Aunque sobra arena, al Consorcio Portuario ya lo tapó el agua

FotoTras la última sudestada, la boca del puerto marplatense se tornó imposible de sortear por falta de profundidad. Todos se quejan de la inutilidad de Pezzati. La draga Mendoza hace 24 días que mira desde el muelle.

Luego del temporal de lluvia y viento que azotó a Mar del Plata durante 48 horas a principios de semana, la situación de la boca de acceso a la estación marítima local se tornó más precaria aún y existe el serio riesgo de que quede bloqueada en los próximos días, si se repite el fenómeno climático.

La falta de profundidad en el canal secundario, única vía de acceso y egreso disponible en el principal puerto pesquero del país (el canal principal está tapado con un banco de arena de más de 1,5 millones de metros cúbicos), es tal que hace tres días, el buque Ceres, congelador del Grupo Valastro, tuvo que esperar un par de horas para poder ingresar en el momento en que subía la marea. Vergonzoso.

Mientras tanto, en las aguas interiores del puerto hay dos dragas amarradas en el muelle. La 259 C Mendoza, de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación, inactiva desde el martes 9 de junio al fundirse uno de sus motores principales. Y la Acróbata, interdicta por la Justicia Federal, por una deuda con el SI.CO.NA.RA, y en peores condiciones mecánicas que la otra. Y eso es mucho decir.

“La tormenta ha volcado sedimentos en la enfilación 216 y ha cambiado considerablemente las condiciones para transitar por el sector”, resumió uno de los prácticos que se mueve diariamente en esa zona de turbulencias.

Si la situación por la que atraviesa el puerto no se constituyó en un escándalo de mayores proporciones es porque la Gripe A se descontroló después de la votación dominical y ocupa el interés y la atención de la opinión pública.

Es que en realidad, todo lo que engloba al Consorcio Portuario, sin excluir a José Pérez de la Sierra, su asesor en materia de dragado, está caracterizado por el amateurismo.

En condiciones óptimas, el canal secundario debería tener 100 metros de ancho, con una profundidad de 9 metros. Pese al trabajo de la draga Acróbata el año pasado y lo que dicen que operó la 259 C Mendoza, en estos días en que vino de turismo a Mar del Plata, el canal nunca llegó a superar los 70 metros de ancho. Con una particularidad: el banco de arena que modela el camino obliga a los barcos a dibujar una curva pronunciada que acota los márgenes de maniobra y vuelca a los buques sobre la Escollera Norte. Pasan a menos de dos metros de las piedras.

Antes del temporal, en esa zona el margen de maniobra era de 10 metros. Ahora, la sonda del remolcador da una profundidad máxima de 8 metros. Pero harán una batimetría para sacarse todas las dudas, o sumar certezas. Si no da bien, es una fija que los barcos grandes no puedan entrar ni los que están adentro, salir.

Ante este nuevo mapa del acceso al puerto habría que olvidarse de ver por un tiempo al buque portacontenedores de la naviera Maersk, la única que hasta ahora podía entrar, con una embarcación de menos de 140 metros, y cargado sólo con la mitad de sus posibilidades.

Mientras la arena se acumula en el acceso del puerto y amenaza con invadirlo todo, desde el Consorcio nadie sale a ponerle el pecho al problema. Sólo acompañan con cara de “¿a vos te parece?”. Tanto las cámaras empresarias que reúnen a la flota pesquera, como los estibadores y la propia industria naval no dan crédito al grado de impericia de sus autoridades. Y lo que es peor: no ven una solución en el corto plazo para revertir el ahogo de sedimentos que les quita el aire.

Luego de que el domingo se encallaran dos barcos en menos de tres horas y el Ceres tuviera que aguardar otro tanto en rada hasta que subiera la marea para poder descargar su bodega, el miércoles hubo una reunión en dependencias del Consorcio, solicitada por Darío Sócrate y Oscar Fortunato, la cara visible de los intereses pesqueros en la ciudad, ante la pasividad de Pezzati y compañía.

Ese día, más temprano, Florencia Garrido, gerente de la Cámara de la Industria Naval de Mar del Plata, había criticado fuertemente a las autoridades del Consorcio en declaraciones radiales, por su falta de respuestas ante el problema. El dique flotante que opera dentro del puerto, para subir un barco grande debe hacer malabares para que no se embanque en el fondo.

