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VERSION EN CASTELLANO
Política verde todavía verde
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HERALD STAFF |
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Green about green
Given that the Foreign Ministry’s top environmental troubleshooter had been sacked on the eve of the presidential departure to New York after complaining about the total dearth of any environmental policy, President Néstor Kirchner may well have had his reasons for shifting the climate change issue of yesterday’s United Nations summit towards his own comfort zone of debt rhetoric. Rather than making any contribution to a global consensus on sustainable development, Kirchner preferred to complain about the “unbearable burden of foreign debt” (with some implied self-congratulation for the haircut solution he imposed at the start of his presidency) and blasted the creditors of that debt as “environmental debtors.”
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Como el principal referente en temas ambientales de Cancillería fue despedido en vísperas de la partida presidencial a Nueva York, luego de quejarse acerca de la carencia absoluta de cualquier especie de política ambientalista, el Presidente Néstor Kirchner bien puede haber tenido sus razones para llevar el tema del cambio climático de la cumbre de las Naciones Unidas de ayer hacia el área en la que se siente más cómodo: la retórica de la deuda. En lugar de contribuir a un consenso global sobre el desarrollo sustentable, Kirchner prefirió quejarse acerca de la “insoportable carga de la deuda externa” (con algunas autofelicitaciones implícitas por la quita que impuso al comienzo de su presidencia) y atacó a los acreedores de esa deuda acusándolos de “deudores ambientales”. Nada de lo que Kirchner tuvo para decir acerca de los intercambios de conservación por deuda ofreció avance alguno en la lógica de Kyoto del canje de emisiones, y su rígida distinción entre países desarrollados y en vías de desarrollo como villanos y héroes del cambio climático tampoco tuvo en cuenta la emergencia de China como el país más contaminante del planeta. En resumidas cuentas, el discurso que pronunció Kirchner ayer en Nueva York fue una confirmación indirecta de la acusación del diplomático despedido Raúl Estrada Oyuela de que este gobierno no tiene política ambiental. Las críticas de Estrada Oyuela no dependen de ninguna manera del resultado del conflicto por las papeleras con Uruguay, en el que el funcionario despedido ofició como principal negociador durante un largo período. Todo apunta a un pronto arreglo de esta disputa durante el hiato que habrá en noviembre entre las elecciones y la subsiguiente asunción de mando, que en líneas generales determinará que Argentina acepte un monitoreo conjunto de la planta de Fray Bentos (lo que quizás sea presentado como un gran triunfo diplomático argentino por más que Uruguay lo haya ofrecido en todo momento) a cambio de que Uruguay demore el inicio de operaciones de la pastera hasta que las elecciones hayan quedado prudencialmente atrás: la realidad de la finalización de la construcción de la planta de Botnia deja pocas opciones por fuera de buscar alguna solución que nos deje bien parados. Pero sin importar el resultado final, la política ambiental no es parte del problema ni parte de la solución: le resulta igual de irrelevante al nacionalismo del actual enfrentamiento como a la conveniencia política de mejorar la imagen internacional de la Argentina. De esta manera, el argumento de Estrada Oyuela acerca de la falta de política ambiental, básicamente, se sostiene. Al criticar al gobierno en general, Estrada Oyuela también señaló de forma particular a la Secretaria de Medio Ambiente Romina Picolotti, diciendo que deberá “responder ante la historia por las cosas que está haciendo en este momento” (y quizás por las que no está haciendo, ya que no ha habido respuesta aún a las acusaciones de nepotismo y defraudación realizadas por Clarín hace un par de meses o a las actuales críticas de Estrada Oyuela más allá del despido de este diplomático). Pero la crítica se dirige al gobierno en su totalidad, porque en un gobierno auténticamente ecologista la preocupación por el medio ambiente se extiende a todas las dependencias en lugar de ser responsabilidad de una sola funcionaria. |
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