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EL SACRIFÍCIO
Subida el 01/06/2008

How hard is to become a Pro Wrestler

Habitualmente se asocia al wrestling con un espectáculo violento carente de cualquier sentido y/o lógica en el que dos hombres de “cromañón” de enfrentan en una batalla que vera como el que haga un mayor desprecio de las reglas se erguirá como vencedor de la contienda. En visión del mundo del wrestling, suele venir acompañada de frases poco afortunadas como la archiconocida: “es todo un teatro”, “es un canto a la irracionalidad” y sobre todo una que es especialmente sangrante, esa que dice tal que así: “eso que hacen lo hace cualquiera”. Esta inofensiva frase, demuestra el poco respeto y el nulo conocimiento que existe hacia y sobre el mundo del wrestling, por parte del gran público, al que por norma general le interesa quedarse estacando en la alarma social atacando la causa del mes.

Bien, desde esta sección, en la que pretendemos difundir el wrestling como una afición sana, nos hacemos eco de lo desafortunado que es dicho comentario, de tal manera que trataremos de mostrar lo duro e ingrato que en muchas ocasiones es el camino que conduce hacia el profesionalismo en el mundo del wrestling.

Para empezar y como ya hemos dicho en otras ocasiones, no todo el mundo sirve para este deporte espectáculo. Los luchadores profesionales son auténticos atletas, que se entregan de lleno al entrenamiento de manera constante (desde su mas tierna infancia), sin dejar de aprender cada día, en pos de llegar a ser mejores profesionales si cabe. Pero tomemos como ejemplo aquellos luchadores que tienen un pasado deportivo que haría palidecer de envidia a cualquier atleta, como es el caso de Kurt Angle, wrestler al que nadie podrá dedicar la dichosa frasecita de “eso lo hace cualquiera”.

- Kurt Angle
comenzó a entrenarse en la disciplina de la lucha libre olímpica a la corta edad de seis años. Paso a paso, y tras fatigosos entrenamientos fue creciendo dentro de la lucha libre hasta llegar a convertirse en un excelente luchador. Su paso como luchador no se detuvo en el instituto y siguió compitiendo en la universidad donde obtuvo resultados notables a nivel nacional e internacional, donde llegó a ganar diversas medallas. Una vez acabada la universidad, siguió luchando y ganó el campeonato del mundo en 1995 y poco después en Atlanta 96 se hizo con el oro. Su preparación para los juegos olímpicos fue extremadamente dura, ya que las jornadas de entrenamiento llegaron a superar las 10 horas de duración, pero mereció la pena. Sacrificio, esfuerzo, constancia, superación, tesón, energía fueron los mejores aliados de este atleta en aquellos momentos, como lo siguen siendo hoy.
Las lesiones no le apartaron de la meta que se había fijado, conseguir el oro. Dos años más tarde se convirtió en wrestler profesional, demostrando a todo el mundo que los luchadores no son unos paludos en calzón corto salidos de cualquier gimnasio. Angle demostró, que los wrestlers son unos atletas, unos hombres que gracias a su constante entrenamiento y fabulosas aptitudes físicas se pueden dedicar al mundo de los deportes de entretenimiento. El camino que le llevo al profesionalismo no fue fácil y el que lo mantiene en el tampoco lo es. Los viajes, los entrenamientos, los aficionados, las lesiones…la misma rutina a la que cualquier deportista de elite debe acostumbrarse psicológicamente si quiere sobrevivir en el mundo al que pertenece.



- Otro luchador que podría hacer enmudecer, y no solo por su intimidante presencia, a más de uno es Scott Steiner. El actual luchador, también despunto en el instituto como luchador olímpico, lo que le valió para conseguir una beca de estudios completa en la universidad de Michigan, donde alcanzo la cumbre del deporte colegial. Steiner comenzó a andar el camino que le llevó al profesionalismo realizando una gran cantidad de esfuerzos físicos ligados a extenuantes entrenamientos y continuo aprendizaje que le valieron para obtener la disciplina necesaria para poder triunfar en cualquier objetivo que se planteara.



Ser luchador de lucha libre no es un camino fácil, es un camino que implica disciplina, voluntad y constancia, un camino que no todo el mundo es capaz de aguantar, un camino que solo unos pocos hombres y mujeres hechos de una pasta especial consiguen andar. El mundo del wrestling jamás se verá exento de polémica, pero nunca se podrá dudar de la profesionalidad, entrega, sacrificio, constancia y valentía de la que hacen gala los luchadores.


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