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Honest broker
Central Bank President Martín Redrado’s admission that his monetary authority is “profoundly worried about the current level of inflation in Argentina” is a startlingly refreshing example of honesty in the decisive stages of an election campaign, a time when the systematic deceit of politics is at its height. Since this concern was expressed by one of the frontrunners to head the Economy Ministry should first lady Cristina Fernández de Kirchner win next month’s elections, could this mean that the government is planning to come clean about surging inflation and that the days of INDEC statistics bureau’s manipulated prices (and of Domestic Trade Secretary Guillermo Moreno, the architect of that policy) are numbered?
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El reconocimiento por parte del presidente del Banco Central, Martín Redrado, de que su organismo monetario está “profundamente preocupado por el nivel actual de la inflación en la Argentina” es un ejemplo sorprendentemente novedoso de honestidad en las etapas decisivas de una campaña electoral, un momento en el que el engaño sistemático en la política está en su punto máximo. Dado que esta preocupación fue expresada por uno de los principales candidatos para encabezar la cartera de Economía de resultar triunfadora la primera dama Cristina Fernández de Kirchner en los comicios del próximo mes, ¿podría significar que el gobierno planea sincerarse sobre la inflación en aumento estrepitoso y que los días de la manipulación de precios del INDEC (y los días del secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, el artífice de esa política) están contados? El pesimismo de Redrado se basa en el mismo auge de precios de bienes primarios que ha ayudado tanto a impulsar el crecimiento de la Argentina en los últimos años, ya que cree que tarde o temprano estos altos precios mundiales de alimentos llegarán a la Argentina. No mencionó el gasto público imprudente en la recta final de las elecciones, que sin duda estimula la inflación. Sin embargo, no sólo es probable que el gobierno reduzca el gasto público una vez que se realicen las elecciones: la actual escasa disponibilidad de crédito a raíz de la crisis de hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos inexorablemente hace subir las tasas de interés, lo que debería ayudar a dominar la inflación (basta sólo mirar a Brasil). Quizás la verdadera preocupación de Redrado no es tanto la inflación sino el fin de las políticas expansivas económicas y monetarias que han ayudado a provocarla. La Argentina puede invertir o bien hacer ajustes para salir de la inflación y todas las pruebas apuntan a que esto último sea la perspectiva más probable. Demasiada gente del mundo tanto político como empresarial argentino parece pensar que el remedio es peor que la enfermedad, pero deben entender que la enfermedad es mortal. No obstante, Redrado tiene razón en preocuparse por la inflación mientras la incertidumbre de un año electoral continúa; quizá “inmediatamente” habría sido un adverbio tan adecuado como “profundamente” para calificar su preocupación. Incluso figuras como Moreno están en retirada, faltando varias semanas para que el nuevo gobierno se emplace a fin de año. ¿Quién sabe cuánto subirán los precios en ese lapso? Y cuando el nuevo gobierno se instale, su éxito no sólo dependerá de su conducción y sus políticas sino de su contexto: una cosa es tomar el poder con los vientos favorables de la recuperación local y un auge mundial de precios de bienes primarios como ocurrió con Kirchner en 2003, y otra es comenzar en medio de una crisis crediticia global y una espiral inflacionaria en ciernes a nivel nacional.
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