Un puerto con hambre de trigo (Quequén)

La terminal bonaerense lucha por su supervivencia luego de las nefastas consecuencias que le causaron las restricciones oficiales para la exportación de granos; efectos en la comunidad

La terminal bonaerense lucha por su supervivencia luego de las nefastas consecuencias que le causaron las restricciones oficiales para la exportación de granos; efectos en la comunidad

Hambre de trigo. Quizá la frase refleje como ninguna otra la situación actual del Puerto Quequén, que vive circunstancias más que difíciles por las restricciones que rigen en el país para las exportaciones de granos y empieza a sufrir las consecuencias. A la preocupación que genera la merma de embarques, traducida pronto en caída de ingresos y riesgo para las miles de fuentes laborales que dependen directa e indirectamente de esta terminal, se suma la inquietud de una importante cantidad de productores de la zona que tienen almacenadas sus cosechas, no encuentran posibilidades para colocarlas en el mercado y hasta evalúan apostar a otras variantes de siembra como salida alternativa a esta coyuntura.

Una pequeña y tenue luz de esperanza asomó durante la última semana, cuando durante una reunión realizada en Entre Ríos y en presencia de un reducido grupo de productores de la región, la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca), el Centro de Exportadores de Cereales y la Federación Argentina de Industrias Molineras firmaron un acuerdo para liberar diez millones de toneladas de maíz y un millón de toneladas de trigo con destino al exterior.

El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Julián Domínguez, junto con parte de su gabinete y funcionarios bonaerenses abocados a políticas agropecuarias y portuarias llegaron el pasado viernes hasta aquí para garantizar que ese millón de toneladas saliera "exclusivamente" por Quequén, un puerto cerealero por excelencia y ventana al mundo del gran volumen de trigo que se produce en buena parte de las tierras bonaerenses y algunas provincias vecinas.

La noticia dejó sensaciones contradictorias, ya que si bien representa un alivio para la situación de esta terminal y su área de influencia, también generó preocupación por la inusual metodología aplicada que obliga a los exportadores a comprar los granos aquí y no en otro destino.

Y también dejó algunas dudas, porque se estima que aparecerán diferencias de costos y los productores ya temen que puedan ser ellos y no otros quienes deban resignar precios y margen de ganancias. Tampoco les quedó claro si parte de las diez millones de toneladas de maíz podrán ser canalizadas por esta terminal.

Discrecional
"Resulta importante que se nos esté garantizando una partida para este puerto, pero la asignación es discrecional y está salteando pasos naturales", reconoció Ernesto Mancino, representante de los productores rurales en el directorio del Consorcio de Gestión del Puerto Quequén. "Advertimos buenas intenciones y los hechos demostrarán los resultados", acotó en diálogo con LA NACION.

Domínguez, por su parte, aseguró que liberar este millón de toneladas de trigo implicará "un gran impulso para la actividad en el denominado hinterland del puerto Quequén", que alcanza a los distritos de Necochea, San Cayetano, Tres Arroyos, Balcarce, Tandil, Lobería, Miramar, Olavarría, Tornquist, Coronel Dorrego, Benito Juárez y G. Chaves.

Los productores de la zona aseguran que tienen almacenados los granos de la última cosecha, que sin ser excelente, tuvo rindes interesantes en la región. Sobre todo si se la compara con otros distritos que estuvieron más afectados por la sequía que dominó buena parte de los campos destinados a la siembra de cereales. "No fue ni la mejor ni la peor cosecha, pero tenemos el trigo listo para vender, y el Gobierno no nos permite exportar", dijo Sean Cameron, conocido productor de la zona.

La paradoja es que aun cuando el buen volumen de dorados granos duerme a la sombra de los silos cercanos, listo para ser despachado pero frenado por las restricciones en vigor, las estadísticas más recientes del Puerto Quequén (ver recuadro) confirman que esta terminal atraviesa desde el año pasado el movimiento más bajo de la última década.

Abrir y ampliar la exportación de trigo es un reclamo que desde estos muelles se grita a los cuatro vientos, en especial a partir del último año. Se estima que unas 3000 familias dependen directamente de la actividad portuaria, pero bien es sabido que el puerto es uno de los principales motores de la economía de Necochea y sus alrededores.

