San Antonio Oeste no tiene paz

 El empresario que pensaba reabrir la planta de Marítima San José podría desistir de realizar la inversión.

Desde hace varios meses espera que el síndico del concurso de acreedores autorice el alquiler. La planta está tomada y el humo y el fuego de las cubiertas no cesan en la localidad rionegrina.

Cuando todavía suenan los ecos por el cierre definitivo de Camaronera Patagónica y con los hechos violentos ocurridos apenas algunos días atrás, ahora la incertidumbre está dada sobre la otra pesquera que queda en San Antonio Oeste. La empresa “Marítima San José” está concursada hace casi un año y las idas y vuelta para que se retome la actividad con la incorporación de inversionistas que alquilen la planta se ha dilatado más de lo esperado.

El gobierno rionegrino teme lo peor, que del concurso de acreedores se pase a un pedido de quiebra y que, por otro lado, el inversionista que estaba interesado en alquilarla y sostener parte de los puestos de empleos finalmente se canse y desista de seguir.

Las protestas en el municipio de SAO con quema de cubiertas volvieron a reeditarse. Ahora fue el turno de los trabajadores de Marítima San José, que ven cómo transcurren los meses y no se logra ningún avance sobre las propuestas que se volcaron para mantener la fuente laboral.

En este contexto, las autoridades provinciales ensayan una salida ‘sui generis’. Concretamente le ofrecieron al empresario pesquero Renato Aleua que, mediante la suspensión transitoria de la relación laboral de los obreros con San José, se rubricara un ‘contrato temporal’ entre las partes para poder usufructuar el cupo pendiente de la pesquera procesando las capturas en la planta.

Esa solución sería tan precaria como frágil, porque en el medio hay un síndico que tramita el concurso de la empresa en cuestión, y lo que se pretende es sacarle el cupo que no usó, dárselo a otra sociedad y que los empleados dejen de pertenecer a esa firma y sean regenteados por la nueva empresa, pero eso por un plazo corto de tiempo, hasta que se defina el alquiler.

La planta está tomada
La propuesta del empresario Aleua de arrendar la planta viene desde el último trimestre del año pasado, y no se ha podido llevar adelante porque el magistrado que interviene en el Concurso de Acreedores no se ha pronunciado al respecto de ese pedido. Con tantas idas y vueltas el interés por reflotar la empresa se habría disipado, y según trascendió mañana miércoles el inversor comunicaría oficialmente su decisión a las autoridades del gobierno rionegrino sobre la sugerencia que le hicieron.

En consecuencia, las expectativas sobre la evolución de estas negociaciones mantienen en vilo a ciento veinte familias que trabajaban en San José, y que se debaten entre solicitar la quiebra de la empresa y cobrar sus indemnizaciones, o esperar que se destrabe el alquiler y mantener la fuente de empleo.

Desde el domingo a la noche, las instalaciones de la pesquera están tomadas en forma ‘pacifica’ por parte de los obreros que decidieron adoptar esa medida y aguardar en esas condiciones la resolución que adopte el empresario, al tiempo que anticiparon que no descartan tomar acciones más duras si no reciben una respuesta favorable, y podría significar quema de cubiertas en el municipio o eventuales cortes de ruta.

El viernes los trabajadores ocuparon las instalaciones de la comuna de SAO y solo la desalojaron cuando se anunció una reunión entre funcionarios municipales y de la provincia con Aleua, que viajó de Chubut a Río Negro, pero el encuentro no se hizo en San Antonio sino en Sierra Grande.

Crisis terminal
El dueño de Marítima San José es el empresario Francisco Calo, quien no tiene intenciones de reabrir la planta mientras no supere el concurso. Aceptó la oferta de locación hecha por Aleua, pero ha sido el síndico Enrique Kiperman quien no ha dado luz verde para ese procedimiento extraordinario en medio del proceso concursal. Interviene un juzgado comercial con asiento en la Capital Federal, lo que dificulta aún más los contactos directos y las gestiones por parte del resto de los actores.

Con todo, en la localidad rionegrina de San Antonio no se alcanza a dispersar el humo de las cubiertas de una protesta pesquera cuando ya se están encendiendo nuevas piras de caucho por otra empresa en crisis. La ciudad vive su peor momento en lo que hace a la actividad de la pesca, y las alternativas para sostener los empleos se acotan cada día más.

Mañana será clave para el futuro de esos 120 trabajadores. El ofrecimiento realizado al inversor interesado es más una solución política que una medida que haga atractivo invertir en Río Negro.
Por Nelson Saldivia / Fotos de Walter Rodríguez

23/02/10
REVISTA PUERTO

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