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ENGLISH VERSION
Pawn takes queen?
With less than one month to go before the October 28 presidential elections, the campaign remains bereft of suspense and content alike and both these failings can be laid largely at the door of the ruling party’s candidate, the first lady Senator Cristina Fernández de Kirchner. The lack of suspense might not be her fault but then it becomes all the more important for both the country and the world to know her future government plans. Firmly refusing debate or media interviews at home, she is hardly more communicative on her increasingly frequent trips abroad, as the way she dodged the awkward questions at the Council of the Americas lunch on Wednesday shows.
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Faltando menos de un mes para las elecciones presidenciales del 28 de octubre, la campaña sigue privada de suspenso y contenido por igual, y ambas fallas pueden atribuirse sobre todo a la candidata oficialista, la primera dama y Senadora Cristina Fernández de Kirchner. Tal vez la falta de suspenso no es su culpa, pero se vuelve más importante tanto para el país como para el mundo conocer sus futuros planes de gobierno. Negándose firmemente a realizar debates o entrevistas con los medios en su país, se muestra apenas más comunicativa en sus cada vez más frecuentes viajes al exterior, como lo muestra el modo en que eludió las preguntas incómodas en el almuerzo del Consejo de las Américas el miércoles. Se presume en general que el motivo de esta estrategia esquiva es la resistencia a perjudicar su ventaja en las encuestas corriendo el riesgo de hacer un mal papel en un debate con un rival o con un entrevistador, pero las razones bien podrían ser más internas que externas: la primera dama teme mucho más hacer olas que ir hacia la tempestad. En el estado actual de las cosas, sólo el jefe de Gabinete Alberto Fernández (a pesar de algunos errores atroces) y un par de ministros pueden sentirse seguros en sus puestos. El resto de los miembros del mandato de Néstor Kirchner con sus empleos en juego son potencialmente enemigos mucho más peligrosos que cualquiera de la irresponsable oposición (como los escándalos de mitad de año alrededor del efectivo “traspapelado” en el despacho de la ex ministra de economía Felisa Miceli y la valija del Aeroparque parecerían demostrar), y resulta muy difícil ofrecerle al público verdaderos cambios de política sin despertar los malignos instintos de supervivencia de algun funcionario clave. De esta manera, la indignación por los precios manipulados es tan grande que se ha presionado al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para que anuncie su partida a fin de año (probablemente no sea una casualidad que se permita que se intensifique un conflicto sobre el verdadero nivel de la inflación en la provincia del compañero de fórmula de la primera dama, el gobernador de Mendoza, Julio Cobos); aunque queda por ver si Moreno se irá efectivamente, especialmente si la mayoría electoral de la señora de Kirchner termina siendo poco convincente. En este contexto, parece más tentador hacer la plancha hasta la victoria que arriesgar a dar indicios de políticas. Sin embargo, incluso señales tímidas como la futura retirada de Moreno o el debate reprimido en Mendoza no pueden reemplazar un ataque frontal sobre los temas candentes actuales, como la inflación y también el delito (especialmente luego del descubrimiento del cadáver del empresario agropecuario secuestrado Francisco White el jueves). ¿Acaso no es ya hora de que nuestra supuesta futura presidenta se muestre como una líder en lugar de un producto de las encuestas y su propio aparato? |