este dato auspicioso, desde la misma Subsecretaría y con el aval del Consejo Federal Pesquero se fomentó la pesca indiscriminada de juveniles, al permitirle a la flota merlucera pescar sin ningún sistema de selectividad.

Las mentiras de Yauhar tuvieron patas tan cortas, que al comenzar la temporada de pesca 2010, la flota merlucera tuvo las capturas más bajas de los últimos años, más allá de la subdeclaración que no se terminó y será tema de otra nota: los barcos de la flota fresquera marplatense tardan 14 días para, en algunos casos, volver con la bodega incompleta. En el centro y sur del Golfo San Jorge no encuentran merluza por ningún lado, algunos lo atribuyen a las explosiones sísmicas de las petroleras –Pan American Energy y Repsol YPF– llevadas a cabo a la altura de Caleta Olivia; pero lo cierto es que la falta de merluza excede el radio de perturbación que podrían haber ocasionado las explosiones.

A sólo dos meses de decir que el recurso mostraba fuertes signos de recuperación, el Subsecretario, desentendiéndose por completo de lo antedicho, como si se tratara de un esquizofrénico, insta al Consejo Federal a vedar completamente el Golfo San Jorge, como medida preventiva ante la evidente crisis del recurso. Pero a esta altura la palabra de Yauhar tiene la misma seriedad que un billete de tres pesos y muchos creen que se trata de una zancadilla política al gobernador de Chubut, Mario Das Neves, con quien mantiene un enfrentamiento, desde que fuera desplazado de su círculo de colaboradores.

“Son de público conocimiento las dificultades por las que atraviesa la zona sur del Golfo San Jorge con la ausencia de merluza y es por ello que hasta tanto no haya un informe definitivo del INIDEP al respecto, la Subsecretaría de Pesca de la Nación pide al Consejo Federal Pesquero que limite el acceso a la pesca en las aguas del Golfo San Jorge”, reza el comunicado de la Subsecretaría de Pesca del 26 de febrero de 2010.

Lo que nos resta por saber es cuál es la cuota de mentira que esta vez intenta suministrarnos el Subsecretario, dado que en el informe preliminar de langostino pudo saberse que no se halló merluza en el sur del Golfo San Jorge pero, en clara contradicción con lo actuado por Yauhar, en el sector norte del Golfo se encontró merluza en buena cantidad y tamaño.

Aún no tenemos conocimiento de lo que ha evaluado el INIDEP en relación con la última campaña de juveniles, ni qué medidas de protección recomendará el Instituto; quizás Yauhar sí lo sepa y otra vez maneje “datos nuevos”, que lo empujan a tomar medidas que, casualmente, complican al gobernador de Chubut.

Lo extraño es que ante una situación tan delicada del recurso como la que declaran, sea ésta la única medida a tomar por la autoridad de aplicación. No se hace referencia, por ejemplo, a la vencida prórroga para encontrar un arte de pesca alternativo al Dejupa, siendo una de las armas más elementales y de fácil aplicación con las que se cuenta para preservar los juveniles, si de proteger el recurso se trata. Cuando por otra parte es muy probable que la desmesurada captura de juveniles a la que estuvo sometido el recurso durante el 2009, haya sido el causante de la escasez de merluza de la que hoy somos testigos.

Manejar un recurso con medidas políticas antes que biológicas ha sido la constante de la última década, siendo innecesario aclarar que ello resulta poco conveniente. No es descabellado pensar, en consecuencia, que lo que tantas veces se anunció desde los informes biológicos –no manipulados– hoy esté pasando. La biomasa reproductiva desde 1999 se encuentra en un nivel tan bajo, que desde entonces no pudieron garantizarse los futuros desoves. Por cuestiones climáticas o diferentes variables de la naturaleza, la merluza, pese a no contarse con medidas de manejo acorde a sus necesidades de supervivencia, obsequió algunos buenos desoves, que deberían haber sido protegidos; pero nunca se los protegió. Este último pulso, de edad dos, que encontraron los investigadores en la campaña de juveniles de 2009, respondía a la misma causa: a una nueva oportunidad que finalmente fue rifada como las anteriores.

Es lamentable que ante un escenario de crisis sigan prevaleciendo las necesidades o especulaciones políticas por sobre las buenas prácticas en la administración de los recursos pesqueros. No parecen quedar muchas oportunidades para salvar a la merluza del colapso por sobrepesca y si no se toman medidas acordes a un plan estratégico para su recuperación, en el corto plazo, las consecuencias serán graves. Desde la Fundación Vida Silvestre han recomendado hacer un llamado a expertos internacionales para evaluar el trabajo del INIDEP, lo que a nuestro criterio sería muy saludable, dada la poca credibilidad que le queda al instituto en el tema merluza. Pero la convocatoria debería hacerse para exponer los datos crudos, no el mamarracho académico del 2001, cuando se convocó a expertos y no se les dio la posibilidad de tener acceso a esos datos, provocando la renuncia, por ejemplo, de la prestigiosa investigadora Ana Parma.

Que Yauhar vede el Golfo no significa nada. Para administrar correctamente el recurso deben tomarse con urgencia medidas integrales, sujetas a un plan de recuperación a largo plazo que sólo dará los frutos esperados si es cumplido a rajatabla por los pescadores y la autoridad de aplicación. Pero, a la vista está, ni siquiera lo están pensando.

02/03/10
REVISTA PUERTO

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