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VERSION EN CASTELLANO
Las grandes esperanzas
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HERALD STAFF |
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ENGLISH VERSION
Great expectations
Last Sunday’s editorial was centred on the idea that the main danger facing Cristina Fernández de Kirchner’s presidential candidacy comes not so much from the opposition as from within government ranks (especially those who see little future for themselves in her administration) — today’s editorial will commence with the proposition that the biggest threat to a seemingly inevitable victory three Sundays from now is not any danger of actual defeat but not measuring up to expectations.
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El editorial del domingo pasado se centró en la idea de que el principal peligro que enfrenta la candidatura presidencial de Cristina Fernández de Kirchner no proviene tanto de la oposición sino de las propias filas oficialistas (especialmente de aquellos que ven poco futuro para sí mismos en su gestión); el editorial del día de hoy comienza sugiriendo que la amenaza más grande a una victoria al parecer inevitable dentro de tres domingos no es el peligro de una derrota sino estar a la altura de las expectativas. Todos los datos apuntan en forma abrumadora a un triunfo arrollador: no sólo las encuestas que muestran a la primera dama con una ventaja de casi el 30% sobre cualquier otro candidato, sino incluso cuando se consideran sus peores resultados en circunscripciones más hostiles y con la interpretación más negativa. Por ejemplo, los resultados de dos tercios de las provincias que votaron hasta ahora (quizás lo único que realmente cuente) han sido mucho más desiguales que lo que sugerirían los márgenes apabullantes que aparaecen en los sondeos que dan como ganadora a la Sra. de Kirchner, pero incluso este hecho sirve de poco consuelo a la oposición. Aun teniendo en cuenta los tres principales distritos donde les ha ido peor a los candidatos respaldados por el gobierno (dejando aparte provincias como Tierra del Fuego cuyo porcentaje del electorado nacional es minúsculo), la Capital Federal, Córdoba y Santa Fe reúnen algo más de la mitad de los votos del bastión peronista de la provincia de Buenos Aires. Y aun en estos distritos Cristina Kirchner le lleva la delantera a Elisa Carrió con un 28 frente a un 21% en esta ciudad, con un margen enorme del 25% por encima de la misma rival en Santa Fe, pese a la victoria impresionante del mes pasado en esa provincia del socialista Hermes Binner (que le ha dado a Carrió su compañero de fórmula). No existe el peligro de derrota entonces, o incluso de un ballotage, pero la señora de Kirchner debe procurar no defraudar las esperanzas a un punto que perjudicaría también a su mandato. Su marido Néstor Kirchner surgió como vencedor de las últimas elecciones hace cuatro años con un 22%, que bastó para echar por tierra la moral del vencedor en primera vuelta, Carlos Menem. Cristina Kirchner podría duplicar esa cifra este mes y aun así ser vista como perdedora, simplemente por no satisfacer las expectativas. Y la participación del electorado bien podría decepcionar: hay mucha autocomplacencia y muy poca admiración espontánea de los Kirchner, lo cual una campaña pasiva (quizá influida por el temor de complicar la interna oficial, como se indicó en el editorial del domingo pasado) no ayuda a despertar. Independientemente de la cuestión de la legitimidad, el volumen de su mayoría influirá sensiblemente en lo que en varios sentidos es la principal pregunta (en mucho mayor medida que el resultado de estos comicios): ¿cuánto cambio y cuánta continuidad traerá la presidencia de Cristina Kirchner? |
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