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Iran dilemma
Argentina is so far removed from the world’s centres of power and hotspots alike that the annual General Assembly of the United Nations in New York every September is normally the occasion for safe platitudes and at most shopworn South Atlantic sovereignty claims as far as this country is concerned. Yet this might well change this week because President Néstor Kirchner is walking straight into a potential collision course — the recent resurgence of international pressure against Iran versus the Kirchner administration’s penchant (especially espoused by his spouse, Senator Cristina Fernández de Kirchner) for picking up brownie points on every visit to New York by reiterating charges against Iran for allegedly masterminding the 1994 AMIA Jewish community centre bomb massacre.
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Argentina está muy lejos tanto de los centros de poder como de los ejes de conflicto del mundo, por lo que la asamblea general anual de las Naciones Unidas en Nueva York en el mes de septiembre es normalmente el momento para repetir cómodos tópicos y a lo sumo manidas reclamaciones por la soberanía del Atlántico Sur en lo que a este país concierne. Pero esto bien podría cambiar esta semana, porque el Presidente Néstor Kirchner marcha directamente hacia una encrucijada: el reciente resurgimiento de la presión internacional contra Irán versus la costumbre (especialmente encarnada por su esposa, la Senadora Cristina Fernández de Kirchner) por hacer méritos en cada visita a Nueva York reiterando las acusaciones contra Irán por supuestamente planear el sangriento atentado contra la AMIA en 1994. El encargado de negocios iraní en Buenos Aires, Mohsen Baharvand, aprovechó este potencial dilema para advertir a la Argentina que cualquier intento en esta última dirección sería interpretado como una adhesión a quienes buscan ir a la guerra contra Irán, en comentarios publicados prominentemente por el diario argentino de mayor tirada (quizás una extraña opción de prioridad en el día de Yom Kippur). El mundo ya ha visto un extraordinario giro de 180 grados por parte de Francia, que antes estaba en contra de todas las acciones de las Naciones Unidas contra Irak después de diluir hasta el absurdo la alternativa de los ultimátums de la ONU pero que ahora se encuentra repentinamente al frente del movimiento contra el programa nuclear de Irán: ¿veremos a Kirchner dirigirse hacia un parecido cambio de roles, con una participación en Medio Oriente similar a la del repudiado Carlos Menem? Por más baja que haya sido la prioridad del caso AMIA en la agenda neoyorquina de Kirchner, ahora difícilmente pueda desconocerlo. Debe caminar por un estrecho sendero entre seguir con una investigación con la que se ha comprometido en repetidas oportunidades (y más aún su mujer) al tiempo que mantiene la histórica alergia de la Argentina a mezclarse en conflictos internacionales. Un problema para cualquier redactor de discursos presidenciales. Ciertamente, hubo una interesante muestra de lenguaje corporal en el hecho de que en la víspera de su partida a Nueva York el día de ayer la candidata presidencial que encabeza las encuestas, Cristina Kirchner, estuvo mucho más interesada a fines de la semana pasada en sacarse fotos junto al embajador de Estados Unidos, E. Anthony Wayne, que con el presidente ecuatoriano Rafael Correa, un aliado del venezolano Hugo Chávez, durante su visita al país (y ni hablar de tener contacto alguno con Baharvand). Se espera con interés el tono de la despedida del Presidente Kirchner a la comunidad internacional en Nueva York esta semana. |