El submarino nuclear brasileño y la opción francesa

FotoLa decisión de adquirir cuatro submarinos convencionales y uno nuclear a Francia ha producido ciertas resistencias por parte de los partidarios de la opción ofrecida por Alemania.

Dos importantes medios brasileños como son Folha de Sao Pablo y O Globo expresaron que el contrato francés tendría un costo de 6.7 billones de euros comparados con los 670 millones que totalizaría la propuesta alemana.  

Se denunciaba que, adicionalmente a la compra de cuatro submarinos convencionales Scorpene y un quinto a propulsión nuclear, Francia imponía a la empresa brasileña Odelbrecht, para la construcción de un astillero y una base, obras que tampoco estaban contemplada en ninguno de los planes navales en la actualidad, con lo cual se incurría en un gasto innecesario de fondos públicos.    

 Resaltaba también el hecho, que a la fecha, Francia solamente había podido vender  dos submarinos de este tipo a Chile y uno a Malasia, y que ni Francia ni ningún otro país integrante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lo emplea en sus flotas. 

Agregaba que las experiencias registran que las naves chilenas sufrieron fallas en alguno de sus sistemas y que el mantenimiento es comparativamente caro y complejo. 

 Estos datos se suman con que más del 80% del mercado mundial de submarinos convencionales está dominado por productos de la empresa alemana Howaldtswewerke-Deutsche Werf GmbH  (HDW), mientras que la francesa Direction de Contructions Navales Services (DCNS) cubre tan solo el 13%.  

El Ministerio de Defensa de Brasil se vio obligado a justificar el acuerdo entre los dos gobiernos, firmado el 23 de diciembre del 2008 y posiblemente el Ministro de Defensa Nelson Jobim deba dar explicaciones ante la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa de Cámara de Diputados, antes que ambos países firmen un contrato definitivo el próximo 7 de septiembre durante la visita del presidente Nicolas Sarkozy a ese país. 

Se afirma que ambos proyectos no son comparables, ya que la propuesta alemana de HDW era para la construcción de dos submarinos convencionales, sin contemplar el desarrollo de un submarino nuclear. Tampoco ofrecía la transferencia de tecnología, ni de mantenimiento y la construcción sería realizada tan solo en forma parcial en Brasil. 

La propuesta francesa, de la firma DCNS, incluye la construcción en Brasil, de cuatro submarinos convencionales tipo Scorpene, que servirán de base de capacitación local para el desarrollo del submarino nuclear, con las transferencias de tecnología del proyecto y la construcción, inclusive de los sistemas de combate. La propuesta francesa incluye el proyecto y construcción de un astillero especializado de submarinos nucleares y convencionales, además de una nueva base naval, con las características específicas que requieren los mismos.  

La parte nuclear del proyecto será exclusivamente brasileña, como continuación de un programa de investigación y desarrollo ejecutado por la Armada desde la década de los 70. 

Alemania no aceptó brindar la transferencia tecnológica ni el mantenimiento de los submarinos. Los submarinos que Brasil opera en la actualidad, los clase IKL-209, poseen la sección de proa, donde se encuentran los tubos lanzatorpedos, fabricada íntegramente en Alemania y el mantenimiento de los complejos sistemas de combate (sonares y computadoras de tiro) es también ejecutado exclusivamente con la asistencia de técnicos alemanes.                     

Se aclara que el astillero y la nueva base de submarinos proyectada en Sepetiba, en el estado de Rio de Janeiro, está prevista por la Armada brasilera desde 1993, refutando el argumento de que  la construcción del astillero y la base fue una innecesaria imposición francesa. Puntualizan el hecho de que se requieren astilleros de características tecnológicas y ambientales particulares para la construcción de submarinos, y particularmente los nucleares, cosa que no es satisfecha por ninguno de los existentes en la actualidad y que la base de la Bahía de Guanabara no tiene profundidad suficiente para las mayores dimensiones de un submarino nuclear. 

Brasil exigió  que las construcciones del astillero y la base fueran hechas por una empresa brasileña, que sería libremente seleccionada por la empresa francesa DCNS. Independientemente de a quien se le adjudicara la obra, no habría licitación, dada las características reservadas del proyecto, que de otra manera exigiría la divulgación pública de planos de instalaciones militares nucleares y de otra información sensible.
 
El casco del submarino clase Scorpene tiene el diseño típico de submarino de propulsión nuclear y emplea tecnología usada en el nuevo submarino nuclear  de ataque francés clase Barracuda, actualmente en construcción.  

Se destaca que como resultado de lo estipulado en el contrato, de que un 20% de cada nave, será de origen brasileño, unas 36.000 piezas, inclusive sistemas complejos, serán fabricadas en ese país. Hasta ahora hay 30 empresas homologadas para ser proveedoras del proyecto y otras en proceso de incorporación. 

El acuerdo entre Brasil y Francia debe ser interpretado como una etapa del programa iniciado por la Marina hace décadas, con el objetivo de capacitarse para la construcción de submarinos con propulsión nuclear y no como simple operación de compra de nuevas unidades. El inicio del programa de tecnología nuclear fue simultáneo con el de submarinos convencionales mediante un acuerdo con la firmas alemana HDW. De los 5 submarinos previstos en ese acuerdo, del modelo IKL-209, el primero fue construido en  Alemania y los últimos en el Arsenal de Marina de Rio de Janeiro (AMRJ).  

El "Tikuna", que es el más moderno, incorporó avances tecnológicos realizados en Brasil con participación alemana, pero aun así, no se contaba con la tecnología para el mantenimiento de esas naves ni el necesario desarrollo evolutivo hacia un submarino nuclear. Por esa razón se buscó nuevos socios que facilitaran dar un  paso fundamental hacia un proceso de superación de etapas acelerado. La construcción de cada uno de los cuatros submarinos convencionales brindará la capacitación progresiva al personal técnico que les permitirá avanzar independientemente hacia el de propulsión nuclear.  

El compromiso contraído por Brasil es importante por su alcance en el tiempo, ya que la vigencia del Acuerdo se proyecta hasta tres años posteriores a la botadura del primer submarino nuclear, aunque se puntualiza que no deberá exceder los 25 años.  

El punto central está dado por la finalización exitosa del reactor nuclear brasilero, un desafío con responsabilidad exclusivamente brasilera, que podría concretarse en un lapso aproximado de 5 años según algunas fuentes.

En un primer momento, las apreciaciones sobre los tiempos requeridos para finalizar el submarino nuclear, con proyecto y construcción totalmente brasileros, sin participación extranjera alguna, totalizaba entre 15 a 20 años, desde el momento de la toma de decisión de iniciarlo, a lo que se debía sumar el lapso necesario previo para la formación del personal de ingenieros y técnicos.  

Es probable que el Acuerdo con Francia le permita a Brasil la eliminación de extensas etapas y que de mantenerse la ejecución de los presupuestos asignados, el submarino nuclear brasileño se encontraría navegando el Atlántico Sur algunos años antes de lo anticipado.

Por Ignacio J. Osacar (Coordinador de la Comisión de Defensa del CENM)

20/07/09
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