“Sanear el Riachuelo no es rápido, ni simple, ni barato”

El secretario de Ambiente de la Nación, Homero Bibiloni, le sijo a NCN que el problema de la cuenca "no se puede resolver con el chasquido de los dedos".

El secretario de Ambiente de la Nación, Homero Bibiloni, le sijo a NCN que el problema de la cuenca "no se puede resolver con el chasquido de los dedos".

También sostuvo que el proyecto sobre glaciares de Filmus es mejor que la ley vetada. Y acusó a Greenpeace de "denigrar la participación política y social".

-¿Cuál es su plan para sanear el Riachuelo?

-No es un plan personal. Sé que es un karma de este puesto, pero tenemos la gran satisfacción de haber logrado poner en marcha Acumar (Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo), un ente autárquico que tiene un mandato por ley y por la Corte. Son tres jurisdicciones implicadas -Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires-, y entre todos armamos una actualización del plan integral de saneamiento, que presentamos el 1° de febrero en la Corte.

La inversión para este año será de 4.400 millones de pesos, y llevamos un acumulado de 3.300 millones. El otro punto importante de Acumar como experiencia pública inédita es que tiene control de resultados en tiempo real: nos audita permanentemente la Justicia a través del juzgado de Quilmes, la Auditoria General de la Nación y el Defensor del Pueblo de la Nación. Hemos puesto mucha carne a la parrilla, y la cocción la va a observar todo el mundo.

-¿Y para cuándo va a estar el asado?

-Te voy a hacer una comparativa: el año pasado nos visitaron de la cuenca del Rin. Ellos han volcado muchísimo dinero en el saneamiento y tienen planes de acción que abarcan hasta el 2020. En estos procesos el principal límite es la posibilidad de inversión pública, y en este caso son presupuestos que deben aprobar los concejos deliberantes, el parlamento provincial y el nacional.

-Me está diciendo que es muy caro y que va a llevar mucho tiempo.

-Sí, hay mitos con los que hay que terminar. No es posible resolver un problema ambiental en lo inmediato, con un chasquido de los dedos.

-No se va a jugar como María Julia.

-María Julia era una irresponsable que les tomó el pelo a los argentinos. No es rápido, porque hay que desandar un problema que se acumuló mucho tiempo. No es simple, por la multiplicidad de actores, desde la gente que está asentada en la ribera y a la que hay que relocalizar, hasta las empresas que deben reconvertir su producción para dejar de contaminar. Y no es barato, entonces tiene que invertir muchísimo el Estado y también los privados, que en definitiva son los que han contaminado.

-¿Cómo se hace con las empresas?

-Estamos haciendo un censo con las más de 10 mil que hay en la cuenca. Las que generan impacto tienen que presentar un plan de reconversión, y si no lo hacen van a quedar entre Guatemala y Guatepeor. Guatemala es que nosotros le hagamos una multa, y Guatepeor que encima tengan una condena por contaminar. La idea es trabajar con los gremios y los empresarios para concientizarlos de que ellos tienen que asumir los costos ambientales para no socializar los pasivos. Y en algún punto el Estado va a socorrer a las pymes: habrá que buscar incentivos fiscales, sellos verdes, sistemas que hagan más conveniente estar dentro del cordón ambiental.

En noviembre de 2008, la presidenta Cristina Fernández vetó la Ley de Glaciares sancionada por el Congreso. En su lugar, el oficialismo presentó un nuevo proyecto a través del senador Daniel Filmus, iniciativa que logró la media sanción en octubre del año pasado. A la vez, el diputado Miguel Bonasso retomó el proyecto vetado -originalmente de Marta Maffei- y lo volvió a presentar en al Cámara baja.

-Muchos actores implicados aseguran que el proyecto de Filmus desprotege a los glaciares.

-Hay errores de información. Uno de los primeros pedidos que me hizo la Presidenta fue restablecer la ley de Glaciares. Nos reunimos con todas las provincias, invitamos a todos los legisladores aquí, y empezamos a trabajar con el senador Filmus en un proyecto de ley superador del anterior, que tenía algunas carencias. El nuevo proyecto mejora la técnica del manejo de los glaciares, además de incorporar temas que faltaban como el de los hielos continentales y el problema limítrofe con Chile. Es una cuestión de ver y comparar los proyectos.

-Pero hubo un hecho al menos llamativo: pocos después del veto, la Presidenta recibió en la Rosada a los directivos de la minera Barrick Gold…

-Eso es suspicacia política. Yo propongo confrontar un proyecto con otro para ver cuál es el mejor. Además, obtuvo el voto unánime de 45 senadores, entonces hay que respetar la voz de las provincias. No hay elementos objetivos que indiquen que el proyecto de Bonasso sea bueno, y el de Filmus malo y perverso.

-¿Cómo ve la resolución del conflicto con Uruguay por la instalación de la papelera Botnia?

Es como en el PRODE: gana, pierde o empata. Nosotros hicimos una tarea muy seria en sostener los planteos de Argentina y demostramos lo erróneo del impacto ambiental de la papelera. Primero, los vientos no soplan ocasionalmente hacia Argentina, sino mayoritariamente; segundo, probamos que las precipitaciones caen sobre Argentina; y tercero, que el río tiene un sistema de flujos y reflujos que hace que frente a la pastera actué como un lago. Por eso hubo floraciones algales por sedimentos orgánicos de Botnia 20 kilómetros arriba. Pero predecir lo que va a decidir una corte internacional no es serio.

-¿Si se pierde, qué pasa?

Ese es un escenario altamente improbable. En la Justicia siempre hay que esperar, pero creemos que el planteo de Argentina es serio y contundente.

En noviembre del año pasado, la organización ambientalista Greenpeace denunció que en el Presupuesto 2010 se había establecido una partida de 300 millones de pesos "como máximo", para cumpir con la ley de Bosques, cuando esta ley establece que el monto destinado "no podrá ser inferior al 0,3% del Presupuesto Nacional". Greenpeace planteó que, como el Presupuesto 2010 es de más de 273 mil millones de pesos, los fondos para la ley de Bosques deberían ser de, como mínimo, 821 millones de pesos.

-¿Qué responde a este planteo?

La ley de Bosques ata el financiamiento al ordenamiento territorial, y sólo dos provincias lo han terminado, por lo tanto estamos en un periodo de transición. El año pasado calculamos que los proyectos no iban a gastar más de 150 millones, y finalmente se gastaron sólo 70 millones. Para gastar una plata teórica, tenés que tener una capacidad de generar proyectos que aún no está. Por lo tanto, reimputamos para este año 300 millones de pesos, y si se gasta eso habrá un refuerzo de partida. El día que no podamos ejecutar un proyecto por falta de fondos, ese día la crítica será aceptada.

-Lo que dice es que ese dinero no es necesario.

No hay ningún elemento que diga que necesitamos tener una cantidad subejecutada. Hay que trabajar más en el territorio embarrándote los pies en las provincias, en vez de hacer una conferencia de prensa y volver a Buenos Aires para seguir juntando plata con el segmento ABC1 de la población.

-Está hablando de Greenpeace.

Por supuesto. Y participar no es mandar un correo electrónico. La participación es el contacto con el otro, no la cosa autista de que yo te escribo la campaña y la consigna, y vos apretás una tecla y mandás un mail, y te creés que estás participando. Eso es denigrar la participación política y social. Además, Greenpeace jamás pidió una audiencia con nosotros.
Por Fabricio Dietrich

20/02/10
NOTICIAS DEL CONGRESO NACIONAL

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