Además de enumerarle y recriminarle a Pezzati, uno a uno, todos los pesares de la flota pesquera, Sócrate y Fortunato apelaron a la única opción posible: recurrir a Ricardo Luján, subsecretario de Puertos, para apurar los trabajos en la Mendoza. ¿Traer otra draga? Difícil, por más que se hayan llevado una respuesta ambigua. La Acróbata, que está en el puerto, tiene varios certificados de la Prefectura vencidos y para levantarlos es impostergable una visita a dique. Esos trámites más o menos, emparejan al regreso ¿triunfal? de la 259.

REVISTA PUERTO tomó contacto con representantes de distintos sectores vinculados con la actividad pesquera y portuaria, quienes repitieron el discurso de emergencia y sus preocupaciones, pero evitaron hacerlo público.

“Si con putearlos solucionáramos algo, con todo gusto. Pero no sirve de nada; estamos atados a estos inútiles y por ahí hasta te hacen juicio”, coincidieron algunos. Sin perder el humor, otros preguntaron si no se podía “adelantar” la asunción de Pezzati como concejal del oficialismo para que abandone el sillón mayor del Consorcio Portuario.

Aunque es poco probable que suceda, más ahora que está blindado por el voto del pueblo, lamentablemente, la crisis por la falta de calado no se soluciona con la eyección del titular del Consorcio.

Para conseguir las respuestas que los sectores productivos vinculados con la actividad pesquera, portuaria y naval requieren, indefectiblemente hace falta tiempo. Y suerte. Porque todo lo que pudo hacerse mal, ya se hizo.

Sobre todo por contratar dos dragas inadecuadas, que encima, llegaron en un estado deplorable; y venderlas como la solución al problema.

La Acróbata fue un invento de algún trasnochado que lejos de avanzar en el retiro de arena, apenas pudo mantener el canal secundario transitable. Y lo de la Mendoza fue una imposición del Gobierno nacional, que sólo beneficia al SIPEDyB, pero a la que en el Consorcio se abrazaron con devoción. ¿Ya habrán advertido que la draga puede convertirse con facilidad en un salvavidas de plomo?

Hace falta tiempo para que la Mendoza recupere operatividad y pueda hacer lo mismo con el canal secundario. En el Consorcio, quemados con leche, ya ni quieren hablar de plazos. Los quince días que prometió Pezzati se cumplieron hace mucho. Qué le hace una mancha más al tigre. Se votó, ganó y para él todo ahora es más relativo. Encima no suma que su mandato tenga fecha de vencimiento.

Claro que el relativismo de Pezzati no alcanza a invadir la anatomía de Oscar Fortunato. El Presidente de CEPA llenó de gritos la sala de reuniones del Consorcio, mientras los prácticos y la gente de la Prefectura, nerviosos, miraban para otro lado. Casi fuera de sí, Fortunato hasta prometió que si no había una solución al problema de dragado, ventilaría el origen de los fondos que le permitieron al Intendente Pulti ganar la reciente elección. Medios amigos donde publicarlo, tiene para elegir en su ciudad.

Es conocido, y no nuevo, el apoyo de algunos sectores de la pesca para el financiamiento de Acción Marplatense, el partido oficial. De tres empresarios, integrados, para ser específicos.

A la inoperancia de Pezzati, Fortunato ya la tiene asumida desde que llegó al puerto; pero en la última reunión lo sacó de quicio y lo insultó de lo lindo, contaron fuentes que estuvieron presentes.

Hasta ese momento Fortunato creía poder soportar la falta de aptitud de Pezzati para ocupar ese cargo. Pero con la arena al cuello, lo indignó que el presidente del Consorcio ni siquiera se mostrara preocupado. El lobbysta de CEPA está en llamas, pero lo que más lo irrita es que su amigo, el Intendente Municipal, tampoco le atiende el teléfono.

Para mantener operativo el puerto también hará falta suerte. “Un milagro”, califican los apocalípticos, para que la naturaleza se apiade de la estación marítima y en este tiempo ayuno de draga, no se generen nuevas sudestadas, con fuertes vientos que puedan desmoronar el banco de arena y terminar de obstruir el único pasadizo que hoy comunica a Mar del Plata con el resto del mundo.

Por Roberto Garrone - Fotos de Diego Izquierdo / Guillermo Nahum

03/07/09
REVISTA PUERTO

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