Por eso, cada vez inquieta más la demanda laboral en caída, problema que ya fue advertido en forma conjunta por distintos gremios vinculados con la operatoria de esta terminal.

"No queremos vernos reducidos a un pequeño puerto pesquero o, peor aún, a recibir embarcaciones deportivas", confió a LA NACION un dirigente sindical antes de oír el compromiso asumido por Domínguez ante casi medio centenar de representantes de distintos sectores productivos de la región.

Sucede que, como también coinciden aquí, Puerto Quequén está hoy bastante lejos de recuperar la actividad pesquera que supo tener en algún momento y transita todavía por la etapa de proyecto el pretendido camino para convertirse en una terminal multimodal, que, por ejemplo, le habilite un lugar en la costa argentina para el mercado de contenedores. Aunque no deja de ser un objetivo en pie: "El gran desafío es diversificar las cargas y no depender sólo de los granos", explicó el presidente del Consorcio de Gestión Puerto Quequén, Ernesto Constanzo, al frente de esta terminal desde mediados del año anterior y agradecido ante las autoridades nacionales por este anuncio que promete devolver una importante operatoria a esta terminal.

Ante la merma de despachos de trigo, los envíos de exportación en lo que va de este año se completan con pellets de girasol, colza, soja y fertilizantes.

Según Issín, las condiciones adversas que rigen para la exportación de granos "rompieron el equilibrio" de esta terminal y destacó que bajo estas condiciones aparece limitada la cadena agroexportadora. Y además advirtió que se han perdido mercados cuya recuperación exigirá un importante esfuerzo.

Si bien ahora el Gobierno resolvió liberar este millón de toneladas de trigo, entre los sectores productivos se mantiene cierta desconfianza que los lleva a mantener en pie algunas opciones, como replantear sus próximas siembras. "En este contexto, tal como están dadas ahora las cosas, no se puede sembrar trigo", dijo el productor Cameron y dejó abierta las chances para destinar sus tierras a algún otro grano con mejores posibilidades de comercialización.

Dirigentes del campo admitieron que encontraron en Domínguez a un funcionario con "buenas intenciones" y que ha sido receptivo con los reclamos del sector. Pero también tienen en claro que responde a las autoridades máximas del país, que son precisamente las que menos confianza generan entre los productores.

Desde sus condiciones operativas y de infraestructura, el Puerto Quequén está listo para tener un tráfico intenso y con buques de magnitud. Con un plan de dragado en marcha, ostenta en su canal de acceso un calado que permite el ingreso y la partida sin inconvenientes de embarcaciones de gran porte.

El dato ha sido resaltado desde la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas de Necochea-Quequén. "El calado alcanza a los 42/43 pies al cero de profundidad", destacó el titular de la entidad, Jorge Martín.

"Es un puerto que está cero kilómetro", graficó Issín.

Conflicto agropecuario
Aun cuando los anuncios acercados por el Gobierno abrieron mejores expectativas, los sectores productivos de Quequén miran de reojo la novedad y esperan hechos concretos.

 En particular los productores, que aquí también tuvieron un bastión fuerte en el conflicto agropecuario, que incluyó ceses de actividades en los campos y cortes de rutas.

De hecho, aquí está programada para el próximo viernes una movilización convocada por Federación Agraria. Con la anunciada presencia del titular de esa entidad, Jorge Buzzi, se manifestarán productores de toda la región para reclamar cambios en la política agropecuaria nacional y aprovecharán para exhibir como una de sus graves consecuencias la situación crítica del Puerto Quequén.

El encuentro llegará una semana después de una reunión de similares características que también organizó aquí la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) para que los productores discutan el plan de acción a mediano y corto plazo. Si bien el tema de las restricciones de la exportación del trigo no estaba en agenda, algunos dirigentes presentes en esa cumbre consideraron que el coincidente paso de Domínguez por Quequén no sólo apostó a traer buenas nuevas, sino que también fue un oportuno intento de opacar o quitar trascendencia al debate entre los ruralistas.

23/02/10
LA NACION